PARA LAS MADRES por Any Pascual.

Vuestra historia es la del mundo.

Estáis a cada segundo.

Y hoy es vuestro momento.

Por el tiempo y el cariño

merecéis un monumento.

Aunque a veces sea duro

seguís estando aquí mismo.

Juntas se crea un camino

que ha mejorado el destino.

Vuestro rol es muy loable;

ser quien sois es importante.

Siempre hay una sonrisa 

para afrontar la vida

sin perder las buenas vibras

que tanto se necesitan.

Vuestra ayuda es impagable.

Siempre hacéis lo necesario

para darnos nuestro espacio

y causarnos alegría.

Nos impulsáis hacia arriba,

y seguís siendo leales.

Compartís vuestras vivencias 

y habláis desde la experiencia.

Amáis vivir de esa forma

porque hay alguien a quien darle

todo lo bueno que exista.

Y por eso sois tan grandes.

Los hijos lo recibimos

devolviendo un alma abierta.

Porque siempre deseamos

estar juntos sin barreras.

Os queremos,

de veras.

Esta es vuestra vocación.

Unidas de corazón

confiáis en el instinto

Nos hablamos sin palabras,

y aun cuando no podemos

entendemos las miradas.

Sabemos que ambos

queremos lo mejor

y por eso nos cuidamos

para seguir dando amor.

Nos hace felices 

simplemente estar presentes.

Sacamos fuerzas del aire,

nos paramos un instante 

y a seguir adelante.

Desde anayany.com

os mandamos mil abrazos.

Sabemos que es una suerte

que estéis ahí para siempre.

Seguid siendo tan geniales.

¡Feliz día de la madre!

Any Pascual.

#anayany

#amorinfinito

#vidafeliz

#felizdíadelamadre

#díadelamadre

PROACTIVIDAD CONSCIENTE.

Por Any Pascual.

“Sé el cambio que quieres ver en el mundo”. Gandhi. 

Quejarse y criticar no sirve de nada. Para que la sociedad mejore, la única manera es viviendo cada uno de acuerdo con nuestros valores.

Los demás son un reflejo de nosotros mismos, y lo que tanto nos irrita en otros, muchas veces, se trata en realidad de algo que no queremos reconocer, la parte oscura de nuestra personalidad que el ego niega.

Ahora bien, eso es Crecimiento Personal 101. Todo el mundo que tenga inquietud por mejorar lo sabe.

¿Cómo aplicarlo a la vida diaria, entonces? Pues utilizando el sentido común (que es el menos común de los sentidos, porque se trata de ver a las personas no como individuos, sino como la Vida expresándose a sí misma, en el camino de una empatía global y colectiva)… y la proactividad consciente.

Esto puede sonar muy a chino, pero en realidad es sencillo. Si no nos gusta algo, normalmente es porque preferimos lo contrario, y lo que hay que hacer es ayudar a los demás a conseguir eso que queremos para nosotros.

El universo es sabio. Y como es sabio, tiene claro que como mejor se aprende es enseñando.

Los seres humanos conseguimos lo que queremos cuando soltamos el egoísmo y nos entregamos al servicio de la comunidad. Si quieres paz, da paz. Si quieres alegría, motiva a otros.

Si espiritualmente queremos algo pero no actuamos al respecto, eso se pierde en medio de la nube de pensamientos que pasan por nuestras mentes segundo a segundo. Entonces se produce un cortocircuito.

Si oramos, es para ser un reflejo de la Divinidad en la tierra, y actuar con amor divino. Es para ser más luminosos que nuestros egos humanos.

Orar solo sirve si practicamos y predicamos aquello que deseamos.

Cuando todo nuestro ser está alineado, nuestros muchos cuerpos se comunican bien, y es entonces cuando tenemos el poder para hacer cambios.

Hay que darse cuenta de si estamos respondiendo al odio con pasividad y más odio, o si estamos aportando nuestro granito de arena todos los días para amar incondicionalmente a todos los seres.

Nuestros actos hablan más fuerte que nuestra ideología.

Todas las almas merecen ser amadas.

Ser la mejor versión de nosotros mismos es todo lo que podemos hacer para ayudar. 

Da igual dar dinero a una causa benéfica si luego en el día a día no practicamos la amabilidad con nuestros vecinos, la familia y nosotros mismos.

Así que, en vez de crear disturbios para la paz, en vez de simplemente seguir con nuestras vidas, preguntémonos: “¿Qué voy a hacer yo hoy para crear un ambiente tranquilo y diplomático en mi entorno?”.

Las guerras no son solo entre países. También hay guerras cada vez que nuestro corazón va hacia un sitio y nuestra mente hacia otro, y cada vez que no buscamos la armonía en nuestras relaciones porque estamos demasiado ocupados defendiendo nuestro punto de vista. 

Encontrar la paz en nuestro micromundo genera ondas positivas que ayudan a toda la creación.

