Comunicarse sin hablar, hablar sin pronunciar palabra. Sentir lo mismo sin saber cómo. Una conexión que va más allá de las palabras o la consciencia. Estamos hablando comunicarse por sensaciones y focalizándonos en cosas diferentes al verbo.
Se trata de impregnar de amor todos nuestros gestos cotidianos, viviendo cada instante más conscientemente. De esta forma no tendremos la sensación de que el tiempo y la vida pasan rápido, sin enterarnos de nada, sino que recordamos cada maravilloso momento como una bella fotografía.
Intentemos vibrar y recibir desde el sentimiento y la emoción, y no con la cabeza o racionalizándolo todo. Dejemos de lado el control excesivo del pensamiento, para que la comunicación fluya libre. Si conseguimos optimizar esto, la relación con nuestros seres queridos y por añadidura con todos los que nos rodean, será mucho más sana en todo momento.
Any y yo hemos trabajado durante años una actitud ante la vida más presente y sosegada, que nos beneficie tanto a nosotras como a los que nos rodean. Practicamos juntas meditación, cánticos, mantras, ejercicio físico pausado, etc. Hacemos juntas la terapia en el hogar de forma consciente, sintiendo y compartiendo nuestras vibraciones y cuerpos. Y hemos llegado a la conclusión de que hemos conseguido algo mucho mas profundo que la mera comunicación.
Cuando somos capaces de sentir dentro de nosotras mismas, siendo un ejercicio continuo y diario, nos relacionarnos mejor. Y nos reímos mucho porque existe una complicidad continua de gestos, expresiones, dobles sentidos, sensaciones, olores, caricias, amor…
Las tareas cotidianas las convertimos en algo placentero y lo hacemos disfrutando de cada instante, viviendo el momento y no pensando en lo siguiente que tenemos que hacer. Cada momento juntas lo transformamos en algo mágico.
Hacer terapia con mi hija en el hogar, por ejemplo, es un ejercicio muy bueno para vivir el aquí y ahora: disfrutar del piel con piel, de la respiración, escuchar los latidos del corazón, todo ello en silencio o con una música que nos trasmite emociones profundas, nos lleva a disfrutar de esos instantes que son “pura vida”.
Es verdad que lo complicado es aplicarlo a diario, pero poco a poco, si nos lo proponemos en serio, lo iremos consiguiendo, y de ese amor sin palabras, nos enriquecemos de una forma que jamás podríamos llegar a imaginar.
Busquemos con nuestros seres más queridos esa relación sensorial que deje fluir el amor incondicional a través de la práctica diaria de momentos sensoriales que sustituyan a las palabras racionales. Pura vida, pura magia.
Nosotras compartimos a diario el amor incondicional que nos tenemos, no solo con las palabras, sino con todo nuestro ser.
Ayer regresamos, por unas horas, a cuando Any tenía 5 años y yo diez años menos. La vida nos puso de nuevo, después de tanto tiempo, en una situación que no nos gusta nada, pero la hemos afrontado de una manera totalmente diferente.
Durante 5 horas volvimos a hace 10 años. Lo sentimos así y durante ese tiempo nos hemos cruzado miradas, hemos escuchado a nuestros corazones, hemos sentido aquellas emociones de nuevo, hemos respirado dudas, hemos sacudido nuestras verdades, hemos regresado por unas horas a donde no queremos estar.
Pero el aprendizaje ha sido brutal. Nos hemos dado cuenta de que hemos realizado un salto cuántico en nuestras vidas. Hemos regresado y hemos vuelto.
Por entonces, hace 10 años, como ahora, nos faltaba mucha información. Pero la diferencia es que entonces nos faltaba la información correcta. Hoy tenemos una pequeña parte de esa información adecuada y la diferencia en nuestra forma de afrontar las cosas es evidente. Somos más conscientes y estamos muy seguras de lo que somos y hacemos.
Por un lado nos hemos dado cuenta de que hemos crecido como personas. Seguimos en el camino de ser la mejor versión de nosotras mismas: sutiles en las debilidades y robustas en las fortalezas, pero ya sabemos caminar solas. Y caminamos firmes y hacemos lo que queremos en cada momento.
Y por otro de lado nuestro desarrollo emocional para afrontar la vida es otro totalmente diferente. Sin todo aquello que fuimos, sufrimos y experimentamos, hoy no seríamos las personas que somos, pero sobre todo somos diferentes por haber elegido, a partir de entonces, caminos diferentes, herramientas diferentes y una vida diferente.
