“Namasté significa: reconozco y reverencio a la divinidad que habita en ti”. Saki Santorelli.
Para nosotras saludar es una actitud vital ante la forma de ver el Mundo.
Saludar encierra un singular valor de bienvenida, cariño y buenas vibras.
Por eso siempre saludamos con un Gran Abrazo de Oso.
Y cuando estamos lejos, también Abrazos de Oso.
Incluso a las personas que llegan en avión y no conocemos de nada, las saludamos efusivamente. Vivimos y veraneamos al lado de dos aeropuertos y los aviones pasan suficientemente cerca para poder saludar a los pasajeros por la ventanilla cuando visitan o vuelven a estos lugares. Dar la bienvenida, un saludo cariñoso agitando los brazos, siempre nos ha parecido un gesto de cariño, agradecimiento y buen rollito para aquellos que mirando por la ventana están a punto de aterrizar. Quizás no nos vea nadie, quizás no saben ni que les estamos saludando, pero no podemos dejar de aprovechar la oportunidad de saludar efusivamente a los recién llegados aunque no los conozcamos de nada.
Así que recordad que si veis desde la ventanilla en vuestro próximo viaje a dos “locas” saludándoos quizás seamos nosotras repartiendo amor hacia los cielos, la tierra y todas las partes.
Todos somos gotas de un mismo mar y al encontrarnos, en persona o en nuestros pensamientos todos los días, nos encanta saludarnos.
Cada día la comunicación cordial, la empatía cercana y el amor incondicional hacia los seres queridos con los que convivimos cada día, o simplemente hacia aquellas personas en las que pensamos, comienza para nosotras siempre con un saludo y una sonrisa.
¡Buenos días, buenas tardes, buenas noches y un Abrazo de Oso para todos!
¡Y gracias por un día más!