“Para ser interesante hay que interesarse.” Dale Carnegie.
Si estamos muy centradas en un trabajo, una tarea, un objetivo, parece que el mundo se parara y nada más pasara a nuestro alrededor. Sin embargo, cuando acabamos nos damos cuenta de que la vida sigue sin nosotras y que quizás nos perdimos parte, por estar centradas en exclusiva en la tarea anterior.
Por eso intentamos fluir. Si no disfrutamos plenamente del día a día, la vida pasará, de un hecho a otro, y nos perderemos muchas cosas que nos rodean.
Por eso hemos decidido aprovechar nuestras capacidades y abrir nuestras miras y nuestra vida a muchas cosas diferentes que nos afectan y con las que nos relacionamos. Hay muchas cosas importantes: la familia, una saludable alimentación, nuestro hogar, nuestra terapia… Pero el equilibrio vital sabemos, por experiencia, que está en un compromiso propio para mantener al mismo tiempo nuestra energía, nuestras inteligencias múltiples, nuestras capacidades y disfrutar del tiempo vital, para cubrir todos los aspectos de la vida, y no uno solo. Si unos pesan más que otros, desequilibraremos la balanza y al final esto nos pasará factura.
La vida transcurre para todos, pero no todos la vivimos plenamente.
Para disfrutar del mundo, aún en las circunstancias más adversas, estamos enfocadas en cultivar la “prosperidad compartida” en todos los ámbitos de la vida, y no solo en una parcela.
Nuestras distintas experiencias vitales nos llevan siempre a la misma conclusión: carpe díem.
Aprendizaje: Vivamos plena y conscientemente.
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