Sale el arcoíris.
Aunque a veces sea difícil llegar hasta él, aunque parezca imposible, debemos de buscar el camino para alejarnos del sufrimiento y vivir desde la paz interior.
No renunciemos nunca a nuestra verdad, a nuestra realidad, pero vivamos nuestras vidas desde la paz a pesar de las circunstancias.
No se trata de negar las dificultades diarias, ni ser conformistas, sino de afrontar la vida de la mejor manera posible.
A diario nos cruzamos con personas que tienen comportamientos negativos: discriminatorios por razones de diversidad de capacidades, sexo, nacionalidad, etc. Y a veces tenemos que convivir un ratito con esas personas nos guste o no. Entonces es cuando entra en acción la compasión.
Hay personas que viven continuamente en la tormenta y nunca ven el arcoíris. ¡Qué ellos sean nuestros maestros. Qué nos sirvan de ejemplo de lo que NO queremos ser!
Nuestro camino puede ser difícil, pero podemos elegir el camino de “baldosas amarillas”. Y es que cómo vamos a pedir nada a la sociedad si no empezamos dando el ejemplo de lo que queremos ver en el mundo.
Hacer daño, criticar o no cumplir unos estándares mínimos de educación y respeto social solo muestra las carencias de quien está teniendo ese mal comportamiento.
Sigamos con nuestra vida feliz, empática y llena de amor.
Repartamos besos y abrazos de OSO, y si alguien se siente incómodo, pues aún más. A amar también se aprende.
Que llegue el día en que los gestos cariñosos se produzcan en todas las interacciones sociales.
No estamos locas, es que sabemos lo que queremos: Paz y Amor.