Pero por supuesto que si pudiéramos y tuviéramos una varita mágica cambiaríamos muchas cosas más en nuestras vidas. Pero las prisas nunca han sido buenas compañeras. Todo despacito para que dure en el tiempo y los cambios profundicen en nuestro ser y sean constantes.
Con nuestra experiencia vital, afrontamos las cosas de otra manera. Por eso estaremos eternamente agradecidas a todos los que están en nuestro camino, porque de todos aprendemos a diario algo nuevo que nos hace crecer.
Todos tenemos que caminar hacia donde queramos estar, decidir cuando queremos empezar el cambio y a donde queremos llegar, porque caminando siempre habrá un aprendizaje. Si estamos estáticos, siempre seremos lo mismo.
Si queremos resultados diferentes, tener cambios sustanciales en el tiempo, siempre despacio para evitar problemas y hacerlo de forma consciente. Si queremos crear una vida nueva, una forma diferente de estar en la vida, si queremos crear nuestro propio futuro, en vez de dejar que nos arrolle la vida, tenemos que CAMINAR hacia lo que queremos e intentar disponer de toda la información de forma directa, así podremos elegir nosotros mismos el camino sin equivocarnos con palabras, acciones o críticas externas.
Si nos equivocamos nos equivocamos nosotras. La suerte es que el Universo nos ha dotado con un Instinto infalible para la supervivencia. Así que si lo seguimos desde el corazón, no nos fallará nunca.
Ahora somos conscientes de que hemos estado todos estos años en el camino correcto, que los resultados globales son increíbles y que la calidad de vida de nuestra familia ha mejorado enormemente. Cuando vives feliz, todo es más fácil.
Y en nuestra vida, un punto de inflexión ha sido entender que la felicidad no viene por normalizar sino por adaptarnos a las circunstancias particulares de nuestra familia y trabajar de manera distinta.
Seguimos formándonos para optimizar resultados y sobre todo para evitar recaídas, inevitables si estamos vivas. Pero comprobar que conocemos nuestro cuerpo , mente, emociones y situaciones, aunque con quiebras puntuales, nos hace levantarnos en horas en vez de hundirnos durante una temporada.
Ser felices y controlar nuestra vida nos ayuda a ser mejores con nosotras mismas.
Cada día nosotras estimulamos nuestros chakras de una forma u otra, por ejemplo, por medio de los pensamientos que tenemos, o físicamente por medio de nuestros sentidos (olores, colores, texturas…)
A diario energizamos nuestros centros, consciente o inconscientemente, de muchas formas complementarias.
Por nuestros pensamientos. Son una forma de energía. Los pensamientos positivos permiten que nuestra energía fluya libremente y sin restricciones, mientras que los pensamientos negativos disminuyen la energía en nuestro cuerpo. Cada pensamiento (ya sea mental o emocional) está conectado a un chakra. Por ejemplo, un pensamiento apasionado es una energía roja estimulante, pero un pensamiento de enojo disminuye el flujo del pensamiento rojo positivo. Esto significa que un continuo pensamiento de enojo disminuirá la raíz de la energía chakra. Somos los responsables de nuestros pensamientos. Cuidémoslos.
Con la visualización, meditación y respiración. Con el pensamiento, con esa forma de energía, también podemos estimular nuestros centros por medio de ejercicios prácticos como la meditación, visualización o respiración, llevando la energía muy adentro. Son acciones conscientes que alinean nuestros chakras y dejan que la energía fluya libre por nuestro cuerpo.
Por el sol. Es una de nuestras fuentes de energía más importantes. Por medio de la luz, las siete energías de colores fluyen de los rayos del Sol a la Tierra. Las personas, animales, plantas, minerales, agua y nuestros chakras reciben la energía de la Luz del Sol. Saludemos al Sol cada mañana, abramos las ventanas de par en par y expongámonos directamente a los rayos solares con las precauciones ya conocidas, pero sin filtros de ningún tipo: ni cremas, ni gafas, ni cristales que hacen de lupa.
Por la comida. Los rayos del sol dan vida y energía a los seres vivos. La planta absorbe energía que es la misma que brota cuando la ingerimos. Es la energía que contiene esa fruta, vegetal, flor…la que obtenemos a través de la alimentación. Sin esa energía nuestro cuerpo no podría asimilar el valor nutricional de la comida. Balanceemos nuestros chakras diariamente comiendo alimentos con vida, ecológicos, de cercanía para poder asimilarlos y con distintos colores, texturas, sabores, etc.
