EDUCAR DESDE EL AMOR

EL CALDO DE LA NUEVA EDUCACIÓN.

“Recuerdo mis días, hechos de encuentros y de juegos, como un fluido próspero a salvo de pruebas. Esa era, ciertamente, la clave: yo era un niño feliz y lleno de entusiasmo. Aprendizaje y juego eran para mí sinónimos… Yo era un niño feliz y mi horario era apacible y hermoso” del libro de André Stern “Yo nunca fui a la escuela. La historia de una infancia feliz”.

La Educación forma parte ineludible de nuestras vidas. Y como el amor para nosotras es el ingrediente principal en todo lo que hacemos, también lo es en los procesos de aprendizaje. Por eso aprender nos produce alegría y placer y forma parte de nuestro día a día. 

Aprendemos de todo y de todos, a veces, como afrontar emocionalmente diferentes situaciones y, otras veces, conocimientos, destrezas, culturas…

Pero para aprender no solo tienen que acomodarse a nuestros conocimientos previos los nuevos para que se produzca un avance, para nosotras tiene que ser un acto de amor que fluya con nuestras vidas, y recíproco entre el aprendiz y el maestro, o de autorealización en el caso del aprendizaje autónomo.

No confundamos Educar con Instruir. La familia Educa. El Sistema Educativo, por lo general, y según está planteado, instruye y obliga a la memorización.

Si quitamos una de las premisas, que haya amor en el proceso, una emoción, entonces creemos que se trata de pura instrucción o memorización, no Educación.

Nuestro objetivo como padres siempre ha sido ayudar a que nuestra hija descubra el amor por las cosas (la naturaleza, la lectura, las inversiones…) y al mismo tiempo adquiera los valores que le permitan ser una persona feliz y ayudar a los demás. Por eso siempre hemos considerado que somos nosotros los que tenemos que intervenir y ayudarla cuando lo necesite para lograrlo, con nuestro ejemplo, en nuestra compañía y de forma autónoma.

La adquisición pura de conocimientos siempre ha sido voluntaria por parte de Any mediante el autoaprendizaje de conocimientos filosóficos, científicos, financieros, geográficos, históricos, etc. Le encanta alimentar su mente metódicamente. Le cuesta un esfuerzo como a todos, indispensable por otra parte para poder asimilarlo, pero tiene la inquietud natural de cualquier persona libre por descubrir cosas nuevas y a la vez una emoción sin fin por saber, con lo cual se perpetúan sus ganas de aprender.

Además de aprender desde el amor, lo segundo más importante que nosotros le hemos intentado transmitir a Any es la disciplina. No como sinónimo de castigo sino como marco de independencia y responsabilidad.

Como padres elegimos acompañar el proceso educativo de nuestra hija en cuestiones que no forman parte de un currículum, sino del desarrollo integral del ser humano: Educación cognitiva, emocional, espiritual, sexual, corporal, salutogénica, etc. Y por otra parte siempre hemos puesto por delante que su Formación Reglada Obligatoria vibrara pedagógicamente con los valores de nuestra familia.

Todos queremos que nuestros hijos tengan la mejor Educación, pero sin amor y disciplina no creemos que se pueda alcanzar la esencia de todo aprendizaje, que no es otra que la transformación.

Ya lo decía Santa Teresa de Calcuta, la diferencia no está en lo que hacemos sino en el Amor que ponemos en lo que hacemos. Es por ello que creemos que una buena Educación, que no Instrucción, necesita de algo que no se ve de forma generalizada en las aulas: el amor total entre alumnos, el amor del profesor por su trabajo y el amor entre Maestros y Aprendices.

Por eso nosotros decidimos darle a Any las herramientas y el ejemplo para pensar y descubrir por sí misma el mundo, convencidos, como así ha sido, de que la naturaleza haría el resto.

