LA DEMOCRACIA DEL CORAZÓN

“El que mira hacia fuera sueña, el que mira hacia dentro despierta del sueño” Carl Gustav Jung.


La mayor parte de nuestras costumbres son el resultado de normas sociales que hemos adoptado más o menos conscientemente. 

Cuando un grupo de personas nos ponemos de acuerdo con respecto a una opinión o una actitud, o también sobre una manera de actuar o manera de comportarnos, se manifiesta un consenso que dicta una norma. Pero para nosotras las normas las marca el amor infinito por uno mismo y por los demás.

Porque algunas de las normas sociales, no rigen un bien amoroso común, sino que tienen  la función de preservar la armonía y supervivencia de la sociedad en general, no de los individuos en particular. Son el resultado de un consenso y por eso las aceptamos cuando nos relacionamos o vivimos en sociedad, ya que el estilo de vida actual, y nosotros individualmente como sus componentes, no asumimos la responsabilidad individual.

Nosotras no seguimos a la mayoría, no por rebeldía, sino porque nos hacemos responsables de nuestras vidas. La seguridad de seguir a la mayoría no nos aporta nada en nuestro estilo de vida. No seguimos a líderes de una dualidad u otra, decretamos que somos libres y así podemos rodearnos de felicidad independientemente de las circunstancias. Respetamos, entendemos, y seguimos nuestro camino aceptando, pero conscientes. Escuchamos nuestra voz interior, que es para nosotras donde reside la verdadera sabiduría, y desde el amor disfrutamos de ser libres en nuestro estilo de vida diario y nos adaptamos cuando nos relacionamos socialmente. No jugamos a ser diosas, sino que nos empoderamos para vivir felizmente. Si caminamos desconectadas de nosotras mismas, sin darnos cuenta nos estarán desempoderando.

Mientras que el ser humano no sea humano (espiritual, mental, emocional y físicamente) y no seamos capaces de ejercer un control propio sobre nosotros mismos y nuestra relación con los demás, alguien más vendrá y establecerá normas y leyes para todos según su criterio. 

A todos nos educaron en la dualidad del bien y del mal. Todos hemos sido educados en el desencuentro de la sociedad, en la dualidad competitiva y en el falso empoderamiento de lo bueno es lo mío. Nos han educado según los criterios de lo que es correcto por el principio de autoridad con el que nos relacionamos: partido político, equipo de fútbol, religión, salud… Nos han entrenado para que confiemos más en lo que dice la autoridad que en nosotros mismos. Pero el principio de autoridad es de por sí dictatorial: el de los gobiernos, centros escolares, la economía, etc. 

Por eso es muy importante darse cuenta de que cuando lo oficial choca con la alternativa, son las autoridades en verdad  las que chocan, no la realidad. Nadie tenemos toda la información. Cada uno vivimos nuestra realidad y por eso existe el miedo y la necesidad de refugiarse en un grupo. 

Nosotras valoramos más ser librepensadoras y aprendemos de las experiencias vivenciadas. La democracia interna del corazón consiste en ver que el otro te complementa. Por eso valoramos lo diferente y “la visión del águila” para ver todo desde una perspectiva más amplia. Nosotras no competimos por tener la razón, la verdad o lo material, colaboramos con la Naturaleza por un bien común. Los seres humanos somos simplemente seres vivos, no dioses.

Seguir las normas comunes sin más, sería cómo desentendernos de las relaciones desde el amor, desde el corazón, y someternos al líder de turno como refugio por la pereza de adquirir el conocimiento propio o negar la dualidad educativa. Entonces seguir a las masas es lo más fácil. 

En un mundo ideal en el que las personas mirásemos empáticamente hacia los demás, día a día, respetando que todos somos diferentes, no sería necesario tratar a las masas como seres irracionales. Por supuesto que para convivir hace falta unos mínimos ineludibles, pero cada individuo sería responsable de su vida y de la de los demás como parte de un sistema comunitario. No se trata de defender una utopía, sino de despertar para dejar de vivir en la distopía actual. No serían necesarias tantas leyes, sino que cada individuo se responsabilizara de sus acciones diarias a favor de un crecimiento y bien común. 

Estamos en el siglo XXI, ya es hora de darnos cuenta de que la especie humana puede abarcar muy diversas situaciones de muy diferentes maneras. 

