Any y yo somos bastante minimalistas. Aunque tenemos cosas como los libros, los juegos, etc. que son como tesoros. Todos tenemos “nuestras cosas” imprescindibles.
Nos gusta lo sencillo, simple, fácil, diáfano, limpio… Y aún así no nos es fácil reducir, estamos inevitablemente rodeadas de cosas, necesarias por ahora, creemos.
Intentamos racionalizar. Fuera complicaciones. Fuera problemas extras. Solo lo necesario.
Una vida sencilla ayuda a una vida feliz. Y para eso tenemos que optimizar muchas cosas, aceptando que las cosas no son perfectas, son como son y hay lo que hay.
Por eso simplificamos nuestra vida al máximo para concentrarnos en lo más productivo. No solo como un término económico, sino que intentamos ser productivas en todos los campos de nuestra vida, desde el amor, hasta la comida pasando por nuestro tiempo libre.
Si jugamos, por ejemplo, lo hacemos para que sea un momento memorable, de calidad, sin interferencias. Si comemos, disfrutamos de cada sabor, de cada textura, de cada color y no queremos distracciones de otro tipo. Si hablamos con alguien le prestamos toda nuestra atención a esa persona, ya nos tocará a nosotros hablar y ser escuchados. Y si abrazamos árboles, abrazamos árboles, respiramos hondo y seguimos.
Vinimos a esta vida sin nada y nos iremos sin nada, aunque nos pasamos la vida acumulando cosas: ropa, experiencias, cursos, etc. Nosotras ahora estamos en un momento de no hacer, de no tener, de neutralizar.
Hemos seleccionado lo más importante en nuestras vidas, tanto en cuanto a los objetos que nos rodean, no necesitamos mucho (poco, práctico y de calidad), como a los pensamientos, ideas, recuerdos y obligaciones que tenemos en nuestra cabeza, y vamos a lo mínimo, a la esencia.
Disfrutamos así de nuestras actividades vitales, esas que nos insuflan vida y apartamos de momento las insustanciales.
No se trata de vivir “sin”, sino de todo lo contrario, vivir mejor con menos.
Hay muchas cosas en una vida que no son necesarias: pensamientos rumiantes, recuerdos tristes, futuros desalentadores… Todo fuera. Hoy, aquí y con esto.
Seamos más sencillos y eso nos acercará a la paz interior.
La felicidad no es la ausencia de problemas, sino la habilidad de seguir adelante a pesar de ellos.