Vivir no consiste en un juego de buenos y malos. Vivir consiste en saber cómo podemos ayudar a los demás a mejorar sus vidas.

Al conectar con nuestro verdadero ser, el Amor nos llena y sentimos el impulso de compartirlo.

Los demás harán lo que quieran. Nuestra responsabilidad es descubrir nuestra luz, mostrarla al mundo e iluminar todas las almas que podamos, de todas las formas posibles, día sí y día también. Eso es la proactividad consciente.

Aprendizaje: Viviendo con amor y transmitiendo luz, podemos crear un paraíso. Solo tenemos que actuar con consciencia.

#anayany

#vidafeliz

#amorinfinito

@anayany.comweb

HACE 5 AÑOS

Por Any Pascual.

“Tienes una vida. Vive de una manera que inspire a alguien más”. Robert Kiyosaki.

Un día como hoy, hace cinco años, mi familia y yo hicimos un viaje desde nuestra casa hasta Castelldefels, en Barcelona, para acudir al evento presencial del escritor e inversor en bienes raíces Robert Kiyosaki. 

Incluso entonces, antes de darnos cuenta de lo mucho que ese evento nos cambiaría la vida, sabíamos que era una oportunidad única. Por eso planeamos el viaje desde que se anunció que uno de mis escritores favoritos estaría en España.

Empecé a leer los libros de R. Kiyosaki con 8 años. Ahora, casi diez años después de leer “Padre Rico, Padre Pobre” por primera vez, no podría estar más agradecida por todo lo que Robert nos enseña, tanto directa como indirectamente, cada día.

Tanto mi vida como la de mi familia cambió cuando yo tenía ocho años, y volvió a cambiar en Febrero de 2017, cuando realmente experimentamos lo que es la educación financiera, y cómo esta nos ayuda a ser abundantes no solo respecto al dinero. Allí aprendimos que la riqueza espiritual no está reñida con tener dinero, más bien al contrario. Se alimentan y se necesitan mutuamente. Ambos tipos de recursos (monetarios y espirituales), juntos, brindan plenitud a la vida. Ese fue uno de los mayores aprendizajes que recibimos e integramos esos días en Barcelona.

Conocí a Robert Kiyosaki, conseguí un autógrafo, hice fotos, y sí, puedo decir que estuve allí.

 Y sin embargo, aunque agradezco todo eso y me emocioné mucho cuando pasó, esos nunca fueron mis objetivos. Desde que comencé a recorrer el camino de la educación financiera gracias a sus libros cuando aún era una niña, lo que siempre quise fue compartir un rato con él, y contarle mi punto de vista y lo mucho que sus palabras me han convertido en quien soy, lo mucho que su conocimiento ha cambiado mi vida. Era un hito que deseaba conseguir algún día… y con trece años lo conseguí.

Quería ir al evento de Robert Kiyosaki para aprender, y por la experiencia de vivir un gran evento de esas características, pero sobre todo para aprender.

También quería ir por la experiencia de estar con personas que hubieran aplicado las enseñanzas de Robert, personas que vibraran en mi misma frecuencia y estuvieran dispuestos a dejarse transformar para ser libres. Por aquel entonces, en mi círculo de amigos no tenía a nadie que lo hubiera hecho, porque mi familia y yo éramos los únicos que leíamos libros de educación financiera.

Ahora, gracias a ir al evento, me rodeo todos los días de gente que está en el mismo camino, con unos objetivos similares, y aprendo continuamente de personas que saben más que yo. Así estoy siempre cambiando, mejorando y evolucionando.

Las semillas que toda la familia plantamos hace tanto tiempo empezaron a germinar en el evento, y ahora son plantas fuertes y bellas que siguen creciendo y creando resultados, porque las cuidamos diariamente con energía, relaciones, enfoque, sabiduría, libertad y mucho, mucho amor. Toda la familia ayudamos a otros siempre que se nos presenta una oportunidad de iluminar un poco el camino a los demás y dejarnos sorprender por la Vida, porque después del evento aprendimos que SÍ SE PUEDE, y que la generosidad siempre vuelve multiplicada en forma de cosas y personas maravillosas que no esperábamos encontrar, como Guga, Fernando González y su familia, los Advisors de Robert, y todos los asistentes al evento. Aún nos asombran las bonitas amistades que formamos en Castelldefels. Gracias a todos por formar parte de nuestro aprendizaje y ser nuestros compañeros en este maravilloso camino vital.

Desde que tengo memoria, siempre me ha gustado leer, así que aún hoy me acuerdo del día en que me enteré de la existencia de Robert Kiyosaki a través de las palabras que escribió, las palabras que cambiaron mi mentalidad y me regalaron una nueva manera de ver mi vida, mis circunstancias y el mundo entero. Recuerdo bien el día en el que me puse a leer su primer libro, “Padre Rico Padre Pobre”. Cómo olvidarlo. Se lo recomiendo a todas las personas que quieran aprender a ser libres y vivir felices con sus circunstancias sin preocuparse por el dinero.

