VIVIR SIN NEGAR EL MIEDO

“ Receta para perder el miedo:

1. Tres rugidos de león. Hay que enfadar al león para que ruja. Si no vives cerca de un zoológico, puedes rugir tú mismo.
2. Medio kilo de lágrimas de fantasma. Pregúntale a tu abuela si conoce alguno.
3. Un pellizco de melancolía de ogro. Son difíciles de encontrar, suelen vivir en los cuentos, aunque podemos tener alguno de vecino.
4. Cantar en voz alta. Al miedo le da mucha rabia.
5. Hacer una mermelada y tomarla con rebanadas de gritos.”

“Recetas de lluvia y azúcar” Eva Manzano y Mónica Gutiérrez Serna.

Tener miedo es inherente a estar vivo. El miedo se debe a una falta de conocimiento y de comprensión de lo “desconocido”. Reconocer que no podemos saber todo y controlar todo, transforma el miedo en un recurso beneficioso. Cuando comprendemos esto, el miedo se vuelve nuestro amigo.

Podemos utilizar nuestro miedo para centrarnos más en el presente, porque cada momento es una oportunidad.

Hagamos frente a nuestros miedos con coraje, con entendimiento y con bondad hacia los demás y no perdamos el tiempo.

Hablemos con nuestros seres queridos, amigos, gente con la que compartamos experiencias vitales, profesionales…hasta ser capaces de convertir lo que en un principio era “desconocido”, en parte de nuestro conocimiento y entonces desaparecerá el miedo.

El miedo no es ni bueno ni malo. El miedo es neutral. Aquello que es positivo o negativo, es nuestra respuesta y nuestra relación con el miedo, la manera en el que lo entendemos, el enfoque, cómo lo canalizamos, etc. El miedo no existe intrínsecamente, si fuera así no experimentaríamos ni paz ni compasión en absoluto, surge de relacionarnos con el Mundo.

Comprendamos por qué tenemos miedo y aprovechemos la oportunidad de mejorar.

Comprender el miedo implica comprendernos a nosotros mismos.

#anayany
#vidasana
#antifragilidad
#yomequedoencasa

CUESTIÓN DE PALABRAS

“Las palabras tocan nuestros corazones. Son las que, más que ninguna otra cosa, nos hacen seres humanos y pueden manifestar todo un Mundo dependiendo de la intención con las que sean dichas.” Any Pascual.

Existen dos tipos de palabras y por lo tanto dos clases de conversación y en último término de comunicación: las palabras-alimento y las palabras-basura.

Dependiendo de cuál usemos, lo que nos digamos unas personas a otras cambiará radicalmente, y también cómo lo digamos. Así que es necesario ser conscientes y saber si las palabras con las que nos comunicamos alimentan o son basura que acumulamos sin decidirnos a tirarla al contenedor.

Las palabras-alimento, como su nombre indica, son palabras que nutren, que construyen, que informan, son palabras positivas y al mismo tiempo son mucho más que mero positivismo, pues generan una comunicación en la que se aprende algo nuevo, en la que se comparten ideas y en la que todo el mundo está deseoso de ser alimentado y alimentar gracias a ellas.

Las palabras-basura son exactamente lo contrario y hay dos clases.

Una es lo que podríamos llamar palabras “comida rápida”. Cosas que se dicen solo por conversar, por llenar el hambre que genera el silencio y que ni son positivas ni nos aportan nada. Muchas veces, aunque no todas, estas palabras comida rápida, son palabras negativas y se utilizan también para hablar de lo que pasa en el mundo exterior, o en el interior de otras personas que no están presentes, y que no nos gusta.

Muchos de los canales de noticias, los grupos de RRSS o los programas de tv utilizan estas palabras de comida rápida cuando se quedan sin información verdaderamente útil.

El otro tipo de palabras-basura son aquellas que en cierto momento sí fueron palabras alimento, o que de haberse “conservado” mejor (de haberse dicho con otro tono o en otro contexto) sí hubieran alimentado, pero que por lo que sea se han podrido.

