“Hoy el sol incide en tu cuadro.
Y cada vez que pasé a tu lado,
recuerdo, cerca del Prado.
Aquel artista nunca nombrado
te pintó cual reina en su reinado.
Y ahora me arrepiento de no
haberte dado mi atención.
Un minuto, para una emoción.
Tal vez evocando una canción.
Estar en tu ciudad y no ir,
siendo otra, sería un sin vivir.
Pero al menos puedo apreciarte.
Y crear sobre ti arte.
Estando cerca me sobre-estimulo.
Pero ahora quiero tocar tu muro.
Porque eres preciosa, y ahora puedo sentir
lo que en tantos años no supe percibir.
Después de casi una década anhelando,
y a la vez rechazando.
Ir a ver tu belleza cultural.
Porque me parecía algo terminal.
Algo de una época que no amaba,
y por lo tanto desdeñaba.
Ahora me arrepiento.
De no haber cedido al tormento.
Que creía era ir a ver tu estructura
cuando transmites tanta hermosura.
En el hotel, en silencio,
Te agradezco este sentimiento.
Gracias, expresión de arquitectura.
Gracias, de mi antigua ciudad pura.
¡Gracias, monumento!
Gran lugar del nuevo ayuntamiento.
Gracias, Cibeles.
A la diosa y a la pintura de mieles”. Any Pascual.
El Paseo del Prado y el Buen Retiro ya están incluidos en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco como “El Paisaje de la Luz”. Y a nosotras nos parece un nombre muy apropiado porque gran parte de la vida de Any hemos vivido en Retiro y para nosotras supuso un lento despertar y al final, por fin, pudimos ver la luz. Allí disfrutamos muchos años de tardes de paseo por el Retiro, ferias, actividades, manifestaciones, celebraciones, etc. Pero también fue pulmón de oxígeno después de estar horas de médicos en el Niño Jesús, lugar de reunión con amigos que venían a Madrid, zona para compartir con personajes conocidos que también disfrutan de su luz, etc.
Nos fuimos a Madrid pensando que allí tendrían las mejores soluciones para que Any optimizara sus condiciones físicas y su salud, y no fue así. Sin embargo los últimos años vividos allí fueron de encuentro con nosotras mismas y aprendizaje para sacar lo mejor de nosotras y así ver la luz, mejorar nuestra condición física y nuestra salud. Nos dimos cuenta de que éramos nosotras y no la gran ciudad, con nuestras soñadas oportunidades, las que llevábamos en nuestro interior todo el potencial para ser felices y tener una vida saludable.
Gracias Madrid.
Nos fuimos a buscar que nuestros pensamientos se hicieran realidad y tú nos mostraste que el destino es más fuerte que nuestros deseos, pero que el libre albedrío nos conduce a una felicidad que no podemos ni soñar. Nos diste un gran aprendizaje. Volveremos seguro a disfrutar de tu luz.
Aprendizaje: La felicidad se logra desde nuestro corazón, no desde nuestros pensamientos.
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