MAMÁ.

«Yo soy aquella niña
que has visto crecer,
la que ayudas a cuidar
y convertirse en mujer.

Tú eres esa madre
que ama con todo su ser,
la presencia constante
que siempre quiero ver.

Nos amamos
infinito.
Hace décadas nos elegimos
incluso antes de vernos.
Conectamos hace tiempo,
y volveríamos a hacerlo.

Tú y yo siempre empezamos
diciéndonos buenos días
junto al sol de la mañana,
y compartiendo sonrisas.

Madre e hija,
canción propia.
Vivir juntas
es la gloria.
Seguir juntas,
eso es magia.

La mayoría no lo entiende
pero estar locas es una suerte
siempre que estemos unidas.

Y aunque encuentras resistencia
ante nuestras diferencias,
sabes que vale la pena
para estar sanas y salvas.

Eres mi maestra.
Te agradezco que me hayas abierto puertas.
Estoy orgullosa de nuestra educación
porque lo que me diste
y los riesgos que asumiste
nos han hecho no ser del montón.

Cada día haces tu parte,
mejorando instante a instante.
Y tus derechos ejerces
tomando decisiones conscientes.

Te amo mucho, madre mía.
Aún más de lo que parece.
Porque existir a tu lado
es un regalo, con creces.

Eres tremenda y valiente.
Aunque como tú dices, el cementerio
esté lleno de ellos,
ninguno hizo tus sacrificios
Antes de ti nadie era así de consecuente
ni cuidaba tan abiertamente.

Tus valores son familiares,
Empatía con sentido, ¡No pares!

Tú y yo somos sensibles,
mujeres emocionales.
No queremos ser normales,
queremos vivir rutina.
Quizá somos diferentes
pero yo digo ¡Aleluya!
Bendita locura
que nos da alas
para ser nosotras mismas.

Tú nunca me has obligado
a estar sola en este mundo.
Siempre te has ocupado
de que yo tuviera todo
lo que siempre he deseado.
Y como ambas lo sabemos,
no paramos de darnos besos.

Cuando hablo, tú me entiendes.
Es sencillo comprenderse.
No hay malentendidos
ni tampoco malas formas,
pues ambas ya sabemos
lo que va a decir la otra.

Yo me quedo a tu vera,
estaré siempre cerca.
No hay un mejor lugar:
aquí es donde quiero estar.

Aunque sea una rebelde
y me porte adolescente
sabes que por dentro
sigo siendo quien criaste.

Elegimos ser felices
con todas las circunstancias.
Tú buscas lo más vital
(como dicen en Disney),
valoras mis presentes
y mis palabras adoras.

Nos queremos más que a nadie,
y cuando nos tocamos
recordamos las razones
y seguimos adelante.

Tú siempre me has deseado,
tenerme era tu sueño.
Ahora ya lo has cumplido.
Trescientos sesenta y cinco.
Y cada día es distinto.

Contigo cambio el destino;
me iluminas el camino.

Somos libres
y elegimos
recorrerlo a nuestro ritmo.

Cuando escucho tu risa
mi corazón vibra.
Y cada vez que me miras
saltan chispas de alegría.

Cada hora que me das
es una hora más viva,
una hora que dan ganas
de volver y revivirla.

Nuestro amor
es protector
y nos da una razón
para vencer el temor.

Año tras año
reafirmamos la misión:
ayudarte en lo que pueda
es siempre un honor.

Todo lo que tienes por decir
es importante para mí.
Lo sé porque lo viví:
cada segundo juntas es un momento feliz.

Vivir conmigo es un placer,
tal como me dijiste ayer.
Compartir nuestro tiempo,
créeme,
también lo es.

Las palabras se las lleva el viento, ya lo sé.
Pero verte levantarte cada día es más bonito
que todos los versos
que te escriba alguna vez.

Saber que estás me reconforta
y poder hablar contigo de todo me encanta.
Quiero ayudarte, porque me importas.

¡Gracias!
Siempre adoro abrazarte.

Me gusta como eres;
no hace falta que cambies.
Y si lo haces,
estoy aquí para apoyarte.

Aunque pase una eternidad
sabremos encontrarnos.
La frecuencia de nuestras almas
es más fuerte que el resto.
Somos una, ya lo sabes.
Porque somos iguales.

Nuestro tiempo es permanente;
el saludo, para siempre.

Nadie va a entrometerse
porque yo sé lo que sientes.
Y tú siempre has sido
todo lo que necesito.

Te amo, ma.
Felicidades.
¡Creemos más realidades!
No estás más sola,
cariño.
Hace ya mucho tiempo
que tienes
frente a frente
una fuente
de amor sincero.
Por mi parte y por la tuya,
cada emoción es pura.

Momentos de felicidad,
paz, amor y libertad.
Nosotras somos de veras.
Dentro, fuera o donde sea
y aunque no somos perfectas
generamos mil maneras
de vivir todos los días
con la mejor compañía.

Gracias por cada uno
de tus gestos de amor.
Aun complicada,
e incluso hormonal,
jamás me abandonas.
No me dejas, no limitas
tu atenta disposición.

Pendiente,
diligente,
persistente y amable.

Eres una impresentable
sin vergüenza por ser madre.

Intento describirte
pero tu ser no tiene límites.

Me alegro de que decidas
quedarte y estar en familia.

Este poema es por tu día.
Te regalo esta poesía.

Todo poema tiene que terminar
en algún punto,
aunque nuestro vínculo
no tenga un final.
Es por eso que ahora voy a acabar.

Nos amamos mucho, y hoy
domingo primero de mayo
vengo a decirte algo
con tu cara entre mis manos
y mirándote a los ojos:
Gracias a ti yo soy yo.
Juntas conozco el amor.

Contigo tengo un sentido,
las dos somos un equipo.

Me alegra poder ser tu hija.
Feliz día de la madre.
¡Mamá, gracias por darme la vida!»

Any Pascual

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