SER PACIENTES

“Perder la paciencia es perder la batalla”. Mahatma Ghandi.

La paciencia está entre las grandes virtudes universales.

Perder la paciencia es dejarse llevar por las emociones en su versión más reactiva, no escuchar, y cortar las posibilidades de logro. Perder el control, sentirse derrotado y claudicar.

Aún cuando las situaciones, los intercambios, las interacciones, puedan ser difíciles, irritantes, o parecer imposibles, perder la calma y enfadarse no solo no resolverá nada, sino que seguramente empeorará las cosas.

Seamos conscientes y no nos dejemos alterar para poder gestionar bien las emociones, comunicarnos congruentemente y ser fieles a nosotros mismos.

No confundamos ser paciente con rendirse, mostrarse excesivamente vulnerable o perder el protagonismo.

Simplemente disfrutemos del presente, sin prisas. Disfrutar de cada instante sólo es posible con unas dosis de paciencia. 

La paciencia nos permite ver con claridad el origen de los problemas y la mejor manera de solucionarlos. La podemos desarrollar y trabajar para así aprender a vivir sin prisas. 

Se trata de vivir equilibradamente, y no a tirones energéticos o emocionales.

Practiquemos la paciencia a través acciones que nos hagan disfrutar, y llevemos esa sensación a toda nuestra vida, por ejemplo colocando el armario, o limpiando el coche o sentándonos una tarde a leer un buen libro. Sin prisas. Disfrutemos de ello. Y después llevémoslo a todas las acciones diarias. 

El día tiene 24 horas para todos, la gestión de nuestras prioridades nos ayudará a cultivar la paciencia. Hacer mucho no es lo mismo que hacerlo bien.

Todo está a nuestro alcance, solo depende de nuestra paciencia alcanzarlo.

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SENSIBILIDAD

“Bellos rostros son los que revelan, en el semblante la luz de un alma grata, bellas manos son las que realizan, actos nobles buenos y verdaderos. Bellos pies son los que deprisa acuden a aliviar la pena ajena” Sócrates.

Seamos conscientes de que todos somos iguales, aunque con pequeñas diferencias, y de que cerca podemos tener a personas que pueden estar sufriendo en silencio por una reacción desmedida e incontrolable por su condición física, emocional, etc., que no está en sus manos controlar.

Si queremos vivir en una sociedad empática prediquemos con el ejemplo personal y busquemos la neutralidad.

Intentemos equilibrar en lo posible nuestra vida en todos los sentidos: en el uso de químicos en la limpieza, en los químicos cosméticos, en las relaciones, etc.

La empatía es fundamental para la convivencia, y aunque nos parezca maravilloso el olor, por ejemplo, de ciertas fragancias sintéticas, tengamos en cuenta que si vamos a acudir a espacios públicos cerrados, como por ejemplo una consulta médica o si viajamos en trasporte público, quizás la persona que tenemos al lado se esté literalmente “envenenando” con algo que a nosotros en principio nos parece agradable. Qué decir con el tema desinfección desmedida que estamos sufriendo últimamente, tarde o temprano aparecerán reacciones adversas al uso descontrolado de estas sustancias. Sin embargo un «buenos días» con una sonrisa o ceder el asiento, puede ayudar a alguien que esté bajo mucho estrés familiar o laboral, por ejemplo.

Hoy día el estrés lo consideramos hasta normal en el ser humano. Conocemos bien su lado patológico, que es cuando estamos padeciendo sus consecuencias negativas en el tiempo, pero su verdadero significado aparece cuando nos damos cuenta de que nos estamos saturando física, mental o emocionalmente. El estrés es la alteración del equilibrio interno.

Cuanto más sensibles seamos, más notamos este desequilibrio y nuestro cuerpo lo puede manifestar de distintas formas dependiendo de nuestra sensibilidad.
Se produce una reacción natural que nos indica la necesidad de cambiar para adaptarnos a algo nuevo, un mecanismo para que nos vayamos acoplando y acomodando a situaciones distintas. Pero debido a las condiciones actuales en las que vivimos, nuestros organismos a veces no son capaces de ajustarse a determinadas circunstancias.

Cuando somos demasiado sensibles y el estrés (químico, emocional, etc.) se mantiene en el tiempo podemos entrar en una fase de agotamiento.

El trabajo, las relaciones familiares, la situación social, salutogénica, económica, etc. o condiciones internas, como la sensibilidad a ciertos productos cosméticos (perfumes, agentes sintéticos, etc.), o al ingerir determinados alimentos (gluten, lácteos, etc.), nos generan a algunas personas una respuesta física o emocional, que a veces podemos gestionar y otras veces llegamos a nuestro punto máximo de saturación.

Pensemos en los demás, y especialmente en los niños que nos rodean, y en su sensibilidad natural ante el estrés.

Seamos respetuosos con la salud física, emocional y mental propia y de los demás.

La felicidad está más relacionada con la paz, que con la satisfacción de muchos deseos. Así que dejemos a los que nos rodean vivir en paz, e intentemos no generarles estrés de ningún tipo.

Lo que para ti puede ser inocuo, para nosotras puede ser tóxico.

Seamos conscientes.

#anayany
#SQM
#amorinfinito

UN REENCUENTRO MUY DESEADO

“En la amistad todos los pensamientos, todos los deseos y todas las esperanzas nacen y se comparten en una silenciosa alegría” Gibran.

Existen pocos tesoros como la amistad.

Cualquiera puede ser un conocido, pero no todos pueden ser verdaderos amigos. Hablamos de amistad consciente y desinteresada.

Un afecto puro e incondicional, capaz de generar lazos afectivos consistentes e incluso indestructibles a pesar del tiempo o la distancia.

La amistad es alegría y confianza. Mucha confianza en ese que tenemos como verdadero amigo.

Cuando una persona nos atrae, nos despierta cariño y simpatía; cuando podemos confortarnos y confortarla, departir y compartir, inspirarnos con sus palabras y sus silencios y enriquecerla con los nuestros.

Cuando es un manantial de amor, y nos molestamos mutuamente en cuidar esa amistad y consolidarla y no se producen equívocos, desconfianza o engaños, entonces hablaremos de amistad.

La visión clara y la generosidad no material son esenciales. Es pura cooperación y si somos egoístas, difícilmente existirá una auténtica amistad.

Además el amigo no es un juez. No juzga, escucha y respeta.

También hay que saber elegirlos, como ellos deben saber elegirnos a nosotros. Parte de la grandeza de la amistad es que los amigos se eligen libremente.

Cuando encontramos a personas así, no queremos que desaparezcan de nuestras vidas nunca.

Por eso la verdadera amistad es para siempre.

Gracias Ana, ha sido precioso abrazarte de nuevo.

Abrazo de OSO para todos, AMIGOS💗💗💗

#anayany
#amorinfinito
#nosvemosenmafalda

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