FORTALEZA FAMILIAR

“Nada es tan difícil que no pueda conseguir la fortaleza”. Julio César.

Todos los padres del Mundo queremos lo mejor para nuestros hijos, y todo lo que hacemos por ellos es lo mejor que podíamos hacer en ese momento.

No existen malas decisiones, si ya han sido tomadas. Esa era la mejor decisión, porque si no NO la hubiéramos tomado para nuestros propios hijos.

Respetémonos y seamos libres para tomar decisiones sobre temas familiares presentes, pasados y futuros.

Aunque algunas decisiones con los años nos puedan llegar a parecer erróneas, en aquel momento parecían las mejores.

La libertad es el mayor bien que les podemos enseñar a nuestros hijos, como seres únicos y particulares, y nosotros también podemos disfrutarla como padres a la hora de tomar decisiones.

Lo que no tiene sentido es juzgar a los demás o culparse a uno mismo por decisiones anteriores o venideras y cerrar la puerta a nuevas experiencias.

Respetar la libertad de nuestra familia y la de las demás, sin juicios, y valorar nuestra valentía, capacidad de sacrificio para aprender algo nuevo, y tomar la decisión de intentarlo, es para nosotras la clave del éxito en cualquier decisión conjunta. Seamos un equipo con fortaleza para afrontar las cosas.

No somos perfectos, y nosotras nos hemos equivocado y nos seguiremos equivocando porque estamos vivas.

Pero apreciamos el coraje de quienes buscan, como nosotras y consiguen un crecimiento, sin darle margen a la resignación.

Tenemos derecho a decidir libremente y estas decisiones pueden marcar el destino.

Bienvenido todo lo positivo a nuestras vidas y a todas las vidas de quienes lo elijan libremente.

Como decía Stephen Hawking, “ni el pasado ni el futuro existen” disfrutemos del aquí y el ahora.

Confiemos en nuestro instinto para abrazar el cambio y sintámonos totalmente libres de cargas pasadas y futuras.

En eso consiste la libertad.

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INTENTANDO CALLAR NUESTRAS BOCAS

«Odio los juicios que solo aplastan y no transforman» Elías Canetti.

Las personas estamos hechas de valentía y esperanza, por eso si despertamos, no dejamos pasar las injusticias ni dejamos que nos callen, siempre desde la compasión hacia los que no reconocen un problema común, respetando su ignorancia.

Reivindiquemos nuestros derechos y expongámoslos con mayor o menor efusividad, según el día, que todos somos humanos y no perfectos.

Pero a nosotras nadie nos hace callar. Y menos amparándose en el populismo de la situación actual. Si algo está mal, está mal y no nos debemos callar.

Podríamos decir que ciertas personas no juzgan situaciones globales, sino que juzgan los pequeños eventos reivindicativos de su entorno, buscando el beneficio propio, sin mirar por el bien común. Muchos “ismos” han surgido de estos pensamientos arcaicos.

Deberíamos de ser todos conscientes de que no podemos saber de todo. Si no conoces sobre un tema y no lo experimentas, y si no te informas y no aprendes… ¿Por qué lo juzgas y lo criticas?¿Por qué nos quieres quitar la voz?

JUZGAR ES TAN FÁCIL QUE TODOS SABEMOS HACERLO.

Juzgan basándose en heurísticos que les anclan en el reduccionismo, la simpleza y la subjetividad, sin fijarse en el hecho en sí, ni en el beneficio común del hecho reivindicado.

¿Por qué hay personas que están constantemente manipulando la opinión pública, criticando, juzgando, valorando y hablando de cosas que no conocen?

Siempre que exista un daño para alguien, y se pueda evitar, mirar hacia otro lado o guarecerse en populismos es simplemente despreciable.

¡Cuánto nos queda por aprender a los seres humanos!

Cuando alguien hace un comentario desde el amor, la experiencia, el conocimiento y la humildad, eso se llama ayuda y aprendizaje a través de la experiencia.

