“La belleza no consiste en la exclusión de ciertas realidades, sino en la inclusión absoluta de todas, y que todo no es por tanto, limitación, sino infinitud” F. Schiller.
Hacer lo que más nos gusta y disfrutar del hacer lo que hacemos, nos llena de energía e inspiración, viviendo y experimentando lo que queremos y nos hace felices. No hay límites: hasta el infinito y más allá.
Para nosotras no es necesario mucho, ni pensar en grandes cosas, las más simples son las que más disfrutamos.
Aunque a cada miembro de la familia nos gusten cosas diferentes, disfrutamos de las de todos.
Compartamos la felicidad de ver al otro en plenitud y aprendamos a disfrutar de lo mismo, de la esencia. Así será un acto de dar y recibir, compartir y crecer en campos diferentes, hacer lo que nos gusta y acompañar a los demás a hacer lo que les gusta. Y disfrutamos todos de todo.
Pero para hacer lo que nos gusta, primero debemos aprender a amar y apreciar aquello que hacemos. Si no apreciamos las tareas cotidianas que realizamos no podremos disfrutar de nuestros deseos.
Mientras no pongamos todo nuestro corazón y nuestra alma en todo lo que hacemos, no esperemos atraer oportunidades para hacer lo que más nos gusta.
Cuando no deseamos despertar a la verdad, es menos probable que nos lleguen oportunidades para disfrutar de lo nuestro y de lo ajeno.
Sin embargo cuando vivimos felices, a pesar de las circunstancias, aumentamos la probabilidad de crear oportunidades mejores.
Tomemos acción y pongamos amor y disfrutemos, de nosotros, de lo que y de los que nos rodean.