Como titulada en Magisterio, como Madre y como Compañera de Vida, se que hoy, ya mayor de edad, tras haber dejado la educación obligatoria hace unos años y con su formación en otros campos, Any tiene sus ahorros, su flujo de efectivo e ingresos mensuales para tener una vida material minimalista y ecológica cubierta, gracias a que ella misma se ha preocupado y ocupado de este campo desde que tenía 8 años. Sé que es una persona íntegra, ejemplar y que se rige por valores como la compasión, la bondad, la empatía, compartir, ayudar y colaborar. Se que le encanta relacionarse con toda la sociedad, con equidad, sin discriminación de ningún tipo y siempre con una sonrisa. Adora la naturaleza, la respeta, se considera un ser vivo más en el Planeta y lo cuida. Conoce y acepta sus emociones y las de los demás, desde una mente abierta, creativa y generosa. Es un ser espiritual, no manipulado por sistemas, confesiones o personas tóxicas. Vibra con lo positivo de cada cual y respeta su camino, desde quien se sabe privilegiada de vivir plenamente en todos los sentidos. Se cuida, nos cuida, y es fuente de amor para todo el que se le acerca.

Any es Any, y nosotros solo la hemos acompañado en su afán de ser libre, desde el respeto a los demás, con nuestro ejemplo y permitiendo siempre, desde su nacimiento que sea una persona con libertad y verdad en el pensar, belleza en el sentir y bondad en el hacer.

El mensaje:

SÍ SE PUEDE Educar en el Hogar

Educándonos primero nosotros, los padres, sabremos cómo hacer de nuestros hijos personas que cambien el Mundo desde la distopía actual a la utopía de un “Planeta Libre”.

LIBERTAD DE EDUCACIÓN PERO DE CALIDAD

«El niño, guiado por un maestro interior trabaja infatigablemente con alegría para construir al hombre. Nosotros educadores, solo podemos ayudar… Así daremos testimonio del nacimiento del hombre nuevo.» María Montessori.

¿Qué entendemos por una Educación de Calidad?

Reflexionemos sobre esto unos segundos.

Que exista bullying dentro de un Centro Educativo es como consentir que un zorro entre en nuestro gallinero. Es un oxímoron.

Igualmente, que existan barreras arquitectónicas, culturales o de cualquier tipo en el lugar donde se educa a nuestros hijos supone exclusión, cuando a todo centro educativo debería exigírsele como mínimo ser un ejemplo de inclusión, educando y mostrando valores básicos como la paz, el amor, la igualdad, etc. Solo la competencia crea exclusión, la inclusión crea la colaboración entre capacidades diferentes para crear algo más grande que el propio individuo.

Somos nosotros, los padres, los que tenemos que ser conscientes de las bases para la educación humana.

Nuestros hijos, simplemente, están viviendo en el resultado de nuestros continuos intentos sin éxito, y los de nuestros antecesores, por crear una sociedad democrática.

Todos los niños son iguales, TODOS. Y tienen los mismos derechos y deberes.

Derecho a jugar, a ser feliz, a equivocarse, a ser diferente, a dejar volar su imaginación, a moverse, a cantar, a peguntar…

Y también tienen que cumplir con sus DEBERES, no con las tareas académicas, sino ayudando a los demás, compartiendo, creciendo en todos los sentidos, empatizando, debatiendo, etc.

Somos los propios padres los que despreciamos el entusiasmo por aprender a favor de la adquisición de conocimientos. Y está bien adquirir conocimientos, cualquier niño en el mundo está continuamente aprendiendo por el mero hecho de ser un niño, porque es inquieto, curioso, le gusta experimentar, crecer, etc. pero mientras que no exista un cambio en los padres, nuestros hijos seguirán siendo educados para ser máquinas del sistema, en vez de para alcanzar su máximo desarrollo, potencial y hacer sus sueños realidad desde el entusiasmo.

Mirémonos primero a nosotros mismos, no solo hacia el Sistema o Centro Educativo, que pueden fallar. ¡Son nuestros hijos! Y ser padres no consiste en aparcar a los niños para ir a trabajar, conlleva implicarnos en el desarrollo pleno de esa persona que hemos traído a este mundo.