El resto es intentar taparnos la boca con proclamas populistas. Y lo pueden intentar, pero nuestra libertad de expresión nos ampara.

Defendamos siempre los derechos que nos han costado tanto adquirir durante años.

Todos somos iguales, todos somos diferentes, todos tenemos derecho a pedir información a los responsables, a expresar nuestra opinión y a reivindicar nuestros derechos desde el respeto al prójimo.

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VIVIR SIN NEGAR EL MIEDO

“ Receta para perder el miedo:

1. Tres rugidos de león. Hay que enfadar al león para que ruja. Si no vives cerca de un zoológico, puedes rugir tú mismo.
2. Medio kilo de lágrimas de fantasma. Pregúntale a tu abuela si conoce alguno.
3. Un pellizco de melancolía de ogro. Son difíciles de encontrar, suelen vivir en los cuentos, aunque podemos tener alguno de vecino.
4. Cantar en voz alta. Al miedo le da mucha rabia.
5. Hacer una mermelada y tomarla con rebanadas de gritos.”

“Recetas de lluvia y azúcar” Eva Manzano y Mónica Gutiérrez Serna.

Tener miedo es inherente a estar vivo. El miedo se debe a una falta de conocimiento y de comprensión de lo “desconocido”. Reconocer que no podemos saber todo y controlar todo, transforma el miedo en un recurso beneficioso. Cuando comprendemos esto, el miedo se vuelve nuestro amigo.

Podemos utilizar nuestro miedo para centrarnos más en el presente, porque cada momento es una oportunidad.

Hagamos frente a nuestros miedos con coraje, con entendimiento y con bondad hacia los demás y no perdamos el tiempo.

Hablemos con nuestros seres queridos, amigos, gente con la que compartamos experiencias vitales, profesionales…hasta ser capaces de convertir lo que en un principio era “desconocido”, en parte de nuestro conocimiento y entonces desaparecerá el miedo.

El miedo no es ni bueno ni malo. El miedo es neutral. Aquello que es positivo o negativo, es nuestra respuesta y nuestra relación con el miedo, la manera en el que lo entendemos, el enfoque, cómo lo canalizamos, etc. El miedo no existe intrínsecamente, si fuera así no experimentaríamos ni paz ni compasión en absoluto, surge de relacionarnos con el Mundo.

Comprendamos por qué tenemos miedo y aprovechemos la oportunidad de mejorar.

Comprender el miedo implica comprendernos a nosotros mismos.

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CUESTIÓN DE PALABRAS

“Las palabras tocan nuestros corazones. Son las que, más que ninguna otra cosa, nos hacen seres humanos y pueden manifestar todo un Mundo dependiendo de la intención con las que sean dichas.” Any Pascual.

Existen dos tipos de palabras y por lo tanto dos clases de conversación y en último término de comunicación: las palabras-alimento y las palabras-basura.

Dependiendo de cuál usemos, lo que nos digamos unas personas a otras cambiará radicalmente, y también cómo lo digamos. Así que es necesario ser conscientes y saber si las palabras con las que nos comunicamos alimentan o son basura que acumulamos sin decidirnos a tirarla al contenedor.

Las palabras-alimento, como su nombre indica, son palabras que nutren, que construyen, que informan, son palabras positivas y al mismo tiempo son mucho más que mero positivismo, pues generan una comunicación en la que se aprende algo nuevo, en la que se comparten ideas y en la que todo el mundo está deseoso de ser alimentado y alimentar gracias a ellas.

Las palabras-basura son exactamente lo contrario y hay dos clases.

Una es lo que podríamos llamar palabras “comida rápida”. Cosas que se dicen solo por conversar, por llenar el hambre que genera el silencio y que ni son positivas ni nos aportan nada. Muchas veces, aunque no todas, estas palabras comida rápida, son palabras negativas y se utilizan también para hablar de lo que pasa en el mundo exterior, o en el interior de otras personas que no están presentes, y que no nos gusta.

Muchos de los canales de noticias, los grupos de RRSS o los programas de tv utilizan estas palabras de comida rápida cuando se quedan sin información verdaderamente útil.

