“Sentir lo-cura” Andrés Espinosa.
Mucha gente está todavía dormida, y mucha otra se encuentra preparándose para salir o camino del trabajo. A esa hora nosotras despertamos, un día más, y recargamos pilas llenándonos de energía.
El ojo humano en particular y todo nuestro cuerpo en general posee células capaces de convertir la energía solar en energía vital. Desde la habitación de Any se ve el amanecer, así que con los primeros rayos nos despertamos, abrimos el balcón de par en par y a disfrutar. Miramos hacia el sol en una relación íntima con nosotras mismas que se parece mucho al modo de meditación que nosotras practicamos.
Ver el sol durante el amanecer o el ocaso, es maravilloso para nuestro cuerpo y para cargarnos de energía.
El resto del día intentamos seguir recibiendo energía solar, de los alimentos, etc. Lo suficiente para nuestro bienestar diario, para poner en orden nuestra mente y para compartir.
Lo que está claro es que el padre Sol nos da su energía de muchas maneras.El reconocimiento del Sol como fuente de energía y bienestar no es precisamente nuevo. El culto al astro rey viene de lejos y ha sido practicado por todas las civilizaciones y religiones en una u otra forma. Los antiguos hindúes lo llamaban ‘Surya Namaskar’ mientras que los egipcios y los americanos la bautizaron como helioterapia y los europeos “Terapia de Apolo”.
Lo que tenemos claro es que nosotras obtenemos bienestar del Sol.
Además somos conscientes de que la energía que recogemos en nuestro cuerpo puede ser después transferible a otras personas. Por eso abrazar a Any es un regalo indescriptible para mí. ¿Cómo resistirse al abrazo de quien va del destino al origen, de quien ha nacido y se ha mantenido de pura energía de amor? Cuando deseo ser abrazada, y Any me ofrece un contacto físico consciente con la intención de compartir su energía, un simple abrazo se transforma en mi contacto directo con el amor.
Los abrazos de oso y de luz son de puro amor y nosotras lo practicamos a diario. Nos abrazamos para compartir, y abrazamos a los demás sabiendo de ese intercambio, y agradecemos ser abrazadas para recibir energía. Para nosotras es un gesto de generosidad porque somos conscientes de que es un regalo que nos damos y una recarga energética desde el amor puro que ofrecemos al otro.
Un abrazo dice muchas cosas. Por ejemplo puede ir acompañado de una descarga de lágrimas, para dejar paso a nueva energía, o simplemente de balanceos de felicidad.
Aprendizaje: La energía vital es un bien intangible que no tiene precio.
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