El adviento lo que busca es la luz. Ese es, por tanto, el elemento fundamental en la simbología de este momento.
Antiguamente los pueblos se reunían en estos días largos del fin del invierno a encender hogueras pidiendo a sus dioses que volviera la luz. También en los cultos religiosos encienden velas con este mismo motivo, para pedir luz al Señor para cada persona .
Las velas significan purificación y preparación espiritual .
Nosotras decoramos con velas naturales , rojas para conectar con el corazón y amarillas para invocar el poder del sol. Cada uno encendemos una y pasándonos el fuego expresamos en familia nuestros deseos para esta estación.
Si somos conscientes, cada detalle puede ser un símbolo. Por eso, hoy nos centramos y sacamos de nuestro interior esa luz que ilumina nuestro camino y el de los demás.
Porque celebrar estando juntos es, después de todo, el significado de nuestra Navidad.
Nos encanta decorar nuestra casa para celebrar cualquier ocasión, y más estas Fiestas.
Para nosotras, cada elemento, color, material, colocación… tiene un sentido profundo. Nos encanta investigar un poco sobre el origen y sentido de los adornos y demás elementos para acercarnos de manera imparable a la parte más antigua de la humanidad.
Nuestras Coronas de Adviento tienen varios arreglos con distintos significados. Es un círculo un aro, una corona: el símbolo de la Rueda del Año, el ciclo de la vida que renace después de la muerte. Parece que nos dice “Esperad con esperanza, pronto llegará la primavera”. Las nuestras, como son naturales y vivimos en una propiedad comunitaria, las ponemos en las terrazas para que cumplan mejor su función de recordatorio de que muy pronto llega la Navidad y que tenemos que preparar muchas cosas para una fiesta tan importante y que va a transformar esta casa. De este modo le damos la bienvenida a la Navidad.
Mientras preparamos las cosas y la decoración del hogar nosotras también nos preparamos en nuestro interior Antiguamente agradecían a los dioses por las cosechas y tiempo de descanso y celebraban el renacimiento del Sol. Los celtas recolectaban plantas invernales como pino, muérdago y frutas de invierno para enrollarlas a un tronco con un cordón. Después lo colocaban en las hogueras y lo hacían arder durante toda la noche. Esta tradición procede también de las coronas de laureles de los campeonatos y victorias romanas. Además, en tiempos medievales, existía la práctica de poner estas coronas en las puertas en Navidad y dejarlas hasta la primavera como invocando la luz y el renacimiento. Nosotras hemos elegido embellecer la casa con ellas.
Las hacemos nosotras mismas con ramitas de árboles (avellano, en nuestro caso, aunque también se pueden crear de roble, pino, abeto, o algún otro árbol cercano) y arbustos como el acebo; colocando piñas, muérdago, algún atadito de hojas, cintas, rodajas de mandarina… Las hacemos sobre un aro de esta madera, que vamos curvando con cuidado hasta que toma la forma de la corona, y sobre ella vamos entrelazando los otros elementos, utilizando alambres de florista para poder ir colocando cada planta donde más nos guste. Los abuelos y nosotras nos lo pasamos genial, antes de comer juntos, realizando estas Coronas en su casa de campo. ¡Allí lo tenemos todo a mano!
Otra corona de adviento que hemos preparado este año es una para poner sobre la mesa, y ha sido Any la encargada de realizarla. La creó sobre una base de cristal con materiales y elementos naturales secos (algunos deshidratados para que duren más). Esta corona nos sirve para meditar y orar profundamente, ayudándonos a agradecer según el significado de cada elemento, y al ir viendo cada cosa, podemos ir dando a estos días y esta preparación del Adviento todo el sentido que tienen. La base de esta corona es de mandarinas del huerto del abuelo deshidratadas y hojas del mismo, junto a acebo. Con los días ha ido creciendo para acabar en un bodegón de Yule compuesto por limones, mandarinas, acebo, manzanas y piñas, para honrar los frutos autóctonos de la estación y la belleza sempiterna de los árboles de hoja perenne.
“Rodeados de belleza, nuestra vibración se eleva,
y sentimos la presencia de las fiestas que renuevan.
Aunque la naturaleza duerma, sus pulmones aún respiran.
Y con todas las coronas damos fuerza al Sol, que brilla.”