Estas palabras acaban generando un olor horroroso y la mayoría de la gente, al contrario que con la basura física, las deja ahí en un rincón de su mente, envueltas por capas de bolsas-ego, para que no se desparramen por todo el lugar y llenen con su olor y podredumbre zonas que en apariencia están limpias.

Lo más sano es obviar esta clase de palabras, y retenerlas solo momentáneamente en unas bolsas-ego de una única capa biodegradable (de fécula de patata por ejemplo), para que podamos seguir funcionando en la situación en las que estas palabras se han generado. Y después, lo antes posible, a solas, separar esa basura y tirarla al contenedor correspondiente: falsas expectativas, poca autoestima, críticas destructivas, las preocupaciones, el “¿qué dirán?”, etc. Y también las cosas más crudas, las que han estado pudriéndose en la “nevera” durante años y por una causa u otra ahora debemos afrontar: viejas rencillas familiares, insatisfacción laboral profunda, el miedo a no ser suficiente…

Y así, siendo puntualmente optimistas, esperar que eso se vaya desintegrando poco a poco y limpiar toda nuestra casa-mente para generar un entorno en el que esas mismas palabras-basura tengan cada vez menos potencia, “huelan” cada vez menos. En el que las palabras-basura estén compuestas mayormente de “residuos orgánicos” que sirven, con un gran trabajo y mucho tiempo, de introspección para hacer compost y así al final, casi sin darnos cuenta, esas cosas que nos dolían, tras un tiempo y mucha alquimia, se trasformen en la siguiente comida deliciosa sacada de nuestro propio huerto, que tenemos frente a nosotros, nuestro corazón.

Siempre hay esperanza para las palabras basura, porque lo que es basura o alimento también cambia dependiendo de la persona y sus circunstancias. Saber que ahí afuera existe la palabra-basura, nos ayuda a apreciar lo rico que está la comida de verdad, viva, real, orgánica; vivir, pensar y decir desde el amor, la felicidad y la paz común.

Distinguir las palabras-alimento entre todas las palabras-basura nos ayuda a verlas y a atraerlas más y así nuestra alimentación mental proliferará de un modo consciente.

Alimentemos también con las palabras, porque así crearemos un Mundo lleno de armonía y amor con nosotros y la naturaleza, y también entre nosotros.

#anayany
#amorinfinito
#vidasana

¡RETO «#YOMEQUEDOENCASA HACIENDO ABR» TERMINADO!!

Hoy terminamos el RETO de 15 días “Haciendo ABR en España” y nos ha encantado compartir con más familias el trabajo diario y constante que realizamos en el hogar para ayudar a nuestros hijos.

Al fin y al cabo pertenecemos a esta Gran Familia que buscamos alcanzar el máximo potencial de una forma saludable y evitando situaciones forzosas. Por eso nos encanta COMPARTIR nuestra experiencia y VER como todas las familias estamos juntas en este camino.

A diario realizamos este programa de Coaching Terapéutico para padres de niños con problemas en el desarrollo y personas con problemas físicos, creado por Leonid Blyum. En él se combinan: la destreza y la habilidad de las madres o cuidadoras que realizamos los ejercicios consistentemente tras un entrenamiento de calidad técnica, con la parte de crecimiento emocional que debe desarrollar una familia con un miembro con necesidades diferentes.

Trabajamos el tejido fascial para provocar una respuesta tónica de los componentes de la fascia: los músculos, las cápsulas, los huesos, la grasa, etc. liberando la fascia excesivamente apretada y acortada o fortaleciendo la fascia debilitada y alargada.

Llevamos muchos años trabajando esta Terapia con éxitos increíbles en muchos campos: motórico, respiratorio, deglución, habla, digestivo, comportamiento, etc. y nos hace mucha ilusión ver las mejoras también en los demás niños.