Volviendo al evento, mi madre todavía no era muy proclive a estos aspectos de la libertad financiera que promueve RK, así que me dijo que si queríamos ir tenía que ser mi padre y yo los que “tiráramos de ello”, los que lo decidiéramos y tomáramos acción. Le insistí a mi padre y compramos las entradas. El viaje desde casa a Barcelona se me hizo largo, pues son muchas horas en coche, pero mereció la pena.

Es curioso que de un evento de Educación Financiera lo que más me impactó fue cuando encendieron las velas de la sabiduría, al final del evento. Me emocionó, y cuando lo recuerdo todavía me motiva, porque siempre me llega directamente al corazón. La vela de la sabiduría (una tradición tibetana) consiste en encender una vela que simboliza la sabiduría y, al pasar la llama a otra vela sujeta por otra persona, la sabiduría se incrementa. Aquel día, Robert encendió su vela y fue pasando su sabiduría a los asesores que le acompañaron a España, sus compañeros, Tom, Ken y Garret, acabando en la vela de Fernando. La única pena, en ese momento, fue que no me dieran una vela a mí. Hubiera sido el final perfecto para ese fin de semana en invierno que nos llenó de tanta sabiduría. Y aun así sé, en el fondo de mi corazón, que todos los que estuvimos allí sí teníamos una vela para cada uno de nosotros. En nuestro interior. Robert Kiyosaki nos llenó de su luz. Él lleva iluminando vidas desde que empezó a compartir su mensaje, y aquel día me ayudó a descubrir que yo también sé iluminar corazones compartiendo el mío. La sabiduría que se brindó entonces aún vive y se expresa a través de mí.

Mi llama interior se encendió en el evento, y sigue brillando cada día más desde hace cinco años.

Gracias Robert, gracias Fernando.

Aprendizaje: El aprendizaje convertido en experiencia nos transforma en luz. Y nuestra luz ilumina el mundo entero.

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#vidafeliz

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CUALQUIER DÍA ES BUENO PARA CELEBRAR EL AMOR

Por Any Pascual

“Cuando vibramos amor, pensamos amor y sentimos amor, vivimos con amor”. Any Pascual.

Cualquier día es bueno para celebrar el amor. No se necesita una celebración concreta.

Sin embargo, para todos aquellos que amamos un día sí y otro también, hoy es maravilloso.

Es una oportunidad más para decir “Te amo”, para hablar con nuestros seres queridos, para escribir una nota de aprecio a un amigo, para sonreír, para abrazar, para acariciar, para compartir tiempo… y para ser felices, en general.

Y para eso, según nosotras, no se necesita que sea catorce de febrero. Todos los días se puede amar igual que se ama hoy.

Hoy es un día más para saludar al sol, leer un buen libro, cuidar nuestra salud, aprender algo y acompañarnos en el camino.

De todas formas, ser conscientes del amor que nos rodea es importante. Y amar (a otros y a nosotros mismos) es lo que nuestra alma nos pide.

Diariamente podemos encontrar algo que amar, y alguna forma de transmitir amor. Solo hace falta proponérselo.

El amor no solo es regalar flores o chocolates. El amor es ser quienes verdaderamente somos, ayudar a los demás, crear felicidad, transmitir la magia que está en nuestro interior. Y sobre todo, el amor es sentirnos plenamente a nosotros mismos para encontrar cómo conectar con los demás.

Amar es vivir, y la Vida y el Universo están repletos de amor. Hoy y siempre.

Cada día es una nueva oportunidad para que nos guíe el corazón. Ahí es donde vive el amor.

Aprendizaje: El corazón es sabio. Siguiéndolo, sentir amor se convierte en algo interno y muy real que crece y se expresa todos los días.

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RITMO.

“Cada ser humano es un ritmo propio en el universo”. Doménico Cieri Estrada.

Los seres humanos, y todos los seres vivos, necesitamos fluir con las circunstancias para ser felices y sentir paz. 

La cuestión es ¿cómo fluir? Esto puede no ser fácil para algunas personas. A veces todos tenemos muchas cosas en la cabeza, problemas que resolver, etcétera. Por eso, algunos días necesitamos una manera directa de fluir. Algo que nos llegue al corazón y nos ayude, sin que la obsesiva mente interfiera.

El ritmo.

Eso es lo que nos ayuda a fluir.

Cada uno de nosotros tiene una vibración, y los sonidos también vibran. Esta vibración es un flujo constante, y se llama ritmo.

Con el ritmo no solo fluimos de manera espiritual o mental. Sintiendo el ritmo, todo nuestro ser se involucra.

Por eso, la música, la poesía y los sonidos de la naturaleza nos emocionan tanto. El arte nos habla en todos los niveles, y si somos conscientes de su poder, la música nos abre a sentir amor. Amor en todas sus manifestaciones.

