Hoy, 3 de diciembre, en el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, quiero alzar la voz no solo por quienes enfrentan retos extraordinarios sino también por un colectivo “invisible” para muchas partes de la sociedad que caminamos junto a ellos: las Madres Cuidadoras Principales de personas con discapacidad.
Como madre de Any sé de primera mano que este camino está lleno de desafíos, sufrimiento y transformaciones profundas. Aceptar las dificultades que enfrenta una hija en situación de dependencia puede ser uno de los mayores dolores que una madre experimente. La tentación de delegar y dejar que otros se hagan cargo, aunque en pocas ocasiones se pueda elegir, es comprensible. Pero elegir estar ahí, presente, es también una opción valiente que a muchas madres nos cambia para siempre.
Nosotras, juntas Any y yo, hemos aprendido con los años como ser felices independientemente de las circunstancias.
Simplemente tenemos otro tipo de vida, pero al fin y al cabo, una vida, donde la felicidad, con mucho esfuerzo y trabajo, supera al sufrimiento.
Cuidar a Any me ha enseñado que, tras elegir conscientemente formar parte activa en su vida, con sus circunstancias, algo en mí ha cambiado. Fue un proceso de metamorfosis que abrió mis alas, convirtiendo nuestra lucha en fuerza y nuestra incertidumbre en esperanza. Porque cuando se tiene una vida con discapacidad no solo se afronta su vida, la de Any, también cambia constantemente la mía y juntas aprendemos cada día a vivir de otra manera, desde el amor infinito. Juntas continuamente encontramos el verdadero camino en amor, compañía y aprendizaje. Porque juntas creamos una sola vida.
Cada mañana, a pesar del cansancio, encontramos motivos para sonreír, para cuidarnos mutuamente, y para avanzar. Juntas nos convertimos en mariposas que vuelan alto, impulsadas por ese amor incondicional que da sentido a todo.
Hoy, en este día especial, quiero dar mi apoyo a todas las personas con discapacidad, pero también recordar a la sociedad que no solo con el amor de una madre al cuidar de su hija se puede llegar a vivir con dignidad, que necesitamos ayuda institucional, un buen funcionamiento de los servicios públicos que costeamos con nuestros impuestos y un reconocimiento como mujeres valientes, productivas y valiosas. Somos Madres Cuidadoras Principales de personas en situación de dependencia y agradecemos cualquier ayuda desde cualquier lugar.
Con todo mi cariño en este día, de una Mamá Mariposa a todas las demás Mamás Especiales que luchan por una vida digna para toda la Familia. Sigamos adelante hasta el infinito y más allá.