Desde anayany.com aquí estamos para participar en cualquier actividad que de alguna forma pueda ayudar a los demás.

#anayany

#vidasana

#amorinfinito


#ABR


#LeonidBlyum

UNA DE CUENTOS (XI)

«Lo que aprendí durante la cuarentena» del ‘El Libro Rojo’ de Carl Gustav Jung.

«-Capitán, el chico está preocupado y muy agitado debido a la cuarentena que nos han impuesto en el puerto.

-Qué te inquieta, chico? ¿No tienes bastante comida? ¿No duermes bastante?

-No es eso, Capitán. No soporto no poder bajar a tierra y no poder abrazar mi familia.

-¿Y si te dejaran bajar y estuvieras contagioso, soportarías la culpa de infectar a alguien que no puede aguantar la enfermedad?

-No me lo perdonaría nunca, aún si, para mí, han inventado esta peste.

-Puede ser. ¿Pero si no fuese así?

Entiendo lo que queréis decir, pero me siento privado de mi libertad, Capitán, me han privado de algo.

-Prívate tú de algo más.

-Me estáis tomando el pelo?

-En absoluto. Si te privas de algo sin responder de manera adecuada, has perdido.

-Entonces, según usted, si me quitan algo, ¿para vencer debo quitarme alguna cosa más por mí mismo?

-Así es. Lo hice en la cuarentena hace 7 años.

-¿Y que es lo que os quitaste?”

-Tenía que esperar más de 20 días sobre el barco. Eran meses que llevaba esperando llegar al puerto y gozar de la primavera en tierra. Hubo una epidemia. En Port April nos prohibieron bajar. Los primeros días fueron duros. Me sentía como vosotros. Luego empecé a reaccionar a aquellas imposiciones no utilizando la lógica. Sabía que tras 21 días de este comportamiento se crea una costumbre, y en vez de lamentarme y crear costumbres desastrosas, empecé a portarme de manera diferente a todos los demás. Reflexioné sobre aquellos que tienen muchas privaciones cada día de su miserable vida y decidí vencer. Empecé con el alimento. Me impuse comer la mitad de cuanto comía habitualmente, luego empecé a seleccionar los alimentos más digeribles, para que no se sobrecargase mi cuerpo. Pasé a nutrirme de alimentos que, por tradición, habían mantenido el hombre en salud.

El paso siguiente fue unir a esto una depuración de pensamientos malsanos y tener cada vez más pensamientos elevados y nobles. Me impuse leer al menos una página cada día de un tema que no conocía. Me impuse hacer ejercicios sobre el puente del barco. Un viejo hindú me había dicho años antes, que el cuerpo se potenciaba reteniendo el aliento. Me impuse hacer profundas respiraciones completas cada mañana. Creo que mis pulmones nunca habían llegado a tal capacidad y fuerza. La tarde era la hora de las oraciones, la hora de dar las gracias a una cualquiera entidad por no haberme dado como destino privaciones serias durante toda mi vida.

El hindú me había aconsejado también adquirir la costumbre de imaginar la luz entrar en mí y hacerme más fuerte. Podía funcionar también para la gente querida que estaba lejos y así esta práctica también la integré en mi rutina diaria sobre el barco.

En vez de pensar en todo lo que no podía hacer, pensaba en lo que habría hecho una vez bajado a tierra. Visualizaba las escenas cada día, las vivía intensamente y gozaba de la espera. Todo lo que podemos obtener enseguida, nunca es interesante. La espera sirve para sublimar el deseo y hacerlo más poderoso. Me había privado de alimentos suculentos, de botellas de ron, de imprecaciones y tacos. Me había privado de jugar a las cartas, de dormir mucho, de ociar, de pensar solo en lo que me habían quitado.

-¿Cómo acabó, Capitán?

-Adquirí todas aquellas costumbres nuevas. Me dejaron bajar después de mucho más tiempo del previsto.

-¿Os privaron de la primavera, entonces?