El otro tipo de palabras-basura son aquellas que en cierto momento sí fueron palabras alimento, o que de haberse “conservado” mejor (de haberse dicho con otro tono o en otro contexto) sí hubieran alimentado, pero que por lo que sea se han podrido.

Estas palabras acaban generando un olor horroroso y la mayoría de la gente, al contrario que con la basura física, las deja ahí en un rincón de su mente, envueltas por capas de bolsas-ego, para que no se desparramen por todo el lugar y llenen con su olor y podredumbre zonas que en apariencia están limpias.

Lo más sano es obviar esta clase de palabras, y retenerlas solo momentáneamente en unas bolsas-ego de una única capa biodegradable (de fécula de patata por ejemplo), para que podamos seguir funcionando en la situación en las que estas palabras se han generado. Y después, lo antes posible, a solas, separar esa basura y tirarla al contenedor correspondiente: falsas expectativas, poca autoestima, críticas destructivas, las preocupaciones, el “¿qué dirán?”, etc. Y también las cosas más crudas, las que han estado pudriéndose en la “nevera” durante años y por una causa u otra ahora debemos afrontar: viejas rencillas familiares, insatisfacción laboral profunda, el miedo a no ser suficiente…

Y así, siendo puntualmente optimistas, esperar que eso se vaya desintegrando poco a poco y limpiar toda nuestra casa-mente para generar un entorno en el que esas mismas palabras-basura tengan cada vez menos potencia, “huelan” cada vez menos. En el que las palabras-basura estén compuestas mayormente de “residuos orgánicos” que sirven, con un gran trabajo y mucho tiempo, de introspección para hacer compost y así al final, casi sin darnos cuenta, esas cosas que nos dolían, tras un tiempo y mucha alquimia, se trasformen en la siguiente comida deliciosa sacada de nuestro propio huerto, que tenemos frente a nosotros, nuestro corazón.

Siempre hay esperanza para las palabras basura, porque lo que es basura o alimento también cambia dependiendo de la persona y sus circunstancias. Saber que ahí afuera existe la palabra-basura, nos ayuda a apreciar lo rico que está la comida de verdad, viva, real, orgánica; vivir, pensar y decir desde el amor, la felicidad y la paz común.

Distinguir las palabras-alimento entre todas las palabras-basura nos ayuda a verlas y a atraerlas más y así nuestra alimentación mental proliferará de un modo consciente.

Alimentemos también con las palabras, porque así crearemos un Mundo lleno de armonía y amor con nosotros y la naturaleza, y también entre nosotros.

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MAMÁS ESPECIALES EN SITUACIONES ESPECIALES

“Hay que entender que mi autocuidado no es egoísmo, somos súper culposas. Mi autocuidado es también por amor a ella, porque ella me necesita bien y también para darle un buen ejemplo. Yo quiero que mi hija sepa que yo soy feliz gracias a ella, no que mi vida se transformó en un desastre porque ella existe”. Sonia Castro.

Ser Mamá no es fácil. Ser Mamá Especial es un poco más difícil. Y ser Mamá Especial en situaciones especiales es aún más difícil.

Nadie nos prepara para ser madres, y cuando quienes más queremos en nuestra vida, que son nuestros hijos, tienen algún problema…

Pero con resiliencia nos levantamos y seguimos. Y ahora aquí estamos.

Nuestros hijos son expertos en pasar por complicaciones médicas.

Todos los inviernos estamos pendientes de tomar las medidas adecuadas para no caer en problemas respiratorios.

Esta experiencia, a lo largo de su vida, nos ha dado a las familias herramientas para trabajar a favor de la salud, más en momentos como los actuales. Y llevamos implementándolas años, así que ahora con más ahínco.

¡Vamos! Usemos todas nuestras armas de Mamás Especiales para pasar también esta vez por encima de estadísticas y resultados en la media. Sabemos lo que tenemos que hacer y trabajamos, como siempre, duro, día a día para que nuestros hijos nos despierten en mitad de la noche con una sonrisa.

