El amor es siempre la respuesta.
Todas las preguntas que nos hacemos, tienen su raíz en la base de todo: el AMOR.
Cualquier duda que tengamos puede ser respondida si la enfocamos desde el amor.
Cuando no sabemos que hacer, lo que nos aclara las dudas de un modo más eficaz es la respuesta a la cuestión “¿Qué haría desde el amor en esta situación?
Esa es la pregunta que todo el Mundo debería hacerse en cada cruce de caminos de sus vidas.
Cuando nos relajamos, dejamos la mente en blanco y nos trasladamos a ese lugar en el centro de nosotros mismos, donde no existe el temor, donde el espacio que hay es seguro, donde algo más grande que nosotros mismos nos guía, y soltamos la necesidad de controlarlo todo, suceden los milagros y la sincronicidad puede darse.
Michelle Nielsen, en su libro “Creando a Matisse”, cuenta que, cuando necesita una señal de que el Universo está gestionando su petición y de que algo con más fuerza basado en el amor está operando a través de ella, le pide a la vida que le envíe de algún modo una barra de labios. Esto funciona para ella como un recordatorio poderoso.
A veces cuando tengamos temor, fustigándonos dentro de nuestros corazones, esta puede ser una herramienta muy eficaz para entender que todo ocurre como debe ser y que vamos por el camino correcto (aunque en ocasiones no lo parezca).
Cada uno, si quiere, puede variar el símbolo. Puede ser desde un mensaje en una red social de una persona determinada hasta que entre un rayo espléndido de sol por la ventana en un día nublado.
Hoy un pájaro entró en nuestra terraza.