Nos encanta conocer el origen, las culturas de pueblos y civilizaciones que nos precedieron, para encontrar el sentido y las explicaciones de muchas cosas. Yo siempre he sido de celebrar estos días , pero Any cada año se acerca más a mi ilusión gracias a nuestro cariño por el recuerdo de nuestros antepasados y sus costumbres.
¡Ahora todos disfrutamos del Solsticio de Invierno, la Pascua Navideña y cualquier tradición que nos una como Familia! Simplemente somos felices independientemente de las circunstancias.
Nuestras raíces se asientan sobre la cultura celta, las tradiciones cristianas que desde la Edad Media vienen hasta nosotros reinterpretando muchos ritos y fiestas de origen pagano, sobre la espiritualidad laica e incluso a veces sobre las tan criticadas tradiciones “yankis” que nos parecen genial si son una forma más de celebración.
Pero la mayor parte de nuestras celebraciones se basan en actos, creencias y símbolos de los pueblos celtas que resistieron la invasión romana y se asentaron en nuestra tierra. Su relación tan profunda con todo lo natural nos atrae profundamente.
Estas civilizaciones celebraban el momento del solsticio del invierno (que luego los cristianos hicieron coincidir con estas fiestas de Navidad), donde se reunían para pedir a sus dioses que volviera el Sol triunfante sobre la oscuridad que vivían en esos días.
Así que celebramos estos días con alegría e ilusión, uniendo tradiciones y culturas con la excusa de ser felices independientemente de las circunstancias. En esta época, y también todo el año. Porque estar vivos es un regalo, brindamos con kombucha y zumo de uva para rememorar que, igual que las agujas de pino, el amor sigue latiendo estación tras estación. Y como decía nuestro querido bisabuelo Silvio, también nosotros os deseamos “Felices Pascuas”
En anayany hemos llegado a la conclusión de que la Navidad nos gusta por sus cosas relacionadas con la Familia, la Naturaleza, las Tradiciones… Huímos de las grandes fiestas, de los trajes, las comilonas, etc. Nos quedamos con las preparaciones de la casa, un buen chocolate eco, las risas, los juegos de mesa eternos, las comidas en Familia y con poder decir “¡Feliz Navidad!” a diestro y siniestro.
Somos conscientes de que hemos creado una Familia con amor y hemos elegido vivir sabiendo disfrutar de ella independientemente de las circunstancias. ¡También en Navidad!
Porque creemos que eso es de lo que se trata, de disfrutar de todos los pequeños placeres que nos ofrece la vida, de la compañía con felicidad y de toda la esencia de las tradiciones de nuestros ancestros. que nos recuerdan cómo hemos llegado hasta aquí. GRACIAS.
Lo celebramos disfrutando de este momento vital que nos ha tocado y valorando la abundancia, la paz y la salud que poseemos.
“Recuerde que el Ángel de la Esperanza está trabajando en nuestro mundo. Todos necesitamos tener esperanza, y les pido a todos en este momento que oren por la esperanza y la paz dentro de sus propios hogares, sus propias familias, sus comunidades y el mundo. Que la esperanza brille siempre en sus vidas”. Lorna Byrne, “Ángeles en mi cabello”.
Deseamos que este 2023 sea un año maravilloso, en el que podamos crecer desde la esperanza, la generosidad, la humildad, la compasión, el buen humor, el amor, etc. Un camino lleno de magia, felicidad y paz, donde nos miremos, amemos y compartamos de corazón, aceptando como somos y comprendiendo lo que nos rodea. Con el suficiente amor propio para salir victoriosos frente a posibles batallas, y con la humildad necesaria para saber que hay relaciones, situaciones o cosas que es mejor dejar atrás, aceptando que hay realidades que son difíciles, pero que podemos cambiar.
Que sea un año en el que eliminemos los “no puedo” y reconozcamos los “no quiero”.
Que escuchemos nuestra verdad, y que la digamos, con plena conciencia de que es solo nuestra verdad, no la del otro.
Que nos expongamos a lo que tememos, porque es la única manera de vencer el miedo.
Que aprendamos a tolerar los errores de los otros, porque también tenemos los nuestros, y eso anula la posibilidad de reclamo.
Que no nos condenemos por equivocarnos, y reconozcamos que podemos mejorar.
Que crezcamos, hasta donde y cuando queramos.
Deseamos que en el 2023 logremos ser aún más felices, cada uno con nuestras circunstancias.
Hoy hemos aprendido que la felicidad es el camino, no la meta.
es, después de todo, el significado de nuestra Navidad
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