VIVIR SIN NEGAR EL MIEDO

“ Receta para perder el miedo:

1. Tres rugidos de león. Hay que enfadar al león para que ruja. Si no vives cerca de un zoológico, puedes rugir tú mismo.
2. Medio kilo de lágrimas de fantasma. Pregúntale a tu abuela si conoce alguno.
3. Un pellizco de melancolía de ogro. Son difíciles de encontrar, suelen vivir en los cuentos, aunque podemos tener alguno de vecino.
4. Cantar en voz alta. Al miedo le da mucha rabia.
5. Hacer una mermelada y tomarla con rebanadas de gritos.”

“Recetas de lluvia y azúcar” Eva Manzano y Mónica Gutiérrez Serna.

Tener miedo es inherente a estar vivo. El miedo se debe a una falta de conocimiento y de comprensión de lo “desconocido”. Reconocer que no podemos saber todo y controlar todo, transforma el miedo en un recurso beneficioso. Cuando comprendemos esto, el miedo se vuelve nuestro amigo.

Podemos utilizar nuestro miedo para centrarnos más en el presente, porque cada momento es una oportunidad.

Hagamos frente a nuestros miedos con coraje, con entendimiento y con bondad hacia los demás y no perdamos el tiempo.

Hablemos con nuestros seres queridos, amigos, gente con la que compartamos experiencias vitales, profesionales…hasta ser capaces de convertir lo que en un principio era “desconocido”, en parte de nuestro conocimiento y entonces desaparecerá el miedo.

El miedo no es ni bueno ni malo. El miedo es neutral. Aquello que es positivo o negativo, es nuestra respuesta y nuestra relación con el miedo, la manera en el que lo entendemos, el enfoque, cómo lo canalizamos, etc. El miedo no existe intrínsecamente, si fuera así no experimentaríamos ni paz ni compasión en absoluto, surge de relacionarnos con el Mundo.

Comprendamos por qué tenemos miedo y aprovechemos la oportunidad de mejorar.

Comprender el miedo implica comprendernos a nosotros mismos.

#anayany
#vidasana
#antifragilidad
#yomequedoencasa

CUESTIÓN DE PALABRAS

“Las palabras tocan nuestros corazones. Son las que, más que ninguna otra cosa, nos hacen seres humanos y pueden manifestar todo un Mundo dependiendo de la intención con las que sean dichas.” Any Pascual.

Existen dos tipos de palabras y por lo tanto dos clases de conversación y en último término de comunicación: las palabras-alimento y las palabras-basura.

Dependiendo de cuál usemos, lo que nos digamos unas personas a otras cambiará radicalmente, y también cómo lo digamos. Así que es necesario ser conscientes y saber si las palabras con las que nos comunicamos alimentan o son basura que acumulamos sin decidirnos a tirarla al contenedor.

Las palabras-alimento, como su nombre indica, son palabras que nutren, que construyen, que informan, son palabras positivas y al mismo tiempo son mucho más que mero positivismo, pues generan una comunicación en la que se aprende algo nuevo, en la que se comparten ideas y en la que todo el mundo está deseoso de ser alimentado y alimentar gracias a ellas.

Las palabras-basura son exactamente lo contrario y hay dos clases.

Una es lo que podríamos llamar palabras “comida rápida”. Cosas que se dicen solo por conversar, por llenar el hambre que genera el silencio y que ni son positivas ni nos aportan nada. Muchas veces, aunque no todas, estas palabras comida rápida, son palabras negativas y se utilizan también para hablar de lo que pasa en el mundo exterior, o en el interior de otras personas que no están presentes, y que no nos gusta.

Muchos de los canales de noticias, los grupos de RRSS o los programas de tv utilizan estas palabras de comida rápida cuando se quedan sin información verdaderamente útil.

El otro tipo de palabras-basura son aquellas que en cierto momento sí fueron palabras alimento, o que de haberse “conservado” mejor (de haberse dicho con otro tono o en otro contexto) sí hubieran alimentado, pero que por lo que sea se han podrido.

Estas palabras acaban generando un olor horroroso y la mayoría de la gente, al contrario que con la basura física, las deja ahí en un rincón de su mente, envueltas por capas de bolsas-ego, para que no se desparramen por todo el lugar y llenen con su olor y podredumbre zonas que en apariencia están limpias.

Lo más sano es obviar esta clase de palabras, y retenerlas solo momentáneamente en unas bolsas-ego de una única capa biodegradable (de fécula de patata por ejemplo), para que podamos seguir funcionando en la situación en las que estas palabras se han generado. Y después, lo antes posible, a solas, separar esa basura y tirarla al contenedor correspondiente: falsas expectativas, poca autoestima, críticas destructivas, las preocupaciones, el “¿qué dirán?”, etc. Y también las cosas más crudas, las que han estado pudriéndose en la “nevera” durante años y por una causa u otra ahora debemos afrontar: viejas rencillas familiares, insatisfacción laboral profunda, el miedo a no ser suficiente…

Y así, siendo puntualmente optimistas, esperar que eso se vaya desintegrando poco a poco y limpiar toda nuestra casa-mente para generar un entorno en el que esas mismas palabras-basura tengan cada vez menos potencia, “huelan” cada vez menos. En el que las palabras-basura estén compuestas mayormente de “residuos orgánicos” que sirven, con un gran trabajo y mucho tiempo, de introspección para hacer compost y así al final, casi sin darnos cuenta, esas cosas que nos dolían, tras un tiempo y mucha alquimia, se trasformen en la siguiente comida deliciosa sacada de nuestro propio huerto, que tenemos frente a nosotros, nuestro corazón.

