La inteligencia de un animal en libertad y la inteligencia esencial humana. Juntas. Nos reconocemos, nos sentimos, nos vemos. Nos respetamos, nos observamos… incluso jugamos.
Este fin de semana hemos vivido una experiencia transformadora en «Growing Together» de la mano de Inma. Una vivencia profunda, natural y liberadora, donde exploramos el poder de la naturaleza y de la coherencia cardíaca de una manada de caballos (Chocolate, Shiva, Marinero, Gazamán, Fill y Txunami) y su fiel escudero de cuatro patas, Cooper.
Sí, nos reconocimos como seres vivos en un ecosistema mayor. Dos manadas, la humana y la equina, unidas por la presencia, la sabiduría y la nobleza. En plena naturaleza, libres y amorosas. Porque a veces, la interacción con animales en libertad nos conecta más profundamente con la vida que algunas relaciones humanas. Es una conexión auténtica, natural y libre (algo que nosotras no notamos con animales domesticados, ni con humanos domesticados realmente).
Guiadas por Inma, fuimos invitadas a sentir el ritmo del corazón, el silencio que escucha, y la contemplación desde un respeto mutuo que abraza. Shiva, curioso y joven, respondió a la llamada del corazón de Any y se quiso mimetizar con la energía desbordante de oxitocina (hormona neuromoduladora en el sistema nervioso central de la conducta maternal) de anayany.com. Gracias, Shiva. Reconozco que hoy me sentí un poco «Mamá Yegua», ya que sentía que tú necesitabas más de mi amor maternal que Any. Cuidar desde el amor es sanar, nosotras lo sabemos bien, y como una madre… Volveremos a verte. Ya sabemos para la próxima que te gustaron más las agarraderas de la silla de Any que sus botas o mi móvil… ¡Todo lo probaste!
Inma nos explicó en la charla previa que la coherencia cardíaca es ese estado óptimo en el que el corazón, el cerebro y las emociones trabajan en armonía. Cuando estamos en coherencia, todos nuestros sistemas (nervioso, digestivo, hormonal) colaboran como un solo equipo, generando equilibrio, salud y bienestar integral. Un caballo en libertad vive en coherencia. Su corazón, entre cinco y siete veces más grande que el nuestro, emite esa coherencia hasta unos 16 metros a su alrededor. Y cuando entramos en ese campo, nuestros corazones no pueden hacer otra cosa que sincronizarse. Y así fue. Nosotras lo sentimos: un campo de coherencia gigante, un megacorazón que nos envolvió, liberó emociones reprimidas y nos regaló una experiencia nueva, incluso para Any, que de niña asistía a hipoterapia. Pero esto… fue otra cosa. Totalmente diferente. Totalmente reconfortante y recomendable. El contacto con toda la naturaleza que nos rodeaba, la libertad de un entorno sencillo, y las energías… Al compartir ese espacio nosotras detectamos que en ese momento no había malestar. Solo presencia. Solo vida.
La naturaleza, el corazón y los caballos nos recordaron que este estado no se fuerza: se permite, se siente, se cultiva.
Gracias, Inma, por esta experiencia viva que nos devuelve a la sincronía, a la escucha profunda y a esa paz interior que nace del cuerpo energético en armonía. Hacía tiempo que no conectábamos con nuestro cuerpo energético en sociedad.
Y gracias caballos, Chocolate, Shiva, Marinero, Gazamán, Fill y Txunami, por vuestra manera única de entender a Any. La pureza, la nobleza y el corazón os unen. Gracias, amigos. Os vemos y nos veis. Te reconozco como parte de la tierra y te respeto. También hacía tiempo que no nos reconocían como uno más sobre la tierra.
Pero hoy, el premio gordo se lo lleva nuestro fiel escudero canino que nos mostró que la falta de libertad es lo que transforma a un ser vivo en un “animal”. Gracias, Cooper.
Un abrazo de osa y otro de luz
@growingtogetherccc