Ahora son los demás los que se encuentran en una situación de alerta, como la que nosotras tenemos todos los días en la vida de nuestros hijos.

Comida saludable, terapia en el hogar (ABR especial respiratorio), sol, alegría y remedios naturales. Como siempre.

Y si los necesitamos, ahí estarán los profesionales para tomar las medidas necesarias, porque somos población de riesgo y sabemos mejor que nadie lo que valen. La medicina de urgencias nos ha ayudado miles de veces.

Y lucharemos por nuestros derechos como siempre, porque todos somos iguales.

Hoy es esto, ayer fue lo otro y mañana será lo siguiente. Pero nosotras seguimos día a día con lo nuestro, que bastante es, respetando a los demás y cumpliendo con las normas.

Nuestros problemas son visibles, si te fijas un poco. En esta crisis lo que observamos son los problemas no visibles de muchas personas que hasta que han experimentado en primera persona el MIEDO a perder la salud, esa salud por la que llevamos años luchando nosotras, no se podían ni imaginar lo que es vivir así todos los días de la vida, y sin que nadie se de cuenta.

Esperemos que a partir de ahora todos aprendamos la gran lección de saber lo que es importante en esta vida y que nunca nos olvidemos de los aprendizajes en cuanto a solidaridad, empatía, respeto, higiene social, bien común, etc.

Todos somos iguales, aunque algunos llevamos muchos años practicando para poder seguir viviendo.

Un abrazo a todas las Mamás Especiales. Resiliencia.

#anayany
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LA DEMOCRACIA DEL CORAZÓN

“El que mira hacia fuera sueña, el que mira hacia dentro despierta del sueño” Carl Gustav Jung.


La mayor parte de nuestras costumbres son el resultado de normas sociales que hemos adoptado más o menos conscientemente. 

Cuando un grupo de personas nos ponemos de acuerdo con respecto a una opinión o una actitud, o también sobre una manera de actuar o manera de comportarnos, se manifiesta un consenso que dicta una norma. Pero para nosotras las normas las marca el amor infinito por uno mismo y por los demás.

Porque algunas de las normas sociales, no rigen un bien amoroso común, sino que tienen  la función de preservar la armonía y supervivencia de la sociedad en general, no de los individuos en particular. Son el resultado de un consenso y por eso las aceptamos cuando nos relacionamos o vivimos en sociedad, ya que el estilo de vida actual, y nosotros individualmente como sus componentes, no asumimos la responsabilidad individual.

Nosotras no seguimos a la mayoría, no por rebeldía, sino porque nos hacemos responsables de nuestras vidas. La seguridad de seguir a la mayoría no nos aporta nada en nuestro estilo de vida. No seguimos a líderes de una dualidad u otra, decretamos que somos libres y así podemos rodearnos de felicidad independientemente de las circunstancias. Respetamos, entendemos, y seguimos nuestro camino aceptando, pero conscientes. Escuchamos nuestra voz interior, que es para nosotras donde reside la verdadera sabiduría, y desde el amor disfrutamos de ser libres en nuestro estilo de vida diario y nos adaptamos cuando nos relacionamos socialmente. No jugamos a ser diosas, sino que nos empoderamos para vivir felizmente. Si caminamos desconectadas de nosotras mismas, sin darnos cuenta nos estarán desempoderando.

Mientras que el ser humano no sea humano (espiritual, mental, emocional y físicamente) y no seamos capaces de ejercer un control propio sobre nosotros mismos y nuestra relación con los demás, alguien más vendrá y establecerá normas y leyes para todos según su criterio. 

A todos nos educaron en la dualidad del bien y del mal. Todos hemos sido educados en el desencuentro de la sociedad, en la dualidad competitiva y en el falso empoderamiento de lo bueno es lo mío. Nos han educado según los criterios de lo que es correcto por el principio de autoridad con el que nos relacionamos: partido político, equipo de fútbol, religión, salud… Nos han entrenado para que confiemos más en lo que dice la autoridad que en nosotros mismos. Pero el principio de autoridad es de por sí dictatorial: el de los gobiernos, centros escolares, la economía, etc. 