-Sí, aquel año me privaron de la primavera, y de muchas cosas más, pero yo había florecido igualmente. Me había llevado la primavera dentro de mí y nadie nunca más habría podido quitármela.»

Carl Gustav Jung.

MAMÁS ESPECIALES EN SITUACIONES ESPECIALES

“Hay que entender que mi autocuidado no es egoísmo, somos súper culposas. Mi autocuidado es también por amor a ella, porque ella me necesita bien y también para darle un buen ejemplo. Yo quiero que mi hija sepa que yo soy feliz gracias a ella, no que mi vida se transformó en un desastre porque ella existe”. Sonia Castro.

Ser Mamá no es fácil. Ser Mamá Especial es un poco más difícil. Y ser Mamá Especial en situaciones especiales es aún más difícil.

Nadie nos prepara para ser madres, y cuando quienes más queremos en nuestra vida, que son nuestros hijos, tienen algún problema…

Pero con resiliencia nos levantamos y seguimos. Y ahora aquí estamos.

Nuestros hijos son expertos en pasar por complicaciones médicas.

Todos los inviernos estamos pendientes de tomar las medidas adecuadas para no caer en problemas respiratorios.

Esta experiencia, a lo largo de su vida, nos ha dado a las familias herramientas para trabajar a favor de la salud, más en momentos como los actuales. Y llevamos implementándolas años, así que ahora con más ahínco.

¡Vamos! Usemos todas nuestras armas de Mamás Especiales para pasar también esta vez por encima de estadísticas y resultados en la media. Sabemos lo que tenemos que hacer y trabajamos, como siempre, duro, día a día para que nuestros hijos nos despierten en mitad de la noche con una sonrisa.

Ahora son los demás los que se encuentran en una situación de alerta, como la que nosotras tenemos todos los días en la vida de nuestros hijos.

Comida saludable, terapia en el hogar (ABR especial respiratorio), sol, alegría y remedios naturales. Como siempre.

Y si los necesitamos, ahí estarán los profesionales para tomar las medidas necesarias, porque somos población de riesgo y sabemos mejor que nadie lo que valen. La medicina de urgencias nos ha ayudado miles de veces.

Y lucharemos por nuestros derechos como siempre, porque todos somos iguales.

Hoy es esto, ayer fue lo otro y mañana será lo siguiente. Pero nosotras seguimos día a día con lo nuestro, que bastante es, respetando a los demás y cumpliendo con las normas.

Nuestros problemas son visibles, si te fijas un poco. En esta crisis lo que observamos son los problemas no visibles de muchas personas que hasta que han experimentado en primera persona el MIEDO a perder la salud, esa salud por la que llevamos años luchando nosotras, no se podían ni imaginar lo que es vivir así todos los días de la vida, y sin que nadie se de cuenta.

Esperemos que a partir de ahora todos aprendamos la gran lección de saber lo que es importante en esta vida y que nunca nos olvidemos de los aprendizajes en cuanto a solidaridad, empatía, respeto, higiene social, bien común, etc.

Todos somos iguales, aunque algunos llevamos muchos años practicando para poder seguir viviendo.

Un abrazo a todas las Mamás Especiales. Resiliencia.

#anayany
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LA DEMOCRACIA DEL CORAZÓN

“El que mira hacia fuera sueña, el que mira hacia dentro despierta del sueño” Carl Gustav Jung.


La mayor parte de nuestras costumbres son el resultado de normas sociales que hemos adoptado más o menos conscientemente. 

Cuando un grupo de personas nos ponemos de acuerdo con respecto a una opinión o una actitud, o también sobre una manera de actuar o manera de comportarnos, se manifiesta un consenso que dicta una norma. Pero para nosotras las normas las marca el amor infinito por uno mismo y por los demás.