Así que, si en algún momento necesitamos subir la vibración rápidamente… ¡Escuchemos el ritmo de la vida! Y disfrutemos de bailar, porque la vida es una danza maravillosa guiada por los sonidos del Universo.

Aprendizaje: El ritmo de la música es una de las muchas formas de utilizar nuestra vibración para conectarnos con el Universo.

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POSITIVISMO O POSITIVIDAD

Por Any Pascual

“Todo obstáculo o problema lleva en su interior la semilla de un beneficio equivalente o mayor”. Napoleon Hill.

El positivismo es algo muy manido, una actitud a la que, si no se está predispuesto, nos tenemos que forzar por las convenciones sociales.

La positividad, sin embargo, es otra cosa. Como la propia palabra indica, es un estilo de vida. 

El positivismo trata de ver siempre el lado positivo, muchas veces negando o restando importancia a los aspectos menos placenteros de la existencia. Es una tendencia del ego.

La positividad reformula la realidad, nos hace procesar lo que nos ocurre de una manera que nos da paz. En vez de negar lo negativo, lo acepta. E incluso lo aprecia. La positividad es el polo opuesto de la negatividad, y como en el símbolo del Yin y el Yang, una está incluida en la otra. Gracias a la positividad nos damos cuenta de que siempre hay algo nuevo que aprender de cada experiencia. Así, la vida se vive con entusiasmo, porque cada día es una oportunidad… aunque a veces nos parezca una crisis.

La positividad nos relaciona con algo mayor que nosotros mismos, nos pone en contacto con el universo. Y sí, siendo personas positivas también se puede sufrir, pero ese sufrimiento no dura tanto, porque sabemos que siempre va a haber luz al final del túnel.

Todos nosotros pasamos por momentos oscuros. Aceptemos esa situación. La cuestión es, que si hay positividad, hay posibilidades y hay vida. Y si hay posibilidades y vida, hay esperanza.

Si no vemos la luz, es porque la solución no se encuentra afuera. La luz al final del túnel, al igual que la positividad, es algo interior. Iluminemos nuestros corazones con el brillo de la consciencia.

Aprendizaje: No es sonreír, sino saber que todo pasa por un motivo, lo que nos lleva a sentir el amor y la alegría que llenan nuestras vidas.

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POR UNA SOCIO-ECONOMÍA REALMENTE LIBRE.

Por Any Pascual.

“Libertarismo significa que usted es socialmente tolerante, no molesta a nadie, y cree que el gobierno debe mantenerse al margen de su vida”. Clint Eastwood.

A nosotras nos encanta hablar de economía, relaciones sociales, filosofía, política, etc. Respecto a esto último nosotras vemos que hoy en día planean sobre nuestros pensamientos cuatro ideologías dominantes en el mundo: socialismo, comunismo, capitalismo (que tiene dos vertientes: la oligarquía y capitalismo de libre comercio) y el utópico liberalismo (utilizado por muchos de forma falsa como cuando hablan de ecología, sostenibilidad, etc.) 

Para diferenciar estas corrientes, se puede usar un símil muy simple: un coche. Concretamente, los cinturones de seguridad de los coches.

El comunismo obliga a todos a fabricar y utilizar un coche con cinturón de seguridad, pero un coche horrible, el peor posible, y no hay más que hablar, coches malos para todos. Si alguien ve un fallo, no puede hacer nada para mejorarlo, porque el coche no es suyo sino del Estado. Hay seguridad, pero a costa de la nula eficiencia y nada de libertad.

En el socialismo, se impulsa a todos los que no tienen trabajo a trabajar en las “fábricas”. No se les obliga, pero lo hacen porque saben que, si no, no tendrán acceso a los coches. Y esto es así porque, aunque su salario sea una miseria, a esos trabajadores les pagan con un coche de empresa gratis. Pueden intentar mejorar, pero siguen dependiendo del Estado. Pueden elegir, pero la otra opción es no tener coche. Estos cinturones son lo bastante buenos, funcionan muy bien para la mayoría, pero si tus circunstancias vitales son distintas, te tienes que conformar y ya. No puedes cambiar, solo conformarte con lo que hay.

En un capitalismo oligarca, hay varias marcas de coches con diferentes tipos de cinturones y la persona está sujeta a lo que pueda pagar. Literalmente. Los fabricantes, gente muy rica, deciden quiénes tienen acceso a qué. Hay una aparente abundancia, pero es falsa, porque la brecha entre ricos y pobres es cada vez más grande y, como los precios suben por decisión de los oligarcas, cada poco la población tiene que cambiar de coche porque ya no puede pagar el anterior. Y por lo tanto la calidad de vida no para de bajar. Tienen la opción de prosperar, pero deben hacerlo exactamente como los poderosos quieren, o a escondidas. De otro modo, al final no podrán vivir dignamente. Y sin embargo, incluso la gente pobre cree que es rica, o que al menos están mejor que el vecino, porque hay destellos de glamour por todas partes. La gente vive de ilusiones.