Todo eso que no va a examen, cosas como la Igualdad, el Respeto, la Convivencia, Ayudar, Hablar con los demás respetando su punto de vista, Colaborar, Cuidar el Medio Ambiente, etc. ¿Les pondríamos esa calificación de 10 en estos temas transversales a nuestros hijos? ¿Y a sus compañeros y profesores?¿Y a nosotros? ¿Aprobaríamos por lo menos?

Seamos el ejemplo en valores para nuestros hijos y seamos Maestros Reales dejándoles desarrollar sus dones naturales. En la realidad profesional no se te pide una calificación, se te pide una competencia. Con información y entusiasmo se crea el conocimiento. Y así somos extremadamente competentes. Y siempre alguien necesitará de tus competencias si eres un experto, y nadie te pedirá el título. El éxito profesional es consecuencia de nuestra extraordinaria competencia. Y nuestra competencia es consecuencia de nuestro entusiasmo. Y la consecuencia del éxito profesional es el dinero. Así que la consecuencia, de la consecuencia, de la consecuencia del entusiasmo es el dinero. Nadie le pide a un peluquero su título antes de sentarse en el sillón. Simplemente vas a él porque te corta bien el pelo.

Cuando criamos a personas íntegras, amorosas, compasivas… los conocimientos se adquieren al mismo tiempo por interés, sin presión, por placer, por naturaleza del ser humano.

Cuando lo que se adquieren son simplemente conocimientos de una forma memorística obligatoriamente, para pasar un examen, y sin el entusiasmo por incorporarlos a nuestra vida diaria, estamos hablando de Instrucción Académica, como en la época industrial.

Afrontar la vida en este momento requiere de competencias tecnológicas, habilidades emocionales, conocimientos financieros, saber gestionar el tiempo vital, etc. para ser capaces de tener una vida plena y satisfactoria como personas.

Mientras que los padres no nos demos cuenta de esto, nuestros hijos seguirán discriminando a los demás, o siendo discriminados, no serán capaces de hablar en público, o de escuchar a los demás, se sentirán inseguros de sí mismos, o incapaces de desenvolverse solos, etc. al ser criados para competir en vez de para colaborar.

Si lo único que vemos al final del proceso educativo es un Título, un puesto de trabajo cualificado y un buen sueldo estamos confundiendo términos. Ser un experto es maravilloso: ser científico, abogada, bailarín, escritora… pero desde la ilusión y bajo la INTEGRIDAD DEL SER. Si tu hijo sueña con ser médico, para acompañar a las personas y que no lleguen a la enfermedad, proporcionándoles una buena Educación para la Salud, desde que son pequeños, en colaboración con los Centros Escolares, evitando llegar a la enfermedad y actuando en caso de urgencia utilizando la ciencia y la tecnología, es maravilloso que sea un profesional exitoso, en la sociedad los necesitamos. Ahora, si tu hijo quiere ser médico para cobrar más que un barrendero, tener prestigio social y cobrar un salario público, creo que existe un problema difícil de resolver y que le afectará a él y a sus pacientes toda la vida .

Si ayudamos a que nuestros hijos sean PERSONAS ÍNTEGRAS, con un desarrollo emocional, espiritual y profesional basado en el entusiasmo, la colaboración y el éxito, estaremos, como padres, educando para cambiar el Mundo.

Nuestros hijos pueden llegar muchísimo más lejos en la vida que nosotros, no limitemos sus posibilidades con nuestras carencias, no les cortemos las alas por nuestros miedos y dejemos de pensar de una vez que el mundo es una competición donde solo triunfan los que mejores notas sacan.

Apreciando el valor de la diversidad, compartiendo el conocimiento y manteniendo el control emocional. Preservando el medio ambiente, cuidando de nuestro cuerpo y nuestra mente y ayudando a los demás. Colaborando en algún proyecto social y valorando a nuestros mayores… Así los padres podremos ayudar a desarrollar los dones de nuestros hijos para cumplir sus sueños.

Las cosas importantes que marcan nuestras vidas no se aprenden en el Colegio, se aprenden en el camino de la vida. Con calidad y variedad en nuestras relaciones, humildad para aprender de todos los Maestros que son los demás, y con el entusiasmo de ser los mejores en lo que hacemos porque es lo que más nos gusta.