Porque algunas de las normas sociales, no rigen un bien amoroso común, sino que tienen  la función de preservar la armonía y supervivencia de la sociedad en general, no de los individuos en particular. Son el resultado de un consenso y por eso las aceptamos cuando nos relacionamos o vivimos en sociedad, ya que el estilo de vida actual, y nosotros individualmente como sus componentes, no asumimos la responsabilidad individual.

Nosotras no seguimos a la mayoría, no por rebeldía, sino porque nos hacemos responsables de nuestras vidas. La seguridad de seguir a la mayoría no nos aporta nada en nuestro estilo de vida. No seguimos a líderes de una dualidad u otra, decretamos que somos libres y así podemos rodearnos de felicidad independientemente de las circunstancias. Respetamos, entendemos, y seguimos nuestro camino aceptando, pero conscientes. Escuchamos nuestra voz interior, que es para nosotras donde reside la verdadera sabiduría, y desde el amor disfrutamos de ser libres en nuestro estilo de vida diario y nos adaptamos cuando nos relacionamos socialmente. No jugamos a ser diosas, sino que nos empoderamos para vivir felizmente. Si caminamos desconectadas de nosotras mismas, sin darnos cuenta nos estarán desempoderando.

Mientras que el ser humano no sea humano (espiritual, mental, emocional y físicamente) y no seamos capaces de ejercer un control propio sobre nosotros mismos y nuestra relación con los demás, alguien más vendrá y establecerá normas y leyes para todos según su criterio. 

A todos nos educaron en la dualidad del bien y del mal. Todos hemos sido educados en el desencuentro de la sociedad, en la dualidad competitiva y en el falso empoderamiento de lo bueno es lo mío. Nos han educado según los criterios de lo que es correcto por el principio de autoridad con el que nos relacionamos: partido político, equipo de fútbol, religión, salud… Nos han entrenado para que confiemos más en lo que dice la autoridad que en nosotros mismos. Pero el principio de autoridad es de por sí dictatorial: el de los gobiernos, centros escolares, la economía, etc. 

Por eso es muy importante darse cuenta de que cuando lo oficial choca con la alternativa, son las autoridades en verdad  las que chocan, no la realidad. Nadie tenemos toda la información. Cada uno vivimos nuestra realidad y por eso existe el miedo y la necesidad de refugiarse en un grupo. 

Nosotras valoramos más ser librepensadoras y aprendemos de las experiencias vivenciadas. La democracia interna del corazón consiste en ver que el otro te complementa. Por eso valoramos lo diferente y “la visión del águila” para ver todo desde una perspectiva más amplia. Nosotras no competimos por tener la razón, la verdad o lo material, colaboramos con la Naturaleza por un bien común. Los seres humanos somos simplemente seres vivos, no dioses.

Seguir las normas comunes sin más, sería cómo desentendernos de las relaciones desde el amor, desde el corazón, y someternos al líder de turno como refugio por la pereza de adquirir el conocimiento propio o negar la dualidad educativa. Entonces seguir a las masas es lo más fácil. 

En un mundo ideal en el que las personas mirásemos empáticamente hacia los demás, día a día, respetando que todos somos diferentes, no sería necesario tratar a las masas como seres irracionales. Por supuesto que para convivir hace falta unos mínimos ineludibles, pero cada individuo sería responsable de su vida y de la de los demás como parte de un sistema comunitario. No se trata de defender una utopía, sino de despertar para dejar de vivir en la distopía actual. No serían necesarias tantas leyes, sino que cada individuo se responsabilizara de sus acciones diarias a favor de un crecimiento y bien común. 

Estamos en el siglo XXI, ya es hora de darnos cuenta de que la especie humana puede abarcar muy diversas situaciones de muy diferentes maneras. 

Existen Leyes Universales, no creadas por gobiernos sino por el hombre, para vivir en comunidad como seres sociales, que son más importantes que las decisiones políticas. Vivamos desde el amor, la empatía, la solidaridad, la compasión, la felicidad, el bien común, etc.

Aprendizaje: Para ser libres debemos vivir desde la democracia de corazón.

