La calidad de los alimentos y su procedencia determina la calidad de nuestra salud. Una buena salud nos hace libres y ágiles. Seleccionemos alimentos de temporada, de cercanía y biológicos. 

Dediquemos tiempo al arte de cocinar. Es un acto de cariño hacia nosotros y hacia los demás, estimula los cinco sentidos y nos hace estar en el aquí y ahora.

Las cocciones tienen la capacidad de cambiar la cualidad de los alimentos. La cantidad de agua,  sal,  tiempo y el corte producen efectos en el organismo. Utilicemos diferentes estilos de cocción (estofado, vapor, salteado) y evitemos el microondas y materiales como el teflón y el plástico.

Intentemos combinar, en cada comida, texturas y consistencias (cremoso, blando, crujiente, etc.) para evitar los antojos, y distintos colores para aprovechar las distintas propiedades.