«No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario». Walt Whitman.
Nosotras sentimos que estamos de vacaciones todo el año, quizás porque vivimos en una zona donde los demás solo vienen a veranear.
Por eso en verano, cuando aparecen los turistas, aprovechamos para tener una vida más hacia el interior y cuidarnos aún más: agua de mar, baños de Sol y relax. Somos conscientes de la necesidad de hacerlo y utilizamos estas fechas del año para hacer limpieza en todos los sentidos y regenerar el organismo, la mente y el espíritu. Osmotizamos, descansamos y recuperamos fuerzas para cuando pase el calor. Practicamos el silencio mental y el ayuno, en calma y con tranquilidad. También creamos momentos mágicos en familia, otros momentos para estar solas pero seguimos con nuestro estilo de vida sencillo, orgánico y saludable, con tiempo para relajarnos, sonreír y leer. Para vivir en paz, conectar con el corazón, relajar las tensiones, escribir y estudiar, perdernos en el no hacer, cuidarnos y encontrarnos con nosotras mismas. Es nuestra forma de veranear en el hogar. Cambiamos un poco la rutina y nos adaptamos al calor de los días.
Es una oportunidad para practicar la libertad, para cultivar el amor en familia y también para desconectar de todo. Levantarnos muy tempranito y disfrutar de los trinos de los pájaros. Saludar al Sol por las mañanas y despedirlo en los atardeceres, con una cena temprana y ligera en la terraza mientras aprovechamos los últimos rayitos.
En nuestro hogar, felices y sin prisas. Disfrutando de lo que nos rodea, de una forma distinta, y sobre todo: agradecidas.
Aprendizaje: Valoramos lo que tenemos y lo disfrutamos.
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