Siempre hay esperanza para las palabras basura, porque lo que es basura o alimento también cambia dependiendo de la persona y sus circunstancias. Saber que ahí afuera existe la palabra-basura, nos ayuda a apreciar lo rico que está la comida de verdad, viva, real, orgánica; vivir, pensar y decir desde el amor, la felicidad y la paz común.

Distinguir las palabras-alimento entre todas las palabras-basura nos ayuda a verlas y a atraerlas más y así nuestra alimentación mental proliferará de un modo consciente.

Alimentemos también con las palabras, porque así crearemos un Mundo lleno de armonía y amor con nosotros y la naturaleza, y también entre nosotros.

#anayany
#amorinfinito
#vidasana

¡RETO «#YOMEQUEDOENCASA HACIENDO ABR» TERMINADO!!

Hoy terminamos el RETO de 15 días “Haciendo ABR en España” y nos ha encantado compartir con más familias el trabajo diario y constante que realizamos en el hogar para ayudar a nuestros hijos.

Al fin y al cabo pertenecemos a esta Gran Familia que buscamos alcanzar el máximo potencial de una forma saludable y evitando situaciones forzosas. Por eso nos encanta COMPARTIR nuestra experiencia y VER como todas las familias estamos juntas en este camino.

A diario realizamos este programa de Coaching Terapéutico para padres de niños con problemas en el desarrollo y personas con problemas físicos, creado por Leonid Blyum. En él se combinan: la destreza y la habilidad de las madres o cuidadoras que realizamos los ejercicios consistentemente tras un entrenamiento de calidad técnica, con la parte de crecimiento emocional que debe desarrollar una familia con un miembro con necesidades diferentes.

Trabajamos el tejido fascial para provocar una respuesta tónica de los componentes de la fascia: los músculos, las cápsulas, los huesos, la grasa, etc. liberando la fascia excesivamente apretada y acortada o fortaleciendo la fascia debilitada y alargada.

Llevamos muchos años trabajando esta Terapia con éxitos increíbles en muchos campos: motórico, respiratorio, deglución, habla, digestivo, comportamiento, etc. y nos hace mucha ilusión ver las mejoras también en los demás niños.

Desde anayany.com aquí estamos para participar en cualquier actividad que de alguna forma pueda ayudar a los demás.

#anayany

#vidasana

#amorinfinito


#ABR


#LeonidBlyum

UNA DE CUENTOS (XI)

«Lo que aprendí durante la cuarentena» del ‘El Libro Rojo’ de Carl Gustav Jung.

«-Capitán, el chico está preocupado y muy agitado debido a la cuarentena que nos han impuesto en el puerto.

-Qué te inquieta, chico? ¿No tienes bastante comida? ¿No duermes bastante?

-No es eso, Capitán. No soporto no poder bajar a tierra y no poder abrazar mi familia.

-¿Y si te dejaran bajar y estuvieras contagioso, soportarías la culpa de infectar a alguien que no puede aguantar la enfermedad?

-No me lo perdonaría nunca, aún si, para mí, han inventado esta peste.

-Puede ser. ¿Pero si no fuese así?

Entiendo lo que queréis decir, pero me siento privado de mi libertad, Capitán, me han privado de algo.

-Prívate tú de algo más.

-Me estáis tomando el pelo?

-En absoluto. Si te privas de algo sin responder de manera adecuada, has perdido.

-Entonces, según usted, si me quitan algo, ¿para vencer debo quitarme alguna cosa más por mí mismo?

-Así es. Lo hice en la cuarentena hace 7 años.

-¿Y que es lo que os quitaste?”

-Tenía que esperar más de 20 días sobre el barco. Eran meses que llevaba esperando llegar al puerto y gozar de la primavera en tierra. Hubo una epidemia. En Port April nos prohibieron bajar. Los primeros días fueron duros. Me sentía como vosotros. Luego empecé a reaccionar a aquellas imposiciones no utilizando la lógica. Sabía que tras 21 días de este comportamiento se crea una costumbre, y en vez de lamentarme y crear costumbres desastrosas, empecé a portarme de manera diferente a todos los demás. Reflexioné sobre aquellos que tienen muchas privaciones cada día de su miserable vida y decidí vencer. Empecé con el alimento. Me impuse comer la mitad de cuanto comía habitualmente, luego empecé a seleccionar los alimentos más digeribles, para que no se sobrecargase mi cuerpo. Pasé a nutrirme de alimentos que, por tradición, habían mantenido el hombre en salud.