#anayany
#vidafeliz

RESEÑA “A DOS METROS DE TI”.

Por Any Pascual.

“Necesitamos estar cerca de las personas a las que queremos tanto como el aire que respiramos” R.L.

“A dos metros de ti”, escrito por Rachael Lippincott, es definitivamente uno de mis cinco libros favoritos, alternando de vez en cuando su posición con “El Alquimista” de Coelho.
Probablemente a algunos de vosotros os recuerde a algo el título; han hecho una adaptación a la gran pantalla en el 2019. Sí, así de conmovedor es. Puede que ya sepáis su argumento de base.

Por si no lo conocéis, es importante señalar antes de exponerlo que, aunque superficialmente pueda parecerse al superventas “Bajo la misma estrella”, es diferente y a mí me tocó mucho más profundo.

Esta es una historia de amor en condiciones difíciles, protagonizada por adolescentes, que pienso que todas las personas deberían leer, independientemente de sus gustos o edad, para concienciarse.
Y también es el libro publicado (y escrito por otra persona) que más tiene que ver conmigo, de los que he leído y/o conozco.

Asimismo, es una historia sobre una cosa que conozco bien, por experiencia propia (y que incluso menciona una experiencia que he tenido y sufrido, polipectomía nasal): la Fibrosis Quística.

Este es un libro polifacético, que se puede leer desde muchas perspectivas, dependiendo de las experiencias del lector.

Durante toda la lectura, tuve dos reacciones complementarias simultáneamente. Por un lado, estaba con el corazón encogido (metafórica y físicamente, pues el pecho me dolía debido a mis pensamientos de angustia), por lo que les ocurre a los protagonistas, Stella y Will, durante el desarrollo de la novela. Y por el otro, un agradecimiento muy intenso y valioso hacia mi familia, mi propia vida y mis circunstancias, por estar sana y en casa, con mis padres. Tengo Fibrosis Quística, y vivo feliz con mis circunstancias controladas.

Stella y Will me han enseñado muchas cosas. Lo admito: me obsesioné hace años subconscientemente con la Ley de la Atracción, y ello causó que prefiriera centrarme en lo positivo y nunca, si se puede evitar, pensar o hablar de las cosas que no son positivas (he hecho un trabajo personal al respecto: solo menciono cuál es mi inclinación, mi decisión subconsciente en un primer momento). Por ello, siempre había evitado hablar de mi Fibrosis Quística cuanto era posible, y desconocía, por propia iniciativa, aspectos poco prácticos y útiles en mi caso. Si soy sincera, temía todos los “quizá” o “mejor evitar”, y temía completamente definirme (también que otras personas me definieran o pensaran así de mí, pero sobre todo yo misma) como alguien que tiene un diagnóstico, y aún tenía más terror de que fuese en algo tan aparentemente crudo como la FQ.
Esta historia me ayudó muchísimo, tanto como no os podéis imaginar. Me ayudó a saber, aunque fuera aproximadamente, cuál es uno de los peores escenarios posibles para los que tenemos FQ. Me ayudó a perder el miedo a la operación menor de pólipos a la que me sometería (lo leí semanas antes y otra vez la noche previa, por completo, mientras comía lo último antes de las 12 horas de ayuno). Sabía que, por muy mal que pudiese ir, incluso en el absolutamente terrorífico caso de que ocurriese que parte de mis pensamientos me recordaban a cada minuto, siempre sería mejor que la vida de Will y que la rutina hospitalaria de Stella.

Me ayudó a comprender cómo es la vida de alguien “normal” con Fibrosis Quística, alguien que no ha tenido las herramientas que tuvimos a nuestro alcance nosotros como familia y yo como alma. Y me enseñó las (necesarias) normas y trabajo para mantener unos pulmones sanos en una situación de riesgo.

Creo que este libro es un imprescindible para cualquier persona con FQ, y para muchos en la situación actual.