Con gemas/minerales. Las piedras y minerales también son formas de energía. Los cristales contienen una estructura cristalina que amplifica la energía. Colocar piedras y minerales en nuestro ambiente es una manera simple de absorber las vibraciones curadoras de las piedras y minerales.
A través del agua. Es un gran conductor de energía. Mientras nos sumergimos en agua de mar nuestro cuerpo absorbe su frecuencia y vibración. Mientras nos duchamos podemos balancear los chakra pensando en lo que nos gustaría conseguir de esa específica energía y mejor aún si añadimos aceites esenciales que se relacionen. Y no somos solo lo que comemos, sino también lo que bebemos. Consumir agua saludable hace vibrar a nuestro cuerpo. Invertir en agua saludable es invertir en vida.
Con la aromaterapia. Los aceites esenciales son la pura esencia de las plantas o de las flores. Cada aceite tiene una vibración. Los aceites tienen las propiedades curativas de las hierbas, las flores y las plantas. Usemos solo aceites esenciales ecológicos de calidad.
La música también nos afecta. Ciertos sonidos pueden estimular una respuesta emocional, mental, física o espiritual. Por ejemplo, escuchar o bailar música primaria, como el sonido de tambores, puede energizar nuestro cuerpo físico y estimular nuestro chakra raíz. O escuchar en casa música a 432 Hz o repetir nuestros Mantras favoritos acompañados de hermosas melodías. Podemos hacer sonidos para vibrar a la misma frecuencia como varios órganos en nuestro cuerpo (🕉, campanillas, cuencos, etc.) La contaminación sonora por el contrario puede perturbar nuestro ambiente. Escuchemos los sonidos de la naturaleza que nos hacen felices mientras tomamos el sol y miramos al horizonte.
Con la tonificación de colores. Al proyectar la luz a través de varios filtros de colores las vibraciones de los colores serán absorbidos por nuestra piel, interviniendo en distintas áreas. El Arcoíris, la naturaleza, las flores, los animales nos muestran como los colores son energías.
Por el ambiente material que nos rodea en el hogar. Mantengamos el orden, la limpieza, ventilemos a diario, usemos los colores conscientemente en el ambiente de nuestra casa: almohadones de diferentes colores, cuadros, alfombras, etc., hagamos del silencio el mejor sonido, y del minimalismo una virtud.
Por la ropa. La ropa que llevamos tantas horas nos influencia nuestro animo, mente y nivel de energía. La luz penetra nuestra ropa amplificando la energía del color y los tejidos naturales ecológicos que estamos usando. La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo, tratémosla como si de un tesoro se tratara, a la vez que respetamos el medio ambiente, vistiendo ropas que no hayan provocado vertidos tóxicos, ni con tintes dañinos ni tejidos plásticos-sintéticos. El lino, la lana, el algodón orgánico, la seda, el hilo de flor de loto… son tejidos nobles que no interfieren con nuestros centros de energía.
Con la estimulación adecuada de nuestra fascia. Practicando ejercicio físico consciente (yoga, taichí, etc.) o de forma pasiva estimulando nuestra fascia, el cuerpo llega a su máxima relajación y equilibrio, también a nivel de los centros chakras. Hagamos todos los días una pequeña tabla de ejercicios muy básica buscando la activación energética de nuestro cuerpo, que no nos lleve más de tres minutos en varias repeticiones. Así nuestro cuerpo activará nuestra energía física.
En esencia nuestros chakras reciben la salud de nuestro ambiente, incluyendo las personas con las que tenemos contacto y también nosotras irradiamos una energía de vibración, con la que influimos a los demás.
Por eso para nosotras es muy fácil vibrar con personas que nos dan buen rollo. Los buenos pensamientos vibran de amor infinito. Y que no falte un buen ABRAZO DE OSO para compartir esa vibración superpositiva con los demás💗💗💗
«El día que nacemos empezamos a morir y hay que saber disfrutarlo» Jose Luis Sampedro.
En el momento de nacer, un bebé tiene en promedio 100.000 millones de neuronas. Es el momento en que el ser humano tiene la posibilidad de ser la mejor versión de la especie humana. A partir de entonces empezamos un viaje en el que vamos perdiendo, no solo neuronas (se crean conexiones pero el número de neuronas disminuye) sino la posibilidad de desarrollar cualidades excepcionales que en pocos meses desaparece. A partir del nacimiento va disminuyendo imparablemente nuestra Energía Vital, está en nuestras manos administrarla de manera correcta.
