′′ El Universo no pone todas sus funciones esenciales en una canasta celestial.» R. Buckminster Fuller.
Somos un conjunto de energías que manejamos para crear nuestra propia realidad. Energía física, emocional, espiritual y mental.
Nuestra energía física se manifiesta a través del propio movimiento del cuerpo. Es la fuerza que nos impulsa a comer, a beber, etc. Surge de un impulso inconsciente o deseo. Tenemos mucha energía física cuando tenemos vitalidad, fuerza, ganas de movernos, etc.. Tenemos falta de energía física cuando estamos cansados, apáticos, perezosos, etc. De ahí la importancia de comer bien, evacuar bien, respirar bien, etc. Si algo nos cuesta esfuerzo es que nos falta la energía física necesaria para esa actividad. Entonces surge la energía libre. Minimizar la energía libre es vivir conscientes, minimizando la sorpresa y el esfuerzo. Para estar saludable físicamente tenemos que optimizar esto. La sabiduría física pasa por vivir conscientes de la necesidad de mejorar nuestras predicciones sobre la vida, controlando el gasto de energía vital y minimizando la energía libre. Pero sin olvidar que todos los procesos físicos (incluidos los celulares, bacterianos, víricos, orgánicos…) pueden ser transformados para cambiar nuestra realidad a través de la mecanotransducción, la alquímia, las plantas, los minerales y todo lo natural que contenga un elemento material. Esta energía física es transformable, dirigible, y la podemos cambiar si lo deseamos, siempre y cuando conozcamos los principios fundamentales de la materia. No se trata de jugar a ser Dioses, sino de ser conscientes y tener la información correcta.
La energía emocional se extiende donde la materia no llega, y lo solo es comprobable a través de la experiencia real. La palabra “emoción” viene de un concepto derivado del latín que significa “energía en movimiento”. Construimos nuestra realidad no solo desde la materia, sino también desde nuestras emociones, según vibremos con el entorno. Y como “nada es verdad o mentira, todo depende del cristal con el que se mira”, podemos gestionar nuestras emociones y por tanto esta energía emocional. Si somos conscientes de que las emociones pueden marcar nuestras vidas, vamos a crear una vida libre para poder elegir cómo vivir los procesos del destino y cómo transformarlos con nuestro libre albedrío según nuestra vibración emocional, a través de nuestro estilo de vida saludable a diario.
La energía mental. Los pensamientos pueden ser tan potentes que lleguen a definir a una persona. Seamos conscientes de ellos y de cómo los comunicamos, para no dejar que nos limiten los conceptos que transmitimos desde la mente. Expresémonos bien. Nosotras entendemos el lenguaje como las señales que mandamos al universo de muy distintas formas, no solo a través de las palabras. También existe el lenguaje corporal, lenguaje ritual, lenguaje simbólico, lenguaje racional, lenguaje de programación…
La mente en sí no nos define, solo es otro instrumento de construcción del ser humano global. Cómo nos definamos a través de esa mente puede indicar cómo estamos evolucionando. Con cada mensaje que emitimos desde nuestra mente enviamos señales al mundo acerca de lo que somos y lo que deseamos, y así nos relacionamos con el entorno desde la energía mental: en base a cómo gestionamos dichas señales.
La energía espiritual está en todos los seres humanos, más allá de su cultura. Puede que muchas personas no hagan un uso consciente de ella, pero indudablemente existe. La energía espiritual abre las puertas para que nuestras capacidades, dones y abundancia resuelvan los problemas que surgen en nuestras vidas. La energía espiritual nos llega cuando nos alineamos con el mundo, cuando nos inspiramos y nos permitimos percibir su belleza, y llega en forma de ideas brillantes que resuelven los problemas. La energía espiritual es un receptor de luz que funciona continuamente para que nos llegue toda la abundancia, prosperidad, protección e inspiración del mundo.
Tenemos un cuerpo que pertenece al mundo de la materia, con un movimiento, un impulso o deseo que pertenece a la dimensión de la energía viva. También tenemos una mente, estamos pensando o hablando en casi todo momento, y al pensar o hablar estamos emitiendo lenguaje, palabras y conceptos que nos definen. Existe una energía emocional de amor, gozo, alegría, o miedo, desesperación o angustia. Y, por supuesto, todos contamos con una energía espiritual que hace que podamos despertar y convertirnos en grandes creadores de nuestra realidad según lo que deseemos en cada momento.
Siempre estamos emanando energía que podemos utilizar a nuestro favor. La cuestión es ser conscientes para poder elegir qué queremos hacer con todo ese potencial.
Aprendizaje: Emanemos energía luminosa, ligera y consistente para ser felices independientemente de las circunstancias.
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