Por eso es muy importante darse cuenta de que cuando lo oficial choca con la alternativa, son las autoridades en verdad  las que chocan, no la realidad. Nadie tenemos toda la información. Cada uno vivimos nuestra realidad y por eso existe el miedo y la necesidad de refugiarse en un grupo. 

Nosotras valoramos más ser librepensadoras y aprendemos de las experiencias vivenciadas. La democracia interna del corazón consiste en ver que el otro te complementa. Por eso valoramos lo diferente y “la visión del águila” para ver todo desde una perspectiva más amplia. Nosotras no competimos por tener la razón, la verdad o lo material, colaboramos con la Naturaleza por un bien común. Los seres humanos somos simplemente seres vivos, no dioses.

Seguir las normas comunes sin más, sería cómo desentendernos de las relaciones desde el amor, desde el corazón, y someternos al líder de turno como refugio por la pereza de adquirir el conocimiento propio o negar la dualidad educativa. Entonces seguir a las masas es lo más fácil. 

En un mundo ideal en el que las personas mirásemos empáticamente hacia los demás, día a día, respetando que todos somos diferentes, no sería necesario tratar a las masas como seres irracionales. Por supuesto que para convivir hace falta unos mínimos ineludibles, pero cada individuo sería responsable de su vida y de la de los demás como parte de un sistema comunitario. No se trata de defender una utopía, sino de despertar para dejar de vivir en la distopía actual. No serían necesarias tantas leyes, sino que cada individuo se responsabilizara de sus acciones diarias a favor de un crecimiento y bien común. 

Estamos en el siglo XXI, ya es hora de darnos cuenta de que la especie humana puede abarcar muy diversas situaciones de muy diferentes maneras. 

Existen Leyes Universales, no creadas por gobiernos sino por el hombre, para vivir en comunidad como seres sociales, que son más importantes que las decisiones políticas. Vivamos desde el amor, la empatía, la solidaridad, la compasión, la felicidad, el bien común, etc.

Aprendizaje: Para ser libres debemos vivir desde la democracia de corazón.

#anayany
#vidafeliz

MI ELECCIÓN ES… QUEDARME EN CASA

Por Any Pascual.

En estas fechas, todos nos estamos quedando en casa. Para la mayoría, esto no es algo que hubieran escogido si alguien les hubiera preguntado.

Pero yo sí.

Quedarme en casa es para mí algo natural, me gusta y lo elijo libremente casi siempre.

Tener una vida sencilla, saludable y ordenada ha sido un camino que hace años empezamos a raíz del despertar de mi familia tras mi nacimiento. Por eso elegimos vivir conscientemente según las indicaciones de nuestro cuerpo, nuestra mente y alma.

Por eso, normalmente, solo salimos de nuestro pueblo una o dos veces al mes y casi siempre es para eventos culturales o para adquirir cosas que no podemos conseguir aquí. No consumimos mucho, así que no necesitamos salir muy a menudo porque normalmente compramos online y lo traen a casa.

Lo que si hacemos es pasear por la maravillosa naturaleza que tenemos justo al lado de nuestra casa: la sierra, la playa…

Para el resto, si podemos, estamos mejor en casa.

Hay mucha gente para la que el sitio donde duerme no es un hogar, sino solo un lugar donde tumbarse a descansar o, para los más sedentarios, ver la televisión o mirar el móvil durante horas.

Para nosotras hace mucho que ese concepto ha cambiado. Nuestra casa es un verdadero hogar y, de tener la opción, preferimos estar aquí que en otro lugar.

Por eso aunque mucha gente está teniendo algunas dificultades para mantenerse sin salir, para nosotras es lo más normal del mundo.

Con los años hemos ido creando un hogar con todo lo necesario para vivir sencillamente. Tiene una buena orientación para que entre el sol en los días fríos y la brisa en los calurosos, en el pueblo, rodeados de naturaleza y lejos de aglomeraciones, ruidos y contaminación.