Por la pandemia que vivimos se nos está diciendo que nos quedemos en nuestras casas (haced caso, quedaos) y que, si tenemos que salir (a hacer la compra o a la farmacia, o incluso para sacar mascotas) mantengamos SIEMPRE una distancia mínima de un metro con las otras personas.

Pues bien, lo que propone esta novela, escrita hace ya tiempo, antes de todo esto, es que, por seguridad, por la seguridad de los vulnerables, por la seguridad de los que tenemos afecciones respiratorias, por la seguridad de los muchos que somos población de riesgo, estemos a dos. Siempre, estemos “a dos metros, de ti”. Y si tenemos que medir la distancia entre nosotros con palos de jugar al billar, ¡Adelante!

¡Viva Stella! ¡Viva Will!

#anayany
#amorinfinito
#yomequedoencasa

MI ELECCIÓN ES… QUEDARME EN CASA

Por Any Pascual.

En estas fechas, todos nos estamos quedando en casa. Para la mayoría, esto no es algo que hubieran escogido si alguien les hubiera preguntado.

Pero yo sí.

Quedarme en casa es para mí algo natural, me gusta y lo elijo libremente casi siempre.

Tener una vida sencilla, saludable y ordenada ha sido un camino que hace años empezamos a raíz del despertar de mi familia tras mi nacimiento. Por eso elegimos vivir conscientemente según las indicaciones de nuestro cuerpo, nuestra mente y alma.

Por eso, normalmente, solo salimos de nuestro pueblo una o dos veces al mes y casi siempre es para eventos culturales o para adquirir cosas que no podemos conseguir aquí. No consumimos mucho, así que no necesitamos salir muy a menudo porque normalmente compramos online y lo traen a casa.

Lo que si hacemos es pasear por la maravillosa naturaleza que tenemos justo al lado de nuestra casa: la sierra, la playa…

Para el resto, si podemos, estamos mejor en casa.

Hay mucha gente para la que el sitio donde duerme no es un hogar, sino solo un lugar donde tumbarse a descansar o, para los más sedentarios, ver la televisión o mirar el móvil durante horas.

Para nosotras hace mucho que ese concepto ha cambiado. Nuestra casa es un verdadero hogar y, de tener la opción, preferimos estar aquí que en otro lugar.

Por eso aunque mucha gente está teniendo algunas dificultades para mantenerse sin salir, para nosotras es lo más normal del mundo.

Con los años hemos ido creando un hogar con todo lo necesario para vivir sencillamente. Tiene una buena orientación para que entre el sol en los días fríos y la brisa en los calurosos, en el pueblo, rodeados de naturaleza y lejos de aglomeraciones, ruidos y contaminación.

Soy parte de las personas altamente Sensibles (PAS), eneatipo 4 centrado y Generación Z. Estos rasgos combinados generan un temperamento perfecto para pasar, no solo estos días en los que nos quedamos obligatoriamente en casa, sino una vida tranquila en un pequeño entorno controlado.

En mi hogar estoy feliz y tengo la capacidad de estimular mi sistema nervioso solamente justo hasta donde lo necesito, evitando el estrés por cosas incontrolables que a las PAS nos afectan mucho.

Las personas de otras generaciones pueden notar que sus relaciones sociales se resienten por no poder salir de tiendas o a un bar con sus amigos. Para los de mi generación lo más normal es que la única manera de distanciarnos en una amistad sea dejando un mensaje en visto o sin responder en las RRSS.

Además, ahora la cultura es más accesible que nunca online. Muchos artistas están colaborando en la creación de iniciativas para que tampoco la cultura esté alejada de nosotros, como por ejemplo el ya pasado #yomequedoencasafestival o el #poesíaentusofá, en curso y fascinante.

Ahora la música, las letras, el arte… están al alcance de todos.

Y como ahora más que nunca la salud, física y mental, es lo primero, disfrutemos de nuestras casas y de la oferta cultural gracias a las nuevas tecnologías.