El paso siguiente fue unir a esto una depuración de pensamientos malsanos y tener cada vez más pensamientos elevados y nobles. Me impuse leer al menos una página cada día de un tema que no conocía. Me impuse hacer ejercicios sobre el puente del barco. Un viejo hindú me había dicho años antes, que el cuerpo se potenciaba reteniendo el aliento. Me impuse hacer profundas respiraciones completas cada mañana. Creo que mis pulmones nunca habían llegado a tal capacidad y fuerza. La tarde era la hora de las oraciones, la hora de dar las gracias a una cualquiera entidad por no haberme dado como destino privaciones serias durante toda mi vida.

El hindú me había aconsejado también adquirir la costumbre de imaginar la luz entrar en mí y hacerme más fuerte. Podía funcionar también para la gente querida que estaba lejos y así esta práctica también la integré en mi rutina diaria sobre el barco.

En vez de pensar en todo lo que no podía hacer, pensaba en lo que habría hecho una vez bajado a tierra. Visualizaba las escenas cada día, las vivía intensamente y gozaba de la espera. Todo lo que podemos obtener enseguida, nunca es interesante. La espera sirve para sublimar el deseo y hacerlo más poderoso. Me había privado de alimentos suculentos, de botellas de ron, de imprecaciones y tacos. Me había privado de jugar a las cartas, de dormir mucho, de ociar, de pensar solo en lo que me habían quitado.

-¿Cómo acabó, Capitán?

-Adquirí todas aquellas costumbres nuevas. Me dejaron bajar después de mucho más tiempo del previsto.

-¿Os privaron de la primavera, entonces?

-Sí, aquel año me privaron de la primavera, y de muchas cosas más, pero yo había florecido igualmente. Me había llevado la primavera dentro de mí y nadie nunca más habría podido quitármela.»

Carl Gustav Jung.

MAMÁS ESPECIALES EN SITUACIONES ESPECIALES

“Hay que entender que mi autocuidado no es egoísmo, somos súper culposas. Mi autocuidado es también por amor a ella, porque ella me necesita bien y también para darle un buen ejemplo. Yo quiero que mi hija sepa que yo soy feliz gracias a ella, no que mi vida se transformó en un desastre porque ella existe”. Sonia Castro.

Ser Mamá no es fácil. Ser Mamá Especial es un poco más difícil. Y ser Mamá Especial en situaciones especiales es aún más difícil.

Nadie nos prepara para ser madres, y cuando quienes más queremos en nuestra vida, que son nuestros hijos, tienen algún problema…

Pero con resiliencia nos levantamos y seguimos. Y ahora aquí estamos.

Nuestros hijos son expertos en pasar por complicaciones médicas.

Todos los inviernos estamos pendientes de tomar las medidas adecuadas para no caer en problemas respiratorios.

Esta experiencia, a lo largo de su vida, nos ha dado a las familias herramientas para trabajar a favor de la salud, más en momentos como los actuales. Y llevamos implementándolas años, así que ahora con más ahínco.

¡Vamos! Usemos todas nuestras armas de Mamás Especiales para pasar también esta vez por encima de estadísticas y resultados en la media. Sabemos lo que tenemos que hacer y trabajamos, como siempre, duro, día a día para que nuestros hijos nos despierten en mitad de la noche con una sonrisa.

Ahora son los demás los que se encuentran en una situación de alerta, como la que nosotras tenemos todos los días en la vida de nuestros hijos.

Comida saludable, terapia en el hogar (ABR especial respiratorio), sol, alegría y remedios naturales. Como siempre.

Y si los necesitamos, ahí estarán los profesionales para tomar las medidas necesarias, porque somos población de riesgo y sabemos mejor que nadie lo que valen. La medicina de urgencias nos ha ayudado miles de veces.

Y lucharemos por nuestros derechos como siempre, porque todos somos iguales.

Hoy es esto, ayer fue lo otro y mañana será lo siguiente. Pero nosotras seguimos día a día con lo nuestro, que bastante es, respetando a los demás y cumpliendo con las normas.

Nuestros problemas son visibles, si te fijas un poco. En esta crisis lo que observamos son los problemas no visibles de muchas personas que hasta que han experimentado en primera persona el MIEDO a perder la salud, esa salud por la que llevamos años luchando nosotras, no se podían ni imaginar lo que es vivir así todos los días de la vida, y sin que nadie se de cuenta.

Esperemos que a partir de ahora todos aprendamos la gran lección de saber lo que es importante en esta vida y que nunca nos olvidemos de los aprendizajes en cuanto a solidaridad, empatía, respeto, higiene social, bien común, etc.

Todos somos iguales, aunque algunos llevamos muchos años practicando para poder seguir viviendo.

Un abrazo a todas las Mamás Especiales. Resiliencia.

#anayany
#mamásespeciales
#amorinfinito

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