DERECHO AL “SIN ESFUERZO”.

“Somos de la misma materia que los sueños y el sueño envuelve nuestra breve vida” Shakespeare.

Según cuenta Plutarco, Alejandro Magno, el gran conquistador, buscó emocionado al gran filósofo Diógenes y, al encontrarlo, le preguntó si podía hacer algo por él. En vez de pedirle cualquier suntuoso regalo de este mundo o favor, Diógenes solo le dijo a Alejandro que se moviera de donde estaba porque le tapaba el sol.

Practiquemos el derecho a NO FORZAR, que como dice Any: “no es quedarse parado, sino fluir con la vida como fluyen las olas”.

Hasta hace unos años, yo hacía todo lo contrario; siempre hacía lo máximo que podía. La conclusión a la que he llegado a día de hoy es que cuanto más aprendemos, más crecemos y más avanzamos, nos acercamos más a la calma, a la misión, mientras disfrutamos de la VIDA. 

Las prisas no son buenas compañeras. Como Mamá Especial, me he dado cuenta de que VIVIR en el siglo XXI ya es un trabajo lo suficientemente duro para muchos y que forzar en la vida diaria para “normalizar” crea sufrimiento, en vez de ayudar.

Acerquémonos de la forma más adecuada a cada situación, sin forzar. Hacer sin forzar. Así de simple.

Wu Wei significa “sin esfuerzo” y “crecimiento”; las plantas crecen por Wu Wei, es decir, no hacen esfuerzos para crecer, simplemente lo hacen.

Any mejora por Wu Wei, sin esfuerzos, naturalmente, aunque con ayuda, por supuesto. Cada vez que hemos intentado ir más allá en nuestras ansias como padres por conseguir resultados rápidamente, nos hemos visto envueltos en un círculos viciosos de desgaste, retraso y daño físico inconsciente.

Hoy entendemos que los mejores resultados han venido siempre desde una forma natural de hacer las cosas, sin forzar, a su ritmo y desde el rigor científico más actualizado.

Exigirnos como madres o exigirles como hijos más de lo que pueden dar, por seguir el ritmo de unos cánones sociales o unas ideas preestablecidas, nos lleva a nosotras y a ellos al agotamiento, lo que supone no lograr los deseos. Cuando nos exigimos por encima de nuestras posibilidades, dedicamos a un asunto más energía de la que podemos entregarle en realidad y así nos vemos obligados a quitársela a otras áreas de la vida.

A las Mamás Especiales parar nos genera frustración, sentimiento de culpa, juicio… Y nos coloca en el papel de víctima. Pensamos que la única forma de sentirnos bien con nosotras mismas es dándoles todo mientras sean pequeños, sin pensar en el futuro, ansiosas bajo el pensamiento tradicional de que un niño con problemas solo puede evolucionar en los primeros años de su vida. Groso error.

Mientras nosotras nos agotamos, ellos se agotan también. Paremos y reflexionemos sobre si nosotras podemos dar desde el sobre-hacer y ellos recibir sin querer.

Calma, constancia e inteligencia podrían parecer un oxímoron si nos anclamos en la necesidad de ver resultados cuanto antes mejor, pero la sencillez es la clave de la elevación de la conciencia y el método para conseguir realmente los mejores resultados.

No actuar en exceso, es el mejor acto; por eso, parar también puede llevarnos hacia la felicidad, hacia el bienestar. Hablemos del “no hacer” como inacción, relajación, quietud, no-reacción, liviandad, recibir ayuda… 

Parar no es no hacer nada, sino hacerlo de una forma consciente, sin prisas, naturalmente.

Ante las virtudes de la pasividad hoy en día se opone el hábito social de estar haciendo muchas cosas diferentes todas las horas, todos los días, sin darnos cuenta de que más no significa siempre mejor. El éxito no consiste en hacer y hacer, sino en la inteligencia de ir progresando, alcanzando hitos, superando barreras al ritmo adecuado mientras disfrutamos de la vida.

Parar no es fácil. El miedo al silencio, al espacio vacío. La idea de que aún no hemos hecho suficiente y el ideal de lo que tenemos que llegar a lograr…

Pero hacer infinitamente no nos deja vivir en paz. Dejamos de ser felices, de disfrutar del día a día, para simplemente hacer.

Vivimos en la ilusión de que tenemos que hallar algo que no tenemos, que lo que deseamos está en buscar incansablemente y hacer sin más. Que a través de algo externo, de algo que conseguiremos en el futuro gracias a los demás, nos podremos sentir bien. Y si no hacemos eso, si no probamos aquello, nos sentimos mal. Tenemos que aprender a ser lo que somos, sin hacer lo que hacemos para demostrar a los demás nada. Ser libres en conocimientos para dejar que lo que deseamos nos lleve más lejos aún de la lógica.

Existen numerosos caminos para crecer y paradójicamente algunas veces el más rápido consiste en NO HACER. Así, sin fuerza ni resistencia, dejaremos de hacer “lo mismo de siempre” y disfrutaremos de la vida, del camino y sobre todo de aprender y poner en práctica una vida sencilla.

Any combina sus tareas diarias con la relajación, ejercicios terapéuticos pasivos y música relajante. Ese es su espacio de equilibrio. Y los resultados son maravillosos. Desde fuera podría parecer que muchas veces no está haciendo nada, pero su cuerpo tiene una gran actividad continuamente. Está cultivando el ARTE DE VIVIR. En su caso y debido a sus patologías: EL ARTE DE VIVIR PARA SER FELIZ CON SUS CIRCUNSTANCIAS DESDE LA RECUPERACIÓN SERENA A TRAVÉS DEL NO FORZAR. Ella me ha enseñado que avanzar es lo importante, pero despacio, para que los positivos triunfen frente a los negativos y su cuerpo no colapse por el ritmo trepidante de simplemente hacer.

Any me ha parado, pero como Maestra que es, no buscando que esté a su lado en el camino “correcto”, sino para enseñarme que correr, tampoco me hace ningún bien a mi.

#anayany

#amorinfinito

#vidafeliz

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