En el capitalismo de libre comercio, impera el determinismo y las teorías anticuadas de la ciencia. En esta situación, el planeta es un almacén de recursos y quien tenga más habilidades se lleva el premio gordo. Hay millones de cinturones y coches diferentes, porque muchas personas se fabrican los suyos propios, y también hay millones de accidentes porque, afrontémoslo, ¡la mayoría no tiene ni idea de coches! Esta situación es como un videojuego. Si eres habilidoso, consigues el objetivo, llegas hasta el final y descubres cómo tener éxito. Si no… bueno. Existe mucha propaganda de los mejores modelos del mercado, porque la gente que tiene coches y cinturones útiles quiere popularizar su idea en concreto. Cualquier cosa está patentada, y los pobres hacen copias con aquello que pueden. Cada uno decide, o al menos eso parece. Y si tienes una buena idea, venderla te catapulta. Hay una libertad de pensamiento sin límite ninguno.

Pero en realidad, lo que pasa en esa situación es que la población media se convierte en el activo de los capitalistas. Las ventas lo son todo, el mundo cambia instantáneamente, y la presión acaba por aplastar a quienes no innovan lo suficiente. Realmente, el mercado es el que decide, y no hay límites. Cuánto más alto se sube, más dura es la caída. Además, cualquiera puede elegir arriesgarse y no poner un cinturón de seguridad en sus coches. La mayoría es quien dicta las normas, pero nada es realmente obligatorio. Cada uno vive según le parece, y hay una exaltación del individualismo. Los recursos cambian de manos exageradamente rápido, y el conocimiento auténtico está guardado en cajas fuertes, porque es lo que controla y maneja el poder. Aparentemente todos tienen las mismas oportunidades, pero esto no podría estar más lejos de la verdad. Todo el mundo prospera por sus propios medios… o no.

Y luego está el utópico liberalismo. Según esta perspectiva, por primera vez, el bienestar de los individuos es más importante que la producción. En una situación liberal, habría verdadera democracia, porque todos nos podríamos de acuerdo voluntariamente para elegir a un representante de la sociedad que llevara al conjunto a buen puerto, según una ética y moral común. Todos los coches tendrían los mejores cinturones de seguridad posibles actualmente. ¿Sabéis por qué? Porque los fabricantes tendrían en cuenta a los usuarios, y buscarían ayudarse los unos a los otros para generar prosperidad. Las nuevas ideas serían probadas, y una vez fueran lo mejor disponible, se las presentaría a la sociedad para decidir. Cada uno tendría todos los derechos y toda la responsabilidad, dentro de un marco de respeto mutuo. Los cinturones de último modelo estarían ahí, y también habría los más tradicionales. Pero todos tendrían algo en común: una calidad sobresaliente. En una sociedad libertaria y liberal, las personas no estarían obligadas a trabajar, no tendrían que depender del coche de empresa. Tampoco estarían preocupados por precios injustos, ni deberían esforzarse en exceso para ser abundantes y poder permitirse un mejor coche. No. En una sociedad verdaderamente libre y sana, los conductores solo necesitarían preocuparse por una cosa: ponerse el cinturón.

Aprendizaje: Decide lo que quieres ver en el mundo, y empieza a aplicarlo a tu propia vida.

#anayany

#amorinfinito

#vidafeliz

DÍA DE MUERTOS

Por Any Pascual.

“Amor verdadero nos une por siempre, en el latido de mi corazón”. Miguel, en la película “Coco”.

Siempre estamos acompañados. Nuestros ancestros, nuestra familia, nos guían continuamente.

Tanto las experiencias de los que reconocemos, la familia cercana (abuelos, bisabuelos…), como las historias de los antepasados, de nuestro linaje, nuestro pueblo y nuestro planeta, existen por un motivo.

El día de hoy es una maravillosa oportunidad para preguntarle a nuestra familia qué nos pueden enseñar, y para escucharles con el corazón. Incluso la generación de nuestros padres, de las últimas décadas del siglo XX, nos puede aportar valiosas lecciones.

Hay un vínculo que nos conecta con todos nuestros antepasados. ¡Hay un motivo por el que el árbol genealógico se llama así! Estamos presentes en todos los que nos precedieron. Somos una parte de la historia del mundo, de su legado. Somos una rama, que se conecta a otra rama mayor, y a otra y otra.

Tenemos tanta sabiduría en nuestro corazón… 

Todavía me asombra, en días como este, que la verdad siempre sale a flote. ¡Todos somos uno! Al final, descendemos de la Vida misma, de la Madre Tierra en su conjunto.

Y en nosotros está todo el conocimiento que necesitamos, porque contamos más que con nuestras propias ideas. Contamos con cosas como nuestro código genético, que al fin y al cabo es la forma en la que la ciencia actual explica lo que se ha sabido desde siempre… que las experiencias de nuestros padres, y de los padres de nuestros padres, y así hasta el infinito, forman parte de nosotros y nos dan forma.