Soy parte de las personas altamente Sensibles (PAS), eneatipo 4 centrado y Generación Z. Estos rasgos combinados generan un temperamento perfecto para pasar, no solo estos días en los que nos quedamos obligatoriamente en casa, sino una vida tranquila en un pequeño entorno controlado.

En mi hogar estoy feliz y tengo la capacidad de estimular mi sistema nervioso solamente justo hasta donde lo necesito, evitando el estrés por cosas incontrolables que a las PAS nos afectan mucho.

Las personas de otras generaciones pueden notar que sus relaciones sociales se resienten por no poder salir de tiendas o a un bar con sus amigos. Para los de mi generación lo más normal es que la única manera de distanciarnos en una amistad sea dejando un mensaje en visto o sin responder en las RRSS.

Además, ahora la cultura es más accesible que nunca online. Muchos artistas están colaborando en la creación de iniciativas para que tampoco la cultura esté alejada de nosotros, como por ejemplo el ya pasado #yomequedoencasafestival o el #poesíaentusofá, en curso y fascinante.

Ahora la música, las letras, el arte… están al alcance de todos.

Y como ahora más que nunca la salud, física y mental, es lo primero, disfrutemos de nuestras casas y de la oferta cultural gracias a las nuevas tecnologías.

Yo elijo quedarme en casa porque es más tranquilo, no consumo, estoy con mi familia y hago lo que quiero. Mejor que salir sobreactivándome en relaciones sociales. Así paso más tiempo con las personas que amo, relajadamente, en un ambiente saludable, y simplemente me hace más feliz ir hacia mi interior que salir fuera a buscarlo.

Por ello os digo: quedaos en casa hasta que sea seguro salir. Y cuando podáis decidir, escoged conscientemente las influencias que queréis recibir.

Pensad y reflexionad. Id hacia vuestro interior.

¡Quedarse en casa también es una pasada!

#anayany
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APROVECHEMOS ESTE TIEMPO PARA PLANTEARNOS CAMBIOS INTERNOS POSITIVOS

“Si quieres cambiar el mundo, cámbiate a ti mismo”. Mahatma Gandhi.

El tiempo y la energía que gastamos en cosas que no podemos cambiar, lo estamos desaprovechando sin hacer aquello que sí podemos cambiar.

Los problemas no se resuelven solos, tenemos que resolverlos nosotros mismos, siendo el ejemplo de lo que queremos ver en el Mundo.

No esperemos a nada para plantearnos cambios internos en nuestras vidas.

Nosotras, por ejemplo, para crecer internamente nos unirnos a personas que han hecho los cambios en su vida que a nosotras nos gustaría implementar, y aprendemos de su experiencia. Nos informamos, formamos y lo ponemos en práctica. Así avanzamos en el camino.

Tomemos consciencia, cuanto antes mejor, de que todo está en nuestro interior.

Y si no sabemos como alcanzar todo nuestro potencial, que tenemos dentro, siempre podemos buscar ayuda o conocer alternativas que quizás aún ni nos planteamos.

Pero pensemos que son nuestras limitaciones mentales las que más nos frenan a avanzar en estos momentos.

Hoy, más que nunca, miremos a nuestro alrededor y decidamos si cambiar puede merecer la pena.

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VIVIR EN EL HOGAR

“Juntos pero no revueltos” Refranero Español.

Papá trabaja en casa desde hace años.

Any estudia en casa desde hace años.

Y yo hago Terapia ABR en el hogar desde hace años.

Nos hemos acostumbrado a crear una vida en el hogar.

Nos gusta salir a la naturaleza, pero nuestro día a día lo hacemos en el seno de nuestra casa.

9 -10 horas durmiendo.

8 trabajando.

3 horas comiendo.

