La sonrisa a veces es tremendamente poderosa.
Probémoslo.
Sonriamos, miremos a las personas a los ojos por la calle. y…regalemos SONRISAS.
Y observemos su reacción. Pueden sentirse tan agradecidos simplemente al ver una sonrisa a su alrededor…
A veces, aunque estemos rotos por dentro y llevemos días sin mostrar una sonrisa, debemos darnos cuenta de que lo mejor es salir de ese círculo vicioso y empezar a sonreír de nuevo.
No por la absurda imposición de mostrarnos felices si no lo estamos, sino para brindarnos la oportunidad de desafiar lo que sentimos haciendo lo que necesitamos para empezar a remontar.
Sonreír cuando a veces estamos tristes, cansados y desganados es desafiar el dictado del malestar emocional interno y el dictado social de que debemos sentirnos bien para hacer las cosas.
Es un cumplido hacia nosotros mismos, contagioso y esperanzador.
Es la señal externa de que preferimos mantenernos en pie, felices a pesar de las circunstancias.
No se trata de engañarnos, sino de hacernos un favor a nosotros mismos.
Rompamos los moldes y los dictados que nos imponen las emociones y sentimientos de desesperanza. No debemos mostrarnos leales a ellos si eso implica sentirnos cada vez peor.
Esbocemos una sonrisa en nuestro rostro para mostrarnos a nosotros mismos que podemos ser más fuertes que una tristeza temporal.
Probemos el reto de salir a la calle y sonreír a todo el mundo, aunque llevemos días sin ganas de hacerlo.
Sonriamos aunque la gente se sienta confundida.
Sonriamos en cada despertar a nuestra familia, que no se acostumbren a vernos taciturnas y sin ganas.
Sonriamos, confundámonos a nosotros mismos y seamos presa de esa contradicción, como un juego o un acertijo emocionante.
Sonriamos aunque nos de vergüenza, o nuestro estado de ánimo sea triste y nuestras ganas escasas.
Sonriamos, que nadie conoce el poder de su sonrisa hasta que la emplea en su vida diaria. Hagamos un favor al mundo, tan acostumbrado a recibir hiel.
Sonriamos, que sin darnos cuenta del poder que desprendemos, nos veamos envueltos en unas cuantas carcajadas.
La alegría es espontánea, pero la sonrisa es el estímulo que puede desencadenarla, en nosotros y en los demás.
Feliz y sonriente día.
