Por Any Pascual.
Obsesionamos con algo, a nosotras nos ayuda a experimentar amor por ello, lo cual eleva nuestra vibración y nos enfoca en el latido del corazón, que se transmite a todas las demás experiencias de nuestra vida. Nuestra atención se afina, nuestra intuición se expresa, y así (al conectar los puntos) nos damos cuenta de que somos un todo, parte de la Inteligencia Infinita que va más allá de lo aparente para mostrarnos, cada día, formas de mejorar, evolucionar, y aprender a amar.
También, estar enfocadas en nuestros intereses nos permite analizar una y otra vez la realidad disminuyendo la probabilidad de error y por lo tanto aumentando nuestro conocimiento sobre algo. El cerebro se encuentra en actividad constante, y dicha actividad nos hace visualizar y sentir la vida intensamente. La mente se transforma en lo que realmente es: un instrumento de la voluntad del ser humano, que utiliza capacidades humanas como la percepción, la atención y la memoria para guiarnos por el camino de la vida y ayudarnos a seguir adelante.
La mayoría se obsesiona con problemas y preocupaciones, por su estado interno muy ansioso, en alerta constantemente.
Nosotras elegimos la alternativa: obsesionarnos conscientemente con las cosas que nos ocupan y nos hacen felices, que es muy distinto. Las incorporamos en nuestro día a día, para así disfrutar del presente. Sin llegar a la búsqueda de la perfección, nos implicamos mucho. Y nos funciona, porque creamos un círculo virtuoso de felicidad y bienestar que es el alimento de nuestra creatividad.
Tener un ego implica que siempre queremos más, más, más. La consciencia nos permite decidir qué hacer al respecto para que esa obsesión sea beneficiosa, y nos motive a crear un mundo mejor. Como decía Napoleon Hill, “El deseo es el punto de partida de todo logro. No una esperanza, ni un sueño, sino un deseo pulsante que lo trasciende todo”.
Aceptar y disfrutar de nuestras obsesiones, que sean una elección propia, comunicando nuestra propia verdad, nos da vida. Estamos conscientemente en paz con nuestra implicación en determinados temas. Sabemos lo que implica, y lo valoramos, queremos y elegimos. Somos felices en el continuo ya y sonreímos al pensar, vivir y emocionarnos con nuestras obsesiones presentes porque sabemos que son regalos.
Como decía Ralph Waldo Emerson… “Para la mente apagada, toda la naturaleza es plomiza. Para la mente iluminada, el mundo entero está en llamas y destella luz”.
Las obsesiones son las flores de la vida. La luz sigue brillando.
¡Por ti, mi querida obsesión!
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