Los reguladores de nuestra Energía Vital son nuestra inteligencia interna (que no tiene nada que ver con lo que entendemos por intelecto, ésta es intrínseca a la vida) y el instinto del cuerpo por sobrevivir. Ambos dirigen el reparto de energía en nuestro organismo y tienden naturalmente al equilibrio.
Aumentar una función, por ejemplo la de curación, supone la disminución de las demás actividades indispensables (digestión, relación, crecimiento, etc.) o si el cuerpo necesita más energía momentáneamente, disminuye las actividades relacionadas con el movimiento para poder cumplir con los requisitos básicos de supervivencia (respiración, alimentación, eliminación). Un yogui por ejemplo puede pasar semanas sin comer ya que renuncia al movimiento en un estado de profunda meditación sin gastar esa energía, por lo que no tiene que reponerla a través de la alimentación. En el lado opuesto estaría por ejemplo un culturista.
Cuando nuestra energía se reparte de forma equilibrada entonces estamos bien de salud. En el equilibrio está la virtud.
Si algún sistema de nuestro cuerpo nos “roba” más energía de lo normal por algún problema, el cuerpo sabiamente prescinde del buen funcionamiento de alguna otra función, no fundamental, para obtener ese extra de energía consumida. Podemos vivir sin movernos, por ejemplo, pero no podemos sobrevivir sin respirar, beber o eliminar. Así que si necesitamos respirar mejor, hidratarnos más o asimilar nutrientes básicos, el cuerpo se paralizará a favor de la vida.
Trabajemos en evitar ingerir o respirar tóxicos , meditemos para evitar las emociones negativas y expulsemos las unidades de desecho de nuestro cuerpo. Encapsular todos estos problemas en el interior no es buena idea, le estaremos dando trabajo extra a nuestro cuerpo que no parará de intentar eliminarlos, o enfermaremos como resultado de la excesiva acumulación. No le demos más trabajo del necesario a nuestro organismo.
Seamos también conscientes de que optimizar una parte del organismo por separado puede traer más problemas que ventajas. Avancemos en todas las áreas de la vida para tener el menor desgaste por compensación, siendo sabedores de que las funciones energéticas vitales son controladas por nuestra inteligencia interna y no por nuestros deseos.
“Es mi responsabilidad apartarme de lo que me daña. Es mi responsabilidad defenderme de los que me hacen daño. Es mi responsabilidad hacerme cargo de lo que me pasa y saber mi cuota de participación en los hechos”. Jorge Bucay.
Conduciendo por la vida por Any Pascual de anayany.com
Nuestros hijos tienen enfermedades “raras”, capacidades diferentes, condiciones diversas, necesidades especiales…como quieran que lo llamen ahí afuera.
A Any y a mi nos gusta verlo como Mamá Especial (porque yo también soy “rara”), desde la neutralidad, sin ninguna connotación ni positiva ni negativa. El lenguaje no debe de ser una barrera que nos aleje a las madres del objetivo real: ayudar a nuestros hijos formándonos, con pleno compromiso elegido y siempre desde el amor infinito.
También nos encanta el concepto de Mamá Terapeuta porque engloba múltiples aspectos: educativo, físico, emocional, nutricional, cuidados, etc. Incluso el financiero, porque para optimizar todos estos campos es indispensable controlar la economía familiar. Nuestra querida Sonia Castro, a quien estaremos eternamente agradecidas por compartir su historia e inspirarnos a nosotras y a cientos de madres, es nuestra querida y más ilustre Mamá Terapeuta. Pero Mamás Terapeutas hay muchas. Conocemos a muchas, a algunas personalmente, otras por redes sociales o blogs, y a millones ni las conocemos, pero somos conscientes de que están.
Yo particularmente me veo como una Mamá Especial Terapeuta, Maestra, Ecológica, Espiritual…son las partes que más ejerzo, como madre y cuidadora, y a las que les dedico, desde el corazón y por elección propia, más tiempo. Conozco a Mamás Especiales Deportistas, Diseñadoras, Cocineras, Profesionales, etc. Todas englobamos un montón de capacidades diferentes y hay cosas que nos entusiasman y nos definen, ya que es lo que mejor hacemos desde el amor.
Pero no somos Super-heroínas, ni Super-mamás, ni las mejores Mamás del Mundo, ni nadie se puede poner ni por lo más remoto en nuestro lugar 24/7 de cuidados desde el amor más profundo, donde el dolor se transforma en fuerza y el cansancio en resiliencia.
