“Uno de los mayores miedos del ser humano es destacar, sobresalir y salirse de la conformidad. Sobre todo por los juicios y críticas que puedan recibir por parte de los demás” Borja Vilaseca.
Tener miedo es inherente a estar vivo. El miedo se debe a una falta de conocimiento y de comprensión de lo “desconocido”. Reconocer que no podemos saber todo y controlar todo, transforma el miedo en un recurso beneficioso para nuestro desarrollo personal. Cuando comprendemos esto, el miedo se vuelve nuestro amigo.
Dejemos de tener miedo al saber, al avance, al crecimiento. Comprendamos por qué tenemos miedo y aprovechemos la oportunidad de mejorar.
Una de las peores cosas derivadas del miedo como emoción es la pérdida de tiempo. Y el mayor beneficio de enfrentarse al miedo y superarlo es que no perderemos más tiempo.
De hecho podemos utilizar nuestro miedo para centrarnos más en el presente., porque cada momento es una oportunidad. Hagamos frente a nuestros miedos con coraje, con entendimiento y con bondad hacia los demás y no perdamos el tiempo.
Todos debemos hacer frente a problemas. Si despertamos, utilizaremos la razón y la lógica para comprender la verdadera naturaleza de nuestras emociones, y el miedo puede ayudar a transformarnos y no acumularse hasta volverse aplastante.
Hablemos con nuestros seres queridos, amigos, gente con la que compartamos experiencias vitales, profesionales…hasta ser capaces de convertir lo que en un principio era “desconocido”, en parte de nuestro conocimiento y entonces desaparecerá el miedo.
El miedo no es ni bueno ni malo. El miedo es neutral. Aquello que es positivo o negativo, es nuestra respuesta y nuestra relación con el miedo, la manera en el que lo entendemos, el enfoque, cómo lo canalizamos, etc. El miedo no existe intrínsecamente, si fuera así no experimentaríamos ni paz ni compasión en absoluto, surge de relacionarnos con el Mundo.
Cuando comprendamos que somos nosotros los que tenemos miedo, y el poder de no tenerlo, seremos entonces capaces de canalizar nuestras emociones de una manera positiva. Esto nos ayudará a ser personas nobles, amables y atentas. Y viceversa, una persona amable, de buen corazón, puede gestionar el miedo más fácilmente. Esta forma de círculo virtuoso, de ciclo kármico, constituye la base del desarrollo completo como personas.
Parte de los problemas de nuestra sociedad provienen de una falta de discernimiento, de ese miedo a lo desconocido. Cuando ponemos en tela de juicio esta ignorancia a través de la lógica y del razonamiento, mejorando nuestros recursos internos de sabiduría y de compasión, abrimos la puerta a la esperanza.
Comprender el miedo implica comprendernos a nosotros mismos.