Nada es casualidad. Nosotros, antes de encarnar, escogemos a nuestra familia. 

Y eso es, ¿sabéis? Eso es así por algo. La tradición nos da una base sólida, un punto de encuentro y de partida. Un punto a partir del cual evolucionar. Nos marca referencias continuamente, para que siempre recordemos quiénes somos en realidad. Para que siempre sepamos de dónde venimos y, quizá, a dónde iremos al final.

Nuestros ancestros han vivido sus vidas, hecho sus sacrificios desarrollando su potencial. Y ahora, en este preciso momento, están aquí con nosotros, mirándonos y compartiendo nuestras historias con un objetivo común.

Quizá las ramas más altas del árbol no puedan ver, entre tanto fruto, las raíces que les dan fuerza, forma, sentido y propósito. ¡Para eso está el otoño! Cuando las hojas de nuestro presente se transforman con alquimia, cuando lo que creímos ser se cae y nos permitimos quedarnos a la intemperie ante la vida, son las raíces las que nos sostienen y nos mantienen erguidos. Es entonces cuando, despojados de todo disfraz, nos atrevemos a mirar hacia ellos. Hacia nuestros recuerdos.

Quizá haya ramas caídas, pero todas son parte del mismo árbol. Del mismo principio primordial. De la misma familia universal.

Algunos árboles tienen sus raíces a la vista, y las reverencian y reconocen, felices de ser su familia. Esos árboles se alimentan constantemente de los nutrientes de su pasado, de forma consciente y conectada.

Otros árboles se comportan de manera más sutil, aunque no menos activa. Sus raíces son densas, pero paulatinas, robustas y resistentes, cercanas. Concentradas, porque asimilan su tierra más profundamente antes de avanzar. Así, se aseguran de que el bagaje del entorno les ayudará a prosperar en diversas circunstancias. Lo que aprenden de verdad les es útil, aunque a veces no se den cuenta de ello.

Y otros árboles, los más difíciles de arrastrar, tienen raíces por todas partes, y sus ramas son un híbrido de muchas posibilidades. Estos árboles sustentan a la comunidad, porque están en todos lados y son capaces de asimilar diferentes tipos de estímulos, integrándolo todo en su esencia.

Hay un cuarto árbol, aunque estos son escasos y a veces no se les ve porque no suelen llamar tanto la atención como los de tronco ancho o ramas y raíces amplias. Estos árboles son pequeños, pero dan los frutos más deliciosos en su época. Sus raíces son difíciles de encontrar, porque pocos tienen la paciencia necesaria y casi nadie sabe dónde buscar. Probablemente parezcan un palo, sinceramente. Pero las apariencias engañan, porque estos árboles, si bien no alcanzarán la magnitud de las sequoias o el esplendor de los pinos, miran directamente al cielo. Estos árboles utilizan sus recursos para enraizarse en lo más profundo, en vez de expandirse y prosperar en el materialismo. Incluso puede parecer que no son árboles de pleno derecho, porque no tienen tanto interés en crear a otros como ellos. En vez de eso, su Vida llega hasta el fondo del todo, y su núcleo está conectado intrínsecamente con la Madre Tierra.

Todos son hermosos, todos son necesarios y todos forman parte de este maravilloso bosque que es al mismo tiempo el presente y el pasado, el linaje de toda la humanidad conviviendo en armonía.

Detengámonos  un momento y pensemos… ¡Cuánto del espíritu de nuestros ancestros tenemos dentro de nosotros para que hoy estemos aquí, vivos! Estamos compartiendo unos momentos con la eternidad, estamos danzando, cantando y conversando con la vida y la muerte.

Conocemos este mundo a través de nuestros ancestros. Y en días como hoy, nuestros ancestros conocen el mundo a través de nosotros.

Por eso, ofrecerles nuestra energía es tan importante como recibir la suya.

En una ofrenda como la de este año, sus historias comparten sitio y se entremezclan con las nuestras.

Un Día de Muertos como este es para compartir, para conectar, para sentir el vínculo.

Nosotros les aportamos gratitud, amor, y las cosas que nos importan, porque ellos nos comparten su confianza, su cariño y su compañía. Les ponemos comida de la que nosotros mismos comemos, para crear el sentimiento de comunión. Les acompañamos y les damos la bienvenida, en estos días, como ellos nos dieron la bienvenida hace tanto tiempo y nos acompañan a cada momento en nuestro caminar, recordándonos mientras les recordamos y dándonos sus recuerdos para crear los nuestros.

Gracias, gracias, gracias. Os amo, os amo, os amo.

La familia no solamente es de sangre, de todas formas. Hay almas a las que estamos conectados que nos susurran “Estamos contigo” aunque no compartamos cromosomas. Las almas gemelas existen, los guías espirituales (alebrijes, espíritus, animales “familiares”, elementales…) existen, los amigos del alma existen.

