“La persecución, incluso de las mejores cosas, debe ser calmada y tranquila” Marco Tulio Cicerón.
La clave reside en el desapego y la quietud.
Vayamos hacia la introspección y el conocimiento propio.
Mientras que esta “sociedad del cansancio” se sienta impedida a la hora de realizar un esfuerzo por los demás y no reaccione ante la empatía, la humanidad y el respeto mutuo, los que caminamos tranquilos, trabajemos la no-acción, la contemplación, así como el compromiso con nosotros y el mundo, teniendo siempre en cuenta que el viaje dura 10.000 kilómetros pero empieza por un solo paso.
Ese paso, auténtico inicio de una revolución silenciosa, es el más importante de todos.
Frente a la acción enfermiza, constante y narcisista, utilicemos el vacío del paréntesis.