Yo elijo quedarme en casa porque es más tranquilo, no consumo, estoy con mi familia y hago lo que quiero. Mejor que salir sobreactivándome en relaciones sociales. Así paso más tiempo con las personas que amo, relajadamente, en un ambiente saludable, y simplemente me hace más feliz ir hacia mi interior que salir fuera a buscarlo.

Por ello os digo: quedaos en casa hasta que sea seguro salir. Y cuando podáis decidir, escoged conscientemente las influencias que queréis recibir.

Pensad y reflexionad. Id hacia vuestro interior.

¡Quedarse en casa también es una pasada!

#anayany
#amorinfinito
#yomequedoencasa

APROVECHEMOS ESTE TIEMPO PARA PLANTEARNOS CAMBIOS INTERNOS POSITIVOS

“Si quieres cambiar el mundo, cámbiate a ti mismo”. Mahatma Gandhi.

El tiempo y la energía que gastamos en cosas que no podemos cambiar, lo estamos desaprovechando sin hacer aquello que sí podemos cambiar.

Los problemas no se resuelven solos, tenemos que resolverlos nosotros mismos, siendo el ejemplo de lo que queremos ver en el Mundo.

No esperemos a nada para plantearnos cambios internos en nuestras vidas.

Nosotras, por ejemplo, para crecer internamente nos unirnos a personas que han hecho los cambios en su vida que a nosotras nos gustaría implementar, y aprendemos de su experiencia. Nos informamos, formamos y lo ponemos en práctica. Así avanzamos en el camino.

Tomemos consciencia, cuanto antes mejor, de que todo está en nuestro interior.

Y si no sabemos como alcanzar todo nuestro potencial, que tenemos dentro, siempre podemos buscar ayuda o conocer alternativas que quizás aún ni nos planteamos.

Pero pensemos que son nuestras limitaciones mentales las que más nos frenan a avanzar en estos momentos.

Hoy, más que nunca, miremos a nuestro alrededor y decidamos si cambiar puede merecer la pena.

#anayany
#amorinfinito
#vidasana
#yomequedoencasa

DÍAS AL SOL

Nada más amanecer nosotras ya estamos recargando las pilas, llenándonos de energía.

Miramos hacia el sol. Es una relación íntima con nosotras mismas que se parece mucho a la meditación. La habitación de Any mira hacia el amanecer, así que con los primeros rayos nos despertamos, abrimos el balcón de par en par y a disfrutar.

Ver el sol durante el amanecer o el ocaso, es maravilloso para el cuerpo.

El resto del día seguimos recibiendo energía solar suficiente para el bienestar diario y poner en orden nuestra mente.

El ojo humano en particular y todo nuestro cuerpo en general posee células capaces de convertir la energía solar en energía vital.

Lo que está claro es que estar al Sol es una experiencia positiva para el cuerpo.

Aunque ahora no hace muy buen tiempo, ya estamos deseando que llegue la primavera para pasar más tiempo en la terraza y disfrutar del Sol.

El ‘descubrimiento’ del Sol como fuente de energía y bienestar no es precisamente nuevo. El culto al astro rey viene de lejos y ya ha sido practicado por todas las civilizaciones y religiones en una u otra forma.

La energía solar de nuestro cuerpo es, después, transferible a otras personas. Cuando alguien desea ser abrazado, por ejemplo, el contacto físico con la intención de trasladarle energía funciona.

¡Nosotras lo practicamos a diario! Sol y abrazos.

Puede ir acompañado de una descarga de lágrimas para dejar paso a la nueva energía o de balanceos de felicidad.

Estar al Sol es un bien intangible que no tiene precio y nosotras lo apreciamos y agradecemos.

UN BAÑO DE SOL es importantísimo para la vitamina D, indispensable para tener un buen sistema inmunológico y para cargarnos de energía.

Al Sol simplemente, nosotras, vivimos mejor.

#anayanay
#vidasana
#energíavital
#yomequedoencasa

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