Los Maestros existen de verdad.

Hay mucha gente que ha tenido una influencia esencial en nuestra vida, en esta encarnación y/o en otras. Y con eso de “influencia esencial” me refiero a que son personas que nos llegan mucho más allá de todas las barreras humanas, que desafían las cosas que creíamos posibles, que están continuamente abrazando nuestra alma más profunda. Personas que nos ayudan a descubrir nuestro Ser. Personas que nos influyen mucho en el transcurso de nuestras experiencias, que cambian nuestro karma, que iluminan nuestro dharma. Esas personas. Esas, que nos allanan y allanaron el camino. Esas que influyen en nuestros múltiples destinos, mostrándonos nuestro propósito y nuestro talento incluso en tiempos de desafíos. Esas, que están en nuestra Esencia. En el latido de nuestros corazones.

El Día de Muertos es un día de recuerdos, de familia, de momentos inolvidables que perduran más allá del tiempo y el espacio.

Y sobre todo, el Día de Muertos es el día de mis antepasados, del alma ancestral, de los vínculos.

Es el día de Peregrina, Cándido, Silvio, José Manuel, Carmina, y de todos los demás. De los del puente de flores, y los del Más Allá. De los que ya no están, y de los que seguimos.

Y también es el día en el que quiero decir que sí, que estoy un poco loca, y que estoy feliz de ser su familia. Porque aunque su visita sea una vez al año, nuestro amor no conoce fronteras. Lo que nos une es… Sempiterno.

¡Feliz Día de Muertos!

Aprendizaje: Somos familia, y sus almas nos guían. Amor verdadero nos une por siempre, tanto en vida como después de la muerte.

#anayany

#amorinfinito

#DíadeMuertos

LEER

por Any Pascual

 “Aprender a leer es lo más importante que me ha pasado en la vida”. Mario Vargas Llosa.

Leer es más que pasar las hojas de un árbol, más que deslizar la vista por las páginas, más que descifrar los signos impresos en negro sobre blanco.

Leer es más que escribir un resumen para el colegio, más que recitar pasajes líricos de memoria para que el mundo se dé cuenta de cuán cultos somos.

Leer cambia la vida. Si no fuera así, ¿para qué habría tantas novelas en el mercado? ¿Por qué, entonces, existirían cientos, miles de escritores noveles cada año? ¿Por qué alguien leería?

Desde las cartas de amor de tu pareja del instituto, hasta un currículum de un empleado, pasando por la poesía (y la prosa poética), los libros de vocabulario para aprender idiomas, la autoayuda y las novelas de ciencia ficción o las históricas, cada frase que leemos nos influye, aunque no lo parezca.

En los tiempos actuales, con los nuevos medios de comunicación, la forma en la que leemos cambia. Y aun así, se sigue leyendo mucho. Seguro que si juntáramos los 140 caracteres de cada tweet que leemos a lo largo del año, nos daríamos cuenta de que para muchos de nosotros suman más que “La regenta”.

Pero hay algo que nunca va a cambiar, como no cambia la pintura o la danza. La lectura va a seguir ahí, por muchos audiolibros que se creen, por muchos vídeos de Youtube que se graben alrededor.

Y eso es porque leer no es algo mecánico, no es un procedimiento lógico. Leer es una experiencia. Leer es creativo. Leer es un modo de crear magia, de conectar con el Universo a través del enlace que se genera entre quien escribe y quien lo recibe.

Gracias a la lectura, incluso a la de libros de no ficción, nuestra mente se abre a nuevas perspectivas, a otras posibilidades, a opiniones distintas, a conexiones. A cambios, internos.

Cuando nos sentimos encerrados, leer nos hace ver el mundo desde una mentalidad diferente.

Por ejemplo, especialmente en esta situación global, el libro “Tú puedes sanar tu vida”, si le damos una oportunidad y estamos abiertos a sus mensajes, puede mejorarlo todo. Quizá no cambie lo que sale en las noticias…, lo que cambia es cómo nos afecta eso, y la forma en la que nos comportamos.

Para explicar el efecto que causa el libro preciso, la frase exacta, se necesitarían más palabras de las que cabrían en todas las páginas del mundo. 

Para empezar, la magia de un libro tiene su aliado en la imaginación. ¿Qué te viene a la mente cuando lees “te amo, amor”? Tiene nueve letras y una coma, pero en el momento correcto puede incluso salvar una vida.

Un libro puede necesitar más ayuda para enraizarse en tu ser, para ayudarte. Por eso, la clave es:

repite, repite, repite. No para memorizarlo, sino para recordar (“volver a pasarlo por el corazón”).

Cuando comprendes de verdad el alcance de lo que un libro puede hacer por ti, lo que tú puedes crear en ti mismo gracias a un libro, lo que puedes descubrir leyendo, de ti y/o del mundo, siempre encuentras tiempo para leer, por muy apretada que esté tu agenda. Y te das cuenta de que, incluso esa única página que lees antes de acostarte o por la mañana, te resulta casi indispensable.

