«Aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia». Honoré de Balzac.
Somos amor. Sin ningún provecho.
Ludus, Eros, Filia, Agape, Storge… Todo amor.
Amemos por nada y para nada. No esperemos obtener ningún beneficio personal de los demás.
La lluvia cae, el sol brilla y la simiente germina. La lluvia no cae para regar los campos, el sol no brilla para germinar las semillas y la semilla no crece para alimentar al hombre. Es la Naturaleza del Ciclo Vital lo que se expresa.
Amemos porque es lo mejor que se puede hacer. Sin más.
Cuando nos relacionamos como seres sociales que somos, hagámoslo por nuestra condición natural de seres humanos, por compartir, no por el interés.
Así descubriremos las bondades de que todos somos iguales aunque diferentes, y no existirá la discriminación por edad, sexo, raza, condición…
Amar y amarnos es conocernos y comprender.
Si practicamos el amor incondicional sin esperar nada a cambio surgirán muchos beneficios y recompensas. Pero no debemos amar al prójimo por esos beneficios. Simplemente concentrémonos en el aquí y el ahora.
Amemos porque nos gusta, no por conveniencia, y los frutos vendrán por sí mismos.
Relacionémonos con todo y con todos desde el Puro Amor.