“Cada persona es un campo en el que puedes hacer germinar una semilla” Ramiro Calle.
¡Qué gran regalo para un niño poner un buen cuento en su vida!
Los hay maravillosos y muy diferentes: unos viejos, otros no tanto, unos de fantasía, otros reales como la vida misma.
Ir a comprar un cuento, para mí siempre ha sido mágico. Un cuento de esos que te tiras horas y horas en la librería y… ¡por fin! Me llama desde un rincón y no puedo más que leerlo de principio a fin antes de decir con una sonrisa en la boca: “Envuélvamelo para regalo”.
Y qué felicidad para los padres poder transformarnos cada noche en “cuentacuentos”. Con variadas voces para los personajes, con el cambio de entonación constante para no bajar la atención, con onomatopeyas suficientes para hacer crecer la magia y al mismo tiempo dejar sitio a la imaginación…
Recuerdo perfectamente que cuando Any conoció a Robert Kiyosaki una de las primeras cosas que le dijo a su padre fue “Tienes que agudizar un poco más la voz, no la tiene tan grave”. Tantos años leyendo y releyendo “Padre Rico, Padre Pobre” a la hora de dormir, que la voz ya formaba parte de la historia tanto como el personaje.
La magia surge cuando le lees todas las noches su libro favorito. El contacto con el texto, la forma de expresión, las cadenas neuronales que se establecen durante la lectura, la amplitud de vocabulario, la crítica constructiva hacia un escrito u opinión, la independencia intelectual, etc.
Y es mejor aún cuando a temprana edad un niño ya lee todo lo que cae en sus manos. Entonces es difícil que alguien pueda cuestionarle, aunque piensen que está en la fase premoral.
Sé que hay corrientes para todos los gustos sobre este tema, pero nuestra experiencia ha sido tan maravillosa con la lectura temprana que lo vemos tan normal como que un niño se tire horas y horas dándole patadas a un balón u otro tocando el piano. Siempre que sea motivo de júbilo, diversión y fomento de la imaginación, a nosotras nos parece fantástico empezar cuanto antes mejor.
Desde que Any era muy pequeña estuvimos rodeadas de letras, palabras, pequeñas frases, poemas, la vida de Any en cuentos que le hacíamos nosotros, audiocuentos, cuentos visuales, etc. Aunque curiosamente la asignatura favorita de Any era… Matemáticas. Importantísimo saber leer en Mates.
No es cuestión de condicionamiento clásico o de una determinada edad, sino de disfrutar de un acto meramente placentero. Ahora mutuamente nos leemos cuentos, historias, libros, leyendas, etc., y disfrutamos de escuchar o leer un buen CUENTO.
¡Viva los cuentos, viva la lectura!
Aprendizaje: Si rodeas a un niño de acciones positivas para su desarrollo en todos los campos posibles, su vida será más fácil y placentera.
Un abrazo de Oso ❤️❤️❤️ y otro de Luz✨
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