Existen Leyes Universales, no creadas por gobiernos sino por el hombre, para vivir en comunidad como seres sociales, que son más importantes que las decisiones políticas. Vivamos desde el amor, la empatía, la solidaridad, la compasión, la felicidad, el bien común, etc.

Aprendizaje: Para ser libres debemos vivir desde la democracia de corazón.

#anayany
#vidafeliz

RESEÑA “A DOS METROS DE TI”.

Por Any Pascual.

“Necesitamos estar cerca de las personas a las que queremos tanto como el aire que respiramos” R.L.

“A dos metros de ti”, escrito por Rachael Lippincott, es definitivamente uno de mis cinco libros favoritos, alternando de vez en cuando su posición con “El Alquimista” de Coelho.
Probablemente a algunos de vosotros os recuerde a algo el título; han hecho una adaptación a la gran pantalla en el 2019. Sí, así de conmovedor es. Puede que ya sepáis su argumento de base.

Por si no lo conocéis, es importante señalar antes de exponerlo que, aunque superficialmente pueda parecerse al superventas “Bajo la misma estrella”, es diferente y a mí me tocó mucho más profundo.

Esta es una historia de amor en condiciones difíciles, protagonizada por adolescentes, que pienso que todas las personas deberían leer, independientemente de sus gustos o edad, para concienciarse.
Y también es el libro publicado (y escrito por otra persona) que más tiene que ver conmigo, de los que he leído y/o conozco.

Asimismo, es una historia sobre una cosa que conozco bien, por experiencia propia (y que incluso menciona una experiencia que he tenido y sufrido, polipectomía nasal): la Fibrosis Quística.

Este es un libro polifacético, que se puede leer desde muchas perspectivas, dependiendo de las experiencias del lector.

Durante toda la lectura, tuve dos reacciones complementarias simultáneamente. Por un lado, estaba con el corazón encogido (metafórica y físicamente, pues el pecho me dolía debido a mis pensamientos de angustia), por lo que les ocurre a los protagonistas, Stella y Will, durante el desarrollo de la novela. Y por el otro, un agradecimiento muy intenso y valioso hacia mi familia, mi propia vida y mis circunstancias, por estar sana y en casa, con mis padres. Tengo Fibrosis Quística, y vivo feliz con mis circunstancias controladas.

Stella y Will me han enseñado muchas cosas. Lo admito: me obsesioné hace años subconscientemente con la Ley de la Atracción, y ello causó que prefiriera centrarme en lo positivo y nunca, si se puede evitar, pensar o hablar de las cosas que no son positivas (he hecho un trabajo personal al respecto: solo menciono cuál es mi inclinación, mi decisión subconsciente en un primer momento). Por ello, siempre había evitado hablar de mi Fibrosis Quística cuanto era posible, y desconocía, por propia iniciativa, aspectos poco prácticos y útiles en mi caso. Si soy sincera, temía todos los “quizá” o “mejor evitar”, y temía completamente definirme (también que otras personas me definieran o pensaran así de mí, pero sobre todo yo misma) como alguien que tiene un diagnóstico, y aún tenía más terror de que fuese en algo tan aparentemente crudo como la FQ.
Esta historia me ayudó muchísimo, tanto como no os podéis imaginar. Me ayudó a saber, aunque fuera aproximadamente, cuál es uno de los peores escenarios posibles para los que tenemos FQ. Me ayudó a perder el miedo a la operación menor de pólipos a la que me sometería (lo leí semanas antes y otra vez la noche previa, por completo, mientras comía lo último antes de las 12 horas de ayuno). Sabía que, por muy mal que pudiese ir, incluso en el absolutamente terrorífico caso de que ocurriese que parte de mis pensamientos me recordaban a cada minuto, siempre sería mejor que la vida de Will y que la rutina hospitalaria de Stella.

Me ayudó a comprender cómo es la vida de alguien “normal” con Fibrosis Quística, alguien que no ha tenido las herramientas que tuvimos a nuestro alcance nosotros como familia y yo como alma. Y me enseñó las (necesarias) normas y trabajo para mantener unos pulmones sanos en una situación de riesgo.

Creo que este libro es un imprescindible para cualquier persona con FQ, y para muchos en la situación actual.

Por la pandemia que vivimos se nos está diciendo que nos quedemos en nuestras casas (haced caso, quedaos) y que, si tenemos que salir (a hacer la compra o a la farmacia, o incluso para sacar mascotas) mantengamos SIEMPRE una distancia mínima de un metro con las otras personas.

