“Elige solo una maestra; la naturaleza”. Rembrandt.
Miremos a la naturaleza, que es nuestra gran maestra. ¿Acaso los pájaros manifiestan a gritos que el cielo es suyo?; ¿Acaso los ríos se apropian de las montañas o los océanos de los peces? La naturaleza es compartir, y nosotros somos parte de ella, por muy antropocentristas que seamos.
Formamos parte del ecosistema Terrestre y Universal, y nada, ni los políticos, ni el poder, ni los intereses particulares pueden frenar el poder de la vida que siempre tiende al equilibrio. Aunque el hombre lo llame cambio climático o contaminación o deforestación, nunca será dueño del futuro del mundo, porque la existencia presente la forma todo lo que hay el planeta y la naturaleza siempre conseguirá mantener su balance. Lo único que logrará el hombre, si no va más allá de sí mismo y piensa en todo lo que es, será su propia extinción (como la de tantas especies actuales).
El ser humano suele hacer una interpretación de la realidad desde su egocentrismo, pero en realidad las personas no somos poseedoras de nada ni tenemos la capacidad para hacer nada sin tener en cuenta el ecosistema en el que vivimos.
Nadie debe creerse poseedor de lo inmaterial, porque ahí empieza el desequilibrio (enfermedad, pobreza, problemas, etcétera). La honradez y la humildad nos devuelven al flujo existencial. Nacimos y vivimos gracias a la sabiduría de nuestro entorno, que nos proporciona nuestros dones y talentos para que los (y nos) pongamos al servicio de la Consciencia. Ese es nuestro papel. Vivir y amar son regalos que se nos han dado para que honremos a la Madre Tierra. Después de todo, somos parte de ella.
Elevemos nuestra consciencia y respetemos todo lo que hay en este maravilloso mundo. Utilicemos nuestro espíritu para crecer, sabiendo que somos uno con todos los demás. Pues todos provenimos del Amor, y amar lo natural nos sana y libera.
Aprendizaje: Busquemos ser hombres libres, libres para evolucionar y así aprovechar la naturaleza a favor del futuro de la Vida.