Nuestros hijos nos hacen de espejo, estaremos viendo en ellos la clase de personas que somos nosotros. Así que estemos atentos, nunca es tarde para cambiar. Si algo no nos gusta creemos las condiciones que hagan posible ese cambio tomando decisiones a partir del conocimiento. La única diferencia entre el que le vaya mejor o peor en la vida, es que los primeros toman acción desde el entusiasmo, y los otros muchas veces ni toman acción.

¿Creemos que su felicidad está solo en un gran sueldo o realmente sabemos por experiencia propia que todo esto va mucho más allá?

Nosotras tenemos claro que hacer lo que nos gusta, respetando a los demás y ayudando en todo lo que podamos, es el mejor estilo de vida que se puede tener: cero estrés, cero dependencia, cero ego. El resto vendrá por consecuencia.

Por una sociedad FELIZ, en la que cada individuo se realice y sea valorado por sus capacidades propias y por saber ayudar a los demás.

LOS NIÑOS DE HOY SON LOS ADULTOS DEL MAÑANA

Ahora que está tan de moda lo de sacar “el niño interior”, ¿por qué no empezar por entender que debemos dejar que nuestros hijos se realicen desde ahora?

Vivimos en una sociedad llena de estrés y por desgracia los niños entran a formar parte de ese círculo vicioso de prisas y competencia alentada y seleccionada por edad desde muy pequeños.

Por eso intentemos no coartarles su ilusión por la vida y entusiasmo por el saber. Seamos conscientes y acompañémoslos en su Desarrollo Pleno como personas.

No solo pensemos en la instrucción específica en materias curriculares para que de mayores sean valorados socialmente por su puesto de trabajo. Pensemos en que puedan desarrollar la actividad que a cada uno le entusiasme, y que sean la mejor versión de sí mismos.

Además de estudiar el niño necesita relacionarse, es un ser social por naturaleza. Relacionarse en un ámbito amplio, poder conocer a TODOS y no solo quedarse restringido a una minúscula parte. En esas relaciones estará el mayor aprendizaje. Relacionarse con la naturaleza y en la sociedad, así encontrarán las mayores de las riquezas: compañía, aprendizaje continuo, felicidad y paz.

Sabrán avanzar en la vida con sentido y siendo capaces de superar los obstáculos que se les interpongan en la misma. Una vida con momentos buenos y malos, pero que entenderán siempre que merece la pena vivir de manera plena, donde vean que todos y cada uno de nosotros no somos espectadores, sino que somos los actores principales de una vida llena de variedad.

Rodeémoslos de un clima positivo y de confianza, aplicando el valor de la alegría y la compasión, así como la paciencia que se necesita para resistir cuando las cosas no nos salen como teníamos pensado.

Que puedan aprender a diario desde el juego libre, para que se hagan responsables; desde las artes, para que valoren la belleza; que sean conscientes de las inteligencias múltiples, sabiendo que todos aportamos al equipo ; y realizando actividades en la naturaleza, así la respetarán siempre, a la vez que utilizan la imaginación para fomentar la creatividad y la innovación. Esas son el tipo de asignaturas que debe dominar un niño. El conocimiento le llegará por añadidura, por la curiosidad por lo nuevo y por el aprendizaje experimental, innato al niño.

A partir de ahí nuestros hijos serán capaces de sacar todo su potencial individual para mejorar el Mundo.

Para nosotras la Educación Íntegra está compuesta por muchos factores que tienen que vibrar en la misma sintonía para que no exista una dicotomía. Busquemos esta simbiosis en la que nuestros hijos sean los grandes beneficiados.

¿Alguna vez te has preguntado por qué hay que llevar a los niños al colegio?

No es educación alternativa, es neuroeducación.

NUESTROS POST SOBRE EDUCACIÓN

Social media & sharing icons powered by UltimatelySocial
YouTube
Instagram
Twitter
Visit Us
SOCIALICON
Subscríbete