Hoy en día, vivimos en una sociedad muy conectada tecnológicamente pero muy desconectada de los ritmos de la vida vegetal, muy desvinculada de los ciclos naturales, por lo que nosotras habitualmente abrimos los ojos y festejamos la belleza de la naturaleza para unirnos a ella. En esta época nos hemos sorprendido y abrumado dando un paseo por bosques y campos, observando cómo los árboles comienzan a reverdecer, la savia que sube con fuerza por su corteza inunda ramas y tallos, y decora con tonos verdes las hojas nuevas que pintan el paisaje. Y sobre el verde de hojas y praderas, las infinitas tonalidades amarillas, azules y violetas de todas las flores primaverales: dientes de león, tréboles, margaritas, rosas… Algunas forman parte ya de nuestro altar de celebración. Es el momento de abrir nuestros pulmones, y respirar el delicioso y dulce aroma de las flores, arbustos y árboles que florecen en estos momentos, como el saúco, la bola de nieve, la menta o el árbol del té.
Todos los días hay motivos para celebrar. Estar vivas es el mejor motivo de celebración. Pero hoy además celebramos la fiesta celta de Beltane (del 30 de abril al 1 de mayo). Es el día que marca el inicio de la mitad más luminosa del año. “Beltane” significa el «buen fuego» o «fuego luminoso». Su nombre representa la idea de la luz y del calor. Es el puente entre el equinoccio de primavera y el solsticio de verano. Beltane es el punto álgido de la primera, un tiempo de luminosidad, inspiración y creatividad. Nosotras usamos el mágico momento de esta ocasión para planificar nuevos proyectos y celebramos este momento en el que la energía de la primavera alcanza su punto máximo, la exaltación de la naturaleza, rindiendo culto a la tierra, la vida y el renacer.
Estos días hemos visto desde nuestra ventana cómo la tierra florece en todo su esplendor desde el calor de la creación que fluye gracias al agua mágica del rocío que da la vida. Tierra, aire, agua y fuego, que es luz y sol, se unen de nuevo en uno de los momentos anuales en el que nos conectamos con la energía de la vida. Un momento de plenitud, de crecimiento, con abundancia, y de renacimiento. Este año, lo fusionamos con una de nuestras fiestas favoritas, el Día de la Madre, y creamos el Día de la Madre Naturaleza. La vida nos rodea e invita a la alegría y el amor. Honramos lo masculino y lo femenino que hay en cada una de nosotras y que nos nutre y da vida. También practicamos el agradecimiento por los dones y placeres que nos da la tierra y todos los seres vivos. Beltane es una fiesta solar, y por lo tanto, las flores (sobre todo las de color amarillo) son las grandes protagonistas de esta fiesta, además de ser las más abundantes en estos momentos. Botones de oro, ranúnculos, dientes de león… Ya están en nuestra mesa, alegrándonos con su belleza la vista y el corazón.
Además existen muchas celebraciones ancestrales conectadas con los ritmos de la naturaleza que se siguen celebrando de una u otra forma en nuestra cultura. Por ejemplo, en el norte de España es común disfrutar del Palo de Mayo (un gran tronco bien clavado en el suelo, que se adorna con flores y cintas de colores entrelazadas, alrededor del cual se baila). Este es un momento muy bueno para renovar votos y afianzar las alianzas entre tribus, clanes y familias, fortaleciendo sus relaciones. También hay otras costumbres ancestrales como la de subir a la colina más cercana para observar la salida del sol para bañarse con sus rayos. Y otras como beber en fuentes naturales y manantiales, donde se cree que los rayos del sol han quedado atrapados durante todo el invierno. Los ritos antiguos de las fiestas de Beltane se han ido transformando en las ofrendas florales de las que disfrutamos hoy en día, como la ofrenda a la Virgen, en el mes de mayo o mes de María. También tiene mucho que ver la fiesta de San Isidro, el 15 de mayo, patrón de los agricultores, que no solo se celebra en Madrid, sino en muchos pueblos de España, sobre todo en las zonas rurales.
Nosotras agradecemos poder ser testigos de esta maravilla natural que reconforta nuestro corazón, nos anima a emprender nuevos proyectos y a crear a partir de tanta belleza. Gracias Madre Tierra por ser nuestra Guía Vital y Maestra.