Vivir conscientemente es para nosotras relacionarnos saludablemente con lo que nos rodea para ser felices independientemente de las circunstancias.
No podemos cambiar el Mundo, ni lo deseamos (el destino tiene ya su trazo), pero sí creemos en aprender a disfrutar de los frutos de la vida, incluso de los del “lado oscuro del jardín”. Any vino a este mundo aterrizando en un trocito de ese multiverso del lado oscuro, por eso es luz desde su nacimiento. Su luz era y es la forma de sobrevivir en esa oscuridad que le ha tocado vivir con capacidades distintas. Y ella nos eligió. Y siempre la hemos visto compartir su luz, iluminando el jardín desde su generosidad, su paciencia y su ejemplo. Nosotros no habíamos conocido a nadie así con anterioridad, tanta claridad artificial no dejaba ver la luz natural.
Ahora sabemos que quien vive desde el corazón ilumina el jardín para todos, y que la abundancia de luz atrae a nuestras vidas cosas maravillosas. Simplemente, a quien tiene se le da (luz, salud, amor, etcétera). Si tenemos, la vida nos da más al aprender, practicar y compartir. Sembramos y cosechamos. Porque aquello en lo que lúcidamente nos enfocamos, crece. Sí se puede. Una puerta abre otra. Practicamos un estilo de vida sencillo (“necesitamos poco y lo poco que necesitamos lo necesitamos poco”) pero sabemos cómo atraer la abundancia. Desde la libertad consciente elegimos a diario un estilo de vida saludable física, emocional, espiritual y económicamente, pues solo el que tiene libertad puede elegir. Y con confianza en la vida misma y el destino, practicamos con el ejemplo de lo que nos gusta ver en el mundo. Agradecemos lo que somos, donde estamos y lo que tenemos. Aprendemos, experimentamos y crecemos.
Y así disfrutamos de la vida porque hasta en el lado oscuro crecen frutos. Sí se puede ser felices independientemente de las circunstancias, con la luz que nos ilumina la esperanza.
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