Y el resto lo repartimos en la terraza tomando el sol, jugando, leyendo, escuchando música, haciendo ejercicio, meditando, escribiendo…

Como hemos hecho de nuestra casa un HOGAR PARA VIVIR, hemos adquirido con los años elementos que nos facilitan la vida como un purificador de aire para interiores, una máquina de osmosis + ionizador para el agua, robots de limpieza y cocina, difusor de aceites esenciales, nebulizadores para agua de mar… Siempre manteniendo el concepto minimalista, evitando el consumo innecesario y siendo conscientes de que invertir es mejor que gastar.

Cada uno tenemos nuestro espacio individual (el despacho, la sala de ABR, o la habitación) y nuestros espacios comunes, que a veces se entremezclan, pero que nos da la oportunidad también de estar en silencio y soledad cuando lo necesitamos.

Tenemos horarios, flexibles, que nos ayuda a planificarnos mejor.

Según nuestros ritmos circadianos hacemos las tareas:

Any y yo somos más madrugadoras y después de una cena ligera nos vamos pronto a la cama, así que por las mañanas rendimos más. Es el momento de preparar las comidas, limpiar, recoger, ordenar…y hacer la tarea central del día, en mi caso la Terapia en el Hogar.

Al medio día solemos tomar el sol, un baño, una siesta… Es un momento más tranquilo, tras comer, para hacer una buena digestión.

Por la tarde ya la energía es menor, así que leer, meditar, escribir… y trabajar un poco más.

Cenamos y nos vamos a dormir.

Tres veces al día hacemos una tabla de ejercicios, para movilizar el cuerpo. Cosas sencillas y sin forzar nada, solo activar.

Y prácticamente así es nuestro día a día, desde que por motivos de salud decidimos pasar a un estilo de vida saludable, consciente, y sencillo.

Cambiamos el concepto de casa dormitorio por el de HOGAR para VIVIR.

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UNA DE CUENTOS (X)

ESPERANZA.

«En la ladera de una montaña había una fuente conocida por todos como la fuente de la Esperanza. Todo aquello que estaba deprimido o desanimado por alguna dificultad, bastara con que bebiera un poco de aquella agua para llenarse de esperanza y tener fuerzas para superar su dificultad, por imposible que pareciera. Esto hacía que los habitantes de aquella región estuvieran siempre alegres a pesar de los problemas.

Pero un día la fuente se secó y ya no pudieron beber su agua. Esto fue catastrófico. El desánimo y la desesperanza se apoderó de todos. Dejaron de estar alegres y se volvieron terriblemente pesimistas.
Sólo hubo un niño que no perdió la Esperanza. Todas las mañanas acudía a la fuente esperando que volviera a caer el agua. Y allí se pasaba el día entero. Los que le veían le decían que se marchara porque estaba perdiendo el tiempo; la fuente se había secado para siempre. Pero él no les hacía caso. Todos los días, semana tras semana, no dejó de ir a la fuente. Algunos hasta se burlaban de él y le tomaban el pelo. Era imposible que saliera agua porque el manantial de donde se alimentaba la fuente estaba cegado por la tierra.

Una mañana de tantas, cuando todo parecía perdido, el niño vio con sorpresa que de la fuente iba a caer una gota de agua. Era la última gota de esperanza que quedaba. A toda prisa puso su mano para recogerla y se fue entusiasmado a enseñársela a todos. Pero nadie le hizo caso. Aquello era una gota insignificante que no valía ya para nada. Le dijeron que la tirara donde quisiera porque ya no había nada que hacer. La esperanza estaba perdida sin remedio. El pobre niño se marchó muy triste y desanimado. Así que fue al pozo de donde bebían todos y tiró allí su gota de agua.

Sin embargo, aquella gota de agua tenía la Esperanza tan concentrada en su interior, que cuando se mezcló con el agua del pozo, hizo que todo él se contagiara de esperanza. Al día siguiente, cuando todos bebieron de aquel agua, quedaron nuevamente llenos de esperanza. Cuando se enteraron de que había sido por la gota de agua que aquel niños había echado, fueron a darle las gracias, porque fue el único que continuó esperando contra toda esperanza. Y desde entonces, aquel pozo fue conocido por todos como el pozo de la Esperanza».

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