Lo sé porque me ocurre.

Tal vez un libro no te cambie significativamente si lo lees una vez y luego lo abandonas, a él y a todos los demás parecidos. ¿Has pensado qué te ocurriría si leyeras un libro de ese género a la semana, o dos, o ese mismo libro más de veinte veces? Sería un cambio exponencial, mayor del que puedas pensar. 

Una vez más, lo sé, porque me ocurre. 

Lo integras, descubres, cambias, hay magia.

Si te abres a cambiar y das con las lecturas adecuadas para ti en cada momento de tu vida, si atiendes a tu intuición y te guías por ella, si te permites experimentar todo lo que un libro tiene para ofrecer, y plantas más y más semillas en el campo fértil de tu mente, si creas amor y paz a través de tu imaginación, si riegas las plantitas con paciencia y regularidad, si las abres a la luz y les proporcionas sombra de vez en cuando, si las diriges gracias a tutores, a maestros verdaderos para que crezcan rectas y fuertes, y si permites que se arraiguen al suelo con raíces poderosas para que puedan recibir el alimento de tu atención e interés…, al final dará fruto y podrás disfrutar de la magnífica, jugosa y brillante vida que está a tu alcance.

Eso, muchas veces, también ocurre con las novelas, si estamos receptivos y leemos entre líneas.

Un ejemplo muy conocido es “El Alquimista” de Paulo Coelho. Pero también puede pasarnos con un cómic de Marvel…

Y ¿quién sabe?, es posible que esa semilla evolucione hasta ser un poderoso árbol robusto y maravilloso, un árbol del que quizá en algún momento podamos extraer madera suficiente para crear nuestro propio libro.

Any Pascual.

Aprendizaje: Crear el hábito de la lectura cambiará tu mundo.

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UNO MISMO PRIMERO

por Any Pascual

“El mejor regalo que se le puede hacer a un hijo es ver a sus padres felices”. Erich Fromm.

Hemos oído hablar mucho del concepto de “pagarse a uno mismo primero” que aparece en varios libros de Robert Kiyosaki y que tan maravillosamente está explicado en “El hombre más rico de Babilonia”, escrito por George S. Clason.

Este concepto de “uno mismo primero, los otros después” es muy importante. Y es importante precisamente porque no solo se aplica a las finanzas. Ni mucho menos.

Está bien no querer poner límites, está bien querer darlo todo por los demás. La diferencia está en que muchas veces esta actitud está gobernada por el ego con personalidad (es decir, “persona”, máscara) de mártir. Cuando te domina el ego, te pones en último lugar porque así piensas que tienes superioridad ética y moral, que los demás te deben algo y que tienen que corresponder con la actitud que tú consideras adecuada. Al final, es solo un engaño más, porque das esperando recibir, aunque sea de manera encubierta.

Dar desde la esencia, desde el espíritu, desde el alma, es otra cosa. Cuando das verdaderamente, eres indomable.

Y por otro lado, para otras personas, requiere fuerza de voluntad y consciencia evitar que la autoestima y el “uno mismo primero” se transforme en algo derivado del ego (ego-ísmo y/o ego-centrismo). 

Hay que tener en cuenta a los demás. Somos seres que crecemos con la compañía y el cariño de los demás, sin perder de vista que parte de lo que somos se ve en nuestras relaciones, y que cómo tratamos a los demás es cómo nos tratamos a nosotros mismos.

El “a uno mismo primero” incluye a todos. 

Ponerme “a mí primero” significa tener en cuenta las opiniones, las circunstancias y el ser de las personas, siempre de acuerdo con nuestros valores, y nunca actuar en contra de nuestro corazón. Ponernos a nosotros mismos primero y ocuparnos de que nuestros propios deseos y necesidades estén (y por lo tanto nos sintamos) satisfechos es importante. Porque solo podemos dar lo que tenemos, y necesitamos estar bien antes de intentar mejorar el bienestar de otros. Y además, nosotros somos los que mejor sabemos cuidarnos, porque si nos damos el tiempo y atención que normalmente dedicamos a otros, podemos descubrir cosas de nosotros mismos que nos demostrarán la maravillosa persona que somos. 

Además, y como añadido opcional, quizá ponernos a nosotros mismos primero haga que las personas a las que solemos dedicarle nuestras energías estén bien porque aprenderán a pasar tiempo solos y a cuidarse a sí mismos, con el incremento de la autoestima, auto-responsabilidad y autosuficiencia que eso supone. E incluso puede ser una buena oportunidad para conectar con nuestra alma y los mensajes de nuestra intuición.

Así, ponerse a uno mismo primero tiene un sentido espiritual, además del financiero. 

Como toda sabiduría que vale la pena, se puede relacionar con, y aplicar en, varios aspectos de la vida.

Aprendizaje: La inteligencia financiera también brinda sabiduría espiritual.

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