“Cuando abraces a tus hijos, espera a que ellos te suelten primero. Nunca sabes exactamente cuánto amor necesitan en ese momento…” Alfonso Malpica.
¡Todos necesitamos abrazos!
La necesidad de contacto físico se da en todas las especies.
Los abrazos nos ayudan a fortalecer el vínculo con las personas y crean un sentido de aceptación que es muy importante porque afecta a las relaciones y fortalece a la manada.
Y no digamos en los niños. Se están desarrollando y sentir cuánto los cuidamos y los amamos desde un abrazo, enseña más que todos los libros de texto del mundo. Con un abrazo trabajan el concepto de pertenencia, de ser aceptado y amado, mientras se desarrollan mejor un montón de capacidades: desde la autoestima y la confianza, hasta el desarrollo intelectual. Aprenden sobre el tacto adecuado, los límites, lo que sienta bien y lo que no y cómo funcionan las relaciones.
También es una buena forma de comunicar sentimientos y expresar necesidades.
Llega un momento, desde muy pequeños, en que entienden el poder de un buen abrazo y se hace la magia de darnos el abrazo que necesitamos cuando estamos teniendo un mal día o cuando quieren compartir con nosotros un momento de felicidad.
Aprendizaje conseguido.
Es una de las mejores cosas que les podemos enseñar en su vida y que utilizará a diario con sus amigos, familia, y siempre cuando vayan creciendo y relacionándose fuera del círculo más cercano.
El amor también se enseña y se practica.
El amor a la naturaleza, el amor a la libertad, pero sobre todo mostrémosles, y practiquemos dando ejemplo, el amor al prójimo.
Un abrazo de OSO
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