“No es suficiente encontrar a la persona adecuada, nosotros debemos ser la persona adecuada”. Jackson Brown Jr.
Intentemos siempre ser conscientes del impacto de las palabras que pronunciamos en quienes nos rodean, el impacto en su mente, en sus emociones e incluso en su corazón.
Es importante hablar siempre desde el corazón, porque todos ignoramos un montón de cosas, pero si nos expresamos desde la bondad, las palabras se vuelven caricias.
Muchas veces no se trata de saber, sino simplemente de ser, compartir y aprender.
Expresarnos con amor, compasión y entrega va más allá de preocuparnos por qué términos usar.
Muchas veces no encontramos la palabra adecuada, no conocemos el término correcto o desconocemos el tema sobre el que se genera la conversación, pero nuestra actitud positiva y alegre envolverá nuestras palabras y las transformará en amor para los oídos del interlocutor.
Nuestras palabras deben atraer el bienestar, la felicidad y la salud a nuestras relaciones sociales. Y si todo está regado con sentido del humor, el rato pinta maravilloso.
Ser positivos en cualquier conversación y alejemos de la crítica, de las palabras soeces o dañinas que generan estrés en el cuerpo (aumentan el cortisol y la adrenalina, suben la tensión arterial y disminuyen la actividad inmunológica) es fundamental para nosotras.
Nos consta que ser positivas y hacer comentarios placenteros tiene un buen efecto general en nuestras vidas y en los que nos rodean. Buen rollito.
Por eso elegimos siempre ambientes cordiales, alegres y simpáticos para disfrutar de nuestro tiempo de conversación. Para nosotras lo natural es pasar un buen rato, intentando mantener un aire de relajación y diversión. El tiempo es muy valioso como para perderlo.
Y si no tenemos nada que comentar en algún momento, es preferible no decir nada, permanecer en silencio y disfrutar de la escucha.