«Tanto hombres como mujeres poseen atributos tanto de Shiva como de Shakti, pero en diferente medida. La característica principal de Shakti es que ella es cinética, se mueve. Y ésta es la característica principal de una mujer, que es cambiante. Y el carácter principal de Shiva es su inmovilidad. Del mismo modo, un hombre es, o debería ser, firme. A menudo, es inflexible. Los hombres son criaturas de ambición, y las mujeres son criaturas de emoción. Las mujeres tienen que aprender firmeza, los hombres tienen que aprender emoción”. Sri Vimalananda.
Vivimos en una época en la que los dos sexos, hombre y mujer, no sabemos relacionarnos fácilmente porque no conocemos la diferencia entre lo femenino y lo masculino. Nos educan, por no decir directamente instruyen, en la igualdad de géneros como si hombres y mujeres fuéramos iguales en todo, distorsionando la naturalidad del ser. Por eso existe una opinión errónea, pero ampliamente sostenida, de que no hay diferencias entre los sexos, una opinión que ha creado algunas dificultades muy reales en las relaciones entre los géneros.
Como nos enseñan culturas ancestrales como el Tantra, cada ser humano tiene un lado tanto masculino como femenino, uno de los cuales predomina según las características sexuales de esa persona. Tántricamente lo femenino quiere intimidad, conexión, placer; lo masculino quiere estabilidad, soledad. Un hombre que se establece sanamente en lo profundo de sí mismo atrae a una mujer hacia su femenino solo por su profundidad y una mujer que ama de manera sana impulsa a un hombre a su masculinidad.
Con demasiada frecuencia hoy la mujer intenta competir con el hombre en masculinidad sin conocer realmente su propia masculinidad; esto puede hacer que se vuelva dura, seca y enojada. E igualmente en la actualidad el hombre simplemente acude a la mujer porque busca placer, sin conocer qué es realmente lo femenino, por lo que la mujer se resiste a abrirse a ese hombre si siente que él no sabe empoderarse al conocer su propio femenino.
Las relaciones entre dos personas que no conocen su propio masculino y femenino personal tienden a romperse cuando un compañero comienza a pensar y decir que el otro está equivocado y muestra desprecio o falta de empatía. La relación entonces deja de establecerse desde el amor, desde la unión de dos, y triunfa el egoísmo.
Dos personas que valoran su relación eligen cultivarla y alimentarla para, con los cambios de la vida, mantener una empatía mutua y una comunicación abierta. Así lo masculino y lo feminino triunfan y crean un poder superior con la unión de ambas partes en esa pareja.
Aprendizaje: Cuando lo masculino y lo femenino en dos personas se encuentran beneficiosamente es cuando comienza la magia de una relación.
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