Todos queremos una vida feliz, en la que seamos libres y que de verdad esté alineada con quiénes somos. Pero conseguirlo en la sociedad en la que vivimos no es a veces fácil.
Comprar comida saludable que nos mantenga lo suficientemente sanos para tener una vida de calidad, no es fácil aún, aunque la versión más consumista empieza a aparecer en grandes superficies. Lo del agua de calidad ya es un imposible, aún embotellada.
Desde pequeños nos crean costumbres, «necesidades» de confort, como hacer un viaje en vacaciones o consumir habitualmente “fast food”, cuando podemos ser felices sin salir de nuestro hogar y disfrutando del día a día.
Y qué decir de la disposición de tiempo, creando nuevos conceptos como “libre de niños” en los restaurantes de moda o dedicándonos a un trabajo horas y horas para competir por no ser despedidos.
Nos han enseñado a remediar los síntomas de la enfermedad con fármacos generalistas y a pasar las tardes de ocio en el centro comercial o entretenidos con la televisión, redes sociales, etc.
Y acabamos, sin darnos cuenta, en una espiral, dándole vueltas al coco y viviendo entre la melancolía o la culpa del pasado y el deseo o la ansiedad del futuro.
En definitiva, vivimos para lo externo y sumidos en el hacer, sin cuestionar nada.
Podemos vivir así, pero también podemos elegir otro estilo de vida, una vida más saludable, feliz y sostenible.
Vivir de forma más consciente, tener una alimentación más saludable, sin dañar el medio ambiente… una vida, en general, más acorde a nuestra naturaleza, donde prioricemos utilizar nuestro tiempo en estar con las personas que queremos y disfrutar del contacto con la naturaleza.
Todo es cuestión de prioridades. Lo importante es alinear nuestras prioridades con lo que es verdaderamente importante para nosotros.
Lo que suele pasar frecuentemente es que queremos llevar una vida más saludable y feliz, pero, a pesar de tener cierta información para poder hacer cambios, finalmente no los realizamos y todo sigue igual.
Nosotras te animamos a lanzarte y dar el primer paso, si realmente quieres cambiar las cosas.
Podemos empezar por no exigirnos ser perfectos en todo. Seamos nosotros mismos en los cambios que queramos realizar, sin hacer daño a los demás, pero libres para tener la vida que deseamos.
Pongamos presencia en todo lo que hacemos porque así nos alinearemos con lo que verdaderamente somos y queremos, independientemente de que usemos más o menos plástico, o que seamos o no vegetarianos.
Somos libres de hacer con nuestra vida lo que queramos. Lo que importa es que lo más genuino de nosotros sea lo que esté presente en cada momento.