“Todas las cosas se hallan entrelazadas entre sí y su común vínculo es sagrado y casi ninguna es extraña a la otra, porque todas están coordinadas y contribuyen al orden del mismo mundo”. Marco Aurelio.
Nosotras tenemos claro que cuidarnos nos hace libres, porque hemos experimentado lo que es vivir enfocadas en la cárcel de la falta de salud. Por eso conocemos la importancia de priorizar en la vida la calidad de los alimentos que ingerimos. Sabemos que esto, entre otras cosas, determina la calidad de nuestra salud. Tomamos alimentos locales, de cercanía, de temporada, sin procesar y biológicos. Y dedicamos tiempo al arte de meditar cocinando, un acto hecho desde el cariño hacia nosotras y hacia los demás, que estimula los cinco sentidos y nos hace estar en el aquí y ahora.Utilizamos diferentes estilos de cocción (estofado, al vapor, salteado) y evitamos los fritos, el microondas y materiales como el teflón y el plástico.
Las cocciones tienen la capacidad de cambiar las cualidades de los alimentos, así que prestamos atención a esta cuestión porque una correcta cantidad de agua, sal, tiempo de cocinado y corte producen efectos en nuestro organismo. Además intentamos combinar texturas y consistencias en cada comida: cremoso, blando, crujiente… para evitar los antojos.Nosotras empezamos hace muchos años por una alimentación disociada, evitando el gluten, la lactosa, la soja… y nos formamos y evolucionamos hasta que encontramos nuestra particular combinación de alimentos.
Ahora nuestra alimentación es ecológica, sencilla, limpia y sana.
Aprendizaje: Cuidarse no se trata de hacer dieta, sino de la voluntad de tener un estilo de vida saludable.