Somos mujeres, ni más ni menos. Ni médicos, ni fisioterapeutas, ni taxistas…Pero la vida nos ha hecho especializarnos en un millón de cosas, aunque el único Título que queremos es el de MAMÁ, en el resto nos hemos saltado la teoría para pasar obligatoriamente a la práctica.
Tenemos hijos con capacidades diferentes (como todo el mundo), con inteligencias múltiples (como todos) y con un corazón que no les cabe en el pecho y que les ancla a la vida.
Tenemos derecho como Madres Especiales a sufrir, equivocarnos, probar…como todo el mundo. Y tenemos derecho a que se nos hable con respeto, se tenga en cuenta nuestra opinión y a decidir lo que consideramos mejor para nuestros hijos. Somos mujeres con criterio, que si lo necesitamos, pedimos ayuda a profesionales o amigos.
Con los años hemos aprendido a escuchar, reflexionar y decidir, aceptando la realidad como es, porque sabemos que todos somos iguales, aunque todos diferentes. Siempre respetamos la historia vital de los demás, porque somos conscientes de que nadie se puede poner en los zapatos del otro. Y eso no lo hemos aprendido en ningún sitio, eso nos lo enseñan día a día nuestros hijos. Nuestros Maestros.
Intentamos ser coherentes con lo que hacemos, pensamos, sentimos, y decimos. Antes que nosotras, ha habido cientos de madres luchadoras que han conseguido los derechos que hoy tienen nuestros hijos, y aunque aún quede mucho por hacer, somos mujeres comprometidas que creamos conciencia a través de nuestros actos.
Respetamos el espacio y los momentos de quien nos acompaña en el camino, porque somos conscientes de que tampoco ha sido fácil para ellos y sabemos que nos ayudan desde el cariño de quien nos ha escuchado en los momentos más duros, pero también en los mejores, sabedores de la debilidad de nuestra situación vital. Gracias a todos los que nos cubren en algún momento porque eso nos da el respiro necesario para continuar: nuestras parejas, los abuelos, amigos, etc.
Somos mujeres atentas y amables porque apreciamos más que nadie el calor humano, pero al mismo tiempo somos guerreras y valientes, porque a veces la sociedad no es capaz de incorporar el término empatía en situaciones de quiebra emocional.
Somos mujeres positivas. Nuestros hijos nos han enseñado a observar la vida desde el lado de la bondad. Su compañía es un regalo diario, así que disfrutamos de cada momento con ellos. Aunque lloramos y nos derrumbamos, sabemos que nuestro ánimo es el que sustenta a la familia, así que somos conscientes de que desde el lado positivo todo es más fácil.
Intentamos configurar un entorno protector, porque nadie nos puede privar de tener momentos malos, pero está claro que si tenemos un entorno saludable, esos espacios estarán más ajustados a las situaciones que así lo requieran.
Nos contagiamos también de emociones saludables. Cuando estamos en compañía de personas pesimistas, un día tras otro, es posible que en algún momento nos sintamos arrastradas hacia esa corriente. Por el contrario, cuando nos rodeamos de personas optimistas, experimentamos sensaciones de bienestar con mayor facilidad gracias a las neuronas espejo. Ya sabemos todo lo negativo que nos rodea, pero necesitamos centrarnos en los positivos, y vibrar de felicidad.
Tenemos un gran poder de reacción. Todas hemos tenido que superar el diagnóstico y sacar fuerzas de no sabemos donde. Después de recibir la noticia todo cambia, y al principio es muy duro y desconcertante. Pero no nos queda más remedio que reaccionar y volver tarde o temprano a la serenidad, tranquilidad y felicidad de nuestra vida familiar.
Buscamos información y soluciones coherentes, aprendemos todos los cuidados necesarios por duros e imposibles que nos parecieran al principio, acompañamos a nuestros hijos desde el amor a lo largo de su camino. Conocemos momentos de profunda felicidad y satisfacción, pero también de máximo dolor. Cada logro, cada progreso de nuestros hijos es una esperanza un pasito para facilitarle la vida . Trabajamos a tiempo completo dentro y fuera de casa para llegar con nuestros hijos al punto de partida del resto de los niños, la salud.
En un día tan señalado como hoy 28 de Febrero, todo nuestro apoyo a las Mamás, a las Familias, a los Amigos que están recorriendo el camino de tener un niño con una de las llamadas «ENFERMEDADES RARAS». ABRAZO DE OSO AMOROSO PARA TODOS💗💗💗