SENSIBLES

«Toda virtud tiene su sombra». “El Don de la Sensibilidad” de Elaine Aron. Lectura recomendada por anayany.com

Los niños sienten más que los adultos. Son más conscientes, están más abiertos a aprender cualquier cosa, por cualquier medio y no han adquirido vicios sociales.

La luz, el aire, el agua, la tierra… transmiten información (grado de contaminación, temperatura, intensidad, etc.)

La mayoría de la población, igual que nos hemos acostumbrado a ingerir comestibles que no son alimentos, también somos capaces de convivir, en mayor o menor medida (pues muchos tenemos alergias, intolerancias, enfermedades), con las perturbaciones naturales del medio.

Sea como fuere, dependiendo de nuestro grado de sensibilidad tendremos que convivir a diario con los síntomas que producen los tóxicos si nos exponemos a ellos.

Ayer, por ejemplo, intentamos ir al centro comercial a las rebajas. Ropa de cama de algodón orgánico, ropa “homewear” sin tintes tóxicos, etc. Normalmente compramos por internet, pero como teníamos que hacer compra de carne orgánica y pescado, pues decidimos pasarnos también por las tiendas que, afortunadamente cada vez más, tienen ropa orgánica.

Demasiada cantidad de estímulos para Any: sonidos estridentes, luces brillantes, ropa de tejidos y tintes tóxicos, etc.

Aunque somos conscientes y evitamos la sobreexposición, ayer algo (sospechamos que los perfumes que utilizan para ambientar tiendas en las que normalmente no entramos) fue demasiado para Any.

Algo no le hacía sentir bien, y aunque intentó acompañarme de compras, al final tuvo que salir con papá y tardó toda la tarde en recuperarse. Hoy mantiene algunos síntomas como la irritación de las fosas nasales, esperemos que se recupere totalmente pronto.

Nosotros como padres siempre hemos intentado potenciar y acompañar y respetar las características positivas derivadas de la alta sensibilidad de Any, pero somos conscientes de que también existen inconvenientes.

Siempre tenemos en cuenta y comprendemos las molestias que Any pueda sentir ante estímulos como: el ruido (usamos tapones para los oídos en conciertos o de casualidad nos vemos inmersos en acontecimientos con grandes aglomeraciones), la intolerancia a ciertos productos (no vamos a bares, peluquerías, perfumerías, etc.), a determinado tipo de luces (en los centros comerciales, fuegos artificiales, destellos parpadeantes, etc.)

Como anécdota recuerdo un curso de ABR en Arganda en el que Any estaba muy incómoda, cosa que es extraña, porque su reacción suele ser totalmente la opuesta. Pues al final nos dimos cuenta que la camilla estaba justo debajo de una luz y le daba directamente en los ojos, y entre eso, la moqueta y el estrés generalizado… colapsó.

Ser conscientes de todos estos temas, respetar su necesidad de momentos de soledad, sus espacios “libres de” y escucharla sin cuestionarla o imponer nuestro deseo, nos ha ayudado como familia a gestionar nuestra vida de una forma más consciente, saludable y antifrágil.

Tenemos que entender que son “superdotados” a la hora de sentir. Tienen una forma diferente de ver, escuchar, oler y sentir el mundo, siendo difícil gestionar gran cantidad de estímulos, sonidos fuertes, luces muy brillantes, olores fuertes, tóxicos ambientales, etc.

Y aunque la mayoría podemos hacer una vida normótica, debemos de ser conscientes de que todos sufrimos en alguna medida estos problemas, existen tantas sensibilidades como personas, solo varían en grado.

Desde aquí hacemos una llamada para que seamos conscientes de la diversidad y nosotras nos comprometemos igualmente a respetar siempre a los demás.

Gracias Any por enseñarnos lo que realmente es vivir de acuerdo con las Leyes de la Naturaleza.

#anayany
#amorinfinito
#vidafeliz

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