“Solo hay un bien, el conocimiento. Y solo hay un mal, el desconocimiento”. Odile Fernández.
Todos hemos tenido a lo largo de nuestra vida malos profesores y grandes Maestros.
Los malos profesores son fáciles de reconocer: no solo no aprendes de ellos, sino que te llevan a errores y a perder el tiempo.
Lo importante es saber reconocer al buen Maestro. Esa persona con la que continuamente estás aprendiendo sea del tema que sea, porque la vida, la experiencia, la inteligencia, los conocimientos salen de su boca con cada palabra que dice.
Un gran Maestro tiene una visión completa de la realidad. Ha recibido las mejores enseñanzas y ayuda a los demás conforme a ellas, porque conoce las distintas posiciones que no son tan buenas.
Debe tener una mente abierta. Debe entender las diferencias particulares y tener cierta flexibilidad.
Su vida está dedicada a aprender y enseñar. Está abierto a todo aquel que tenga interés, haciendo el mayor esfuerzo para ponerse a nuestro nivel y enseñar desde su experiencia. No hace proselitismo y le encantan los alumnos realmente dedicados.
Tiene muchos conocimientos. Debe conocer los conocimientos clásicos y tener una buena formación en las últimas novedades de su campo, y para él, el método y la práctica son igualmente o más importantes que la teoría.
Tiene disciplina. Es difícil que alguien haya alcanzado un gran estado de realización sin cultivar la disciplina.
Es amable. Esta es una cualidad fundamental en cualquier ser humano que ha progresado en la vida.
Tiene un linaje. Una continuidad en la transmisión desde su maestro a sus discípulos.
Es progresivo. Deben de ser capaz de adaptarse a los tiempos y a los contextos de sus aprendices.
Es humilde con sus logros y virtudes. Atribuirá su conocimiento a sus maestros y mostrará respeto por las enseñanzas.
No está interesado en nuestra cartera. Su interés es erradicar la ignorancia, no hacerse con nuestro dinero o cualquier otro interés particular. Con cubrir gastos para poder enseñar a sus siguientes alumnos, se da por satisfecho. No busca el enriquecimiento material.
Tiene un gran maestro y un grupo de aprendices para compartir experiencias y logros.
Confía en la cadena de causa y efecto, dando un buen ejemplo a sus alumnos .
Es generoso e inspira a la generosidad.
Tiene medios hábiles. Es creativo y compasivo y capaz de encontrar los medios para que sus alumnos avancemos.
Nos lleva a un entorno virtuoso. Debe buscar desenredarnos del camino equivocado, y ayudarnos a comenzar el camino correcto.
Domina cuerpo, palabra y mente. Mens sana in corpore sano.
Tiene percepción pura. Ve el mundo de manera neutra. Y debe ver en sus alumnos su naturaleza luminosa, debajo de la personalidad y de las apariencias.
No juzga. Debe ser capaz de ver los aspectos de nuestra personalidad que nos obstruyen el camino y debe ser implacable en buscar que eliminemos esas obstrucciones, no debe juzgar si somos buenos o malos. Y debe ser tolerante con los errores.
Vive bajo los principios que predica.
Se cuida de no hacerse, ni hacer daño. Debe tener cierta moralidad.
Y perdona.
Gracias Maestro Blyum.