No escuches a tu ego.

La nueva forma de esclavitud está relacionada con el trabajo o los negocios.

Las relaciones que se establecen en distintos tipos de situaciones laborales pueden ser muy tóxicas, porque el nivel de exigencia por parte de las personas con las que llegamos a relacionarnos se asemejan a la explotación. De ahí la importancia de trabajar nuestro ego para poder reaccionar cuando tengamos que decir NO.

Si es el ego el que nos impide coger el camino de la felicidad y abandonar un barco que nos lleva a la deriva, cuestionémonos que está pasando.

El ego nos puede hacer muy vulnerables.

Otros pueden percibir muy rápidamente que somos susceptible a la adulación (y de qué tipo) o podemos ser incitados a tomar decisiones precipitadas, según sus intereses.

Si nuestro ego es avaricioso, por ejemplo, y está hambriento, los demás pueden manejarlo para sus propios fines.

Nuestro ego nos puede llevar a quedarnos cuando debemos irnos.

Podemos permanecer en condiciones de trabajo insostenibles porque queremos probar que podemos navegar a través de los tiempos difíciles o saltar de un papel a otro, con la esperanza de finalmente sentir que valemos y que si los demás pueden…

Nuestro ego es un pésimo entrenador de carrera, pero lo escuchamos de todos modos, sin darnos cuenta de que los que se venden como referentes a seguir, realmente son humo.

Nuestro ego nos distrae de las prioridades

Lo que nuestro ego quiere es sentirse bien en el momento y además no le importa el trabajo duro e ingrato que se necesita para lograr las grandes metas que nos propongan.

Queremos ser líderes y nuestro ego se conformará por ejemplo con los comentarios de facebook,
porque queremos vencer a todos los otros egos, a los retos y a la competencia con supuestos colegas, apartándonos del foco de nuestros propios deseos u ocultándolos por completo.

Cuando estamos controlados por el ego, no asumimos la verdad que nos ayudará a crecer.

Nos quedamos atascados persiguiendo la gratificación prometida, a veces incluso sabiendo que han elegido ya a otro para el puesto, o centrándonos en proyectos que por desgracia al final son humo.

Vencer el ego es admitir los errores y hacerse a un lado.

Si hemos conseguido una recompensa económica por ese trabajo, estupendo, y si encima de perder nuestro tiempo, hemos perdido dinero, lección aprendida.

Sólo desde el amor, el trabajo diario es gratificante, bonito y satisfactorio.

Para salir al Mundo y lograr el éxito, dejemos el ego a un lado y demos todo desde el corazón, para no caer en nuestra propia trampa.

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