Hoy, 6 de octubre, en el Día Europeo de las Personas Cuidadoras Familiares, quiero alzar la voz por todas aquellas que dedicamos nuestros días, noches y vidas enteras a cuidar de nuestros seres más queridos. Las Cuidadoras Principales, en su mayoría mujeres, realizamos un trabajo incansable y poco reconocido. No solo somos madres, hijas o esposas; cumplimos muchas funciones: enfermeras, psicólogas, fisioterapeutas, entre otras, 24 horas al día, 7 días a la semana. Por eso somos indispensables en el Cuarto Pilar del Bienestar, sin nosotras el sistema se vendría abajo.
Es hora de que el gobierno legisle para proporcionarnos los medios necesarios para un respiro que es crucial, así como una conciliación laboral real y las ayudas en los cuidados que necesitamos para vivir y no solo sobrevivir. Las interminables horas de cuidado y amor no pueden seguir invisibilizadas e infravaloradas. Necesitamos políticas que reconozcan nuestro esfuerzo al dejar nuestras vidas para atender a nuestros seres más queridos, así como políticas que permitan compartir la ardua tarea de cuidados con otros agentes sociales, sin perder nuestro estatus como Cuidadoras Principales.
Es esencial contar con un apoyo sólido y dotado de presupuesto, para evitar que nuestra calidad de vida empeore en una situación tan exigente. Sin un cambio en las políticas de Cuidados en el Entorno Familiar, muchas familias no tendrán la fuerza para seguir adelante.
Por nuestra salud física, mental, emocional y financiera muestro todo mi apoyo a las Cuidadoras Principales de personas con discapacidad y/o en situación de dependencia.
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