Pues bien, lo que propone esta novela, escrita hace ya tiempo, antes de todo esto, es que, por seguridad, por la seguridad de los vulnerables, por la seguridad de los que tenemos afecciones respiratorias, por la seguridad de los muchos que somos población de riesgo, estemos a dos. Siempre, estemos “a dos metros, de ti”. Y si tenemos que medir la distancia entre nosotros con palos de jugar al billar, ¡Adelante!

¡Viva Stella! ¡Viva Will!

#anayany
#amorinfinito
#yomequedoencasa

MI ELECCIÓN ES… QUEDARME EN CASA

Por Any Pascual.

En estas fechas, todos nos estamos quedando en casa. Para la mayoría, esto no es algo que hubieran escogido si alguien les hubiera preguntado.

Pero yo sí.

Quedarme en casa es para mí algo natural, me gusta y lo elijo libremente casi siempre.

Tener una vida sencilla, saludable y ordenada ha sido un camino que hace años empezamos a raíz del despertar de mi familia tras mi nacimiento. Por eso elegimos vivir conscientemente según las indicaciones de nuestro cuerpo, nuestra mente y alma.

Por eso, normalmente, solo salimos de nuestro pueblo una o dos veces al mes y casi siempre es para eventos culturales o para adquirir cosas que no podemos conseguir aquí. No consumimos mucho, así que no necesitamos salir muy a menudo porque normalmente compramos online y lo traen a casa.

Lo que si hacemos es pasear por la maravillosa naturaleza que tenemos justo al lado de nuestra casa: la sierra, la playa…

Para el resto, si podemos, estamos mejor en casa.

Hay mucha gente para la que el sitio donde duerme no es un hogar, sino solo un lugar donde tumbarse a descansar o, para los más sedentarios, ver la televisión o mirar el móvil durante horas.

Para nosotras hace mucho que ese concepto ha cambiado. Nuestra casa es un verdadero hogar y, de tener la opción, preferimos estar aquí que en otro lugar.

Por eso aunque mucha gente está teniendo algunas dificultades para mantenerse sin salir, para nosotras es lo más normal del mundo.

Con los años hemos ido creando un hogar con todo lo necesario para vivir sencillamente. Tiene una buena orientación para que entre el sol en los días fríos y la brisa en los calurosos, en el pueblo, rodeados de naturaleza y lejos de aglomeraciones, ruidos y contaminación.

Soy parte de las personas altamente Sensibles (PAS), eneatipo 4 centrado y Generación Z. Estos rasgos combinados generan un temperamento perfecto para pasar, no solo estos días en los que nos quedamos obligatoriamente en casa, sino una vida tranquila en un pequeño entorno controlado.

En mi hogar estoy feliz y tengo la capacidad de estimular mi sistema nervioso solamente justo hasta donde lo necesito, evitando el estrés por cosas incontrolables que a las PAS nos afectan mucho.

Las personas de otras generaciones pueden notar que sus relaciones sociales se resienten por no poder salir de tiendas o a un bar con sus amigos. Para los de mi generación lo más normal es que la única manera de distanciarnos en una amistad sea dejando un mensaje en visto o sin responder en las RRSS.

Además, ahora la cultura es más accesible que nunca online. Muchos artistas están colaborando en la creación de iniciativas para que tampoco la cultura esté alejada de nosotros, como por ejemplo el ya pasado #yomequedoencasafestival o el #poesíaentusofá, en curso y fascinante.

Ahora la música, las letras, el arte… están al alcance de todos.

Y como ahora más que nunca la salud, física y mental, es lo primero, disfrutemos de nuestras casas y de la oferta cultural gracias a las nuevas tecnologías.

Yo elijo quedarme en casa porque es más tranquilo, no consumo, estoy con mi familia y hago lo que quiero. Mejor que salir sobreactivándome en relaciones sociales. Así paso más tiempo con las personas que amo, relajadamente, en un ambiente saludable, y simplemente me hace más feliz ir hacia mi interior que salir fuera a buscarlo.

Por ello os digo: quedaos en casa hasta que sea seguro salir. Y cuando podáis decidir, escoged conscientemente las influencias que queréis recibir.

Pensad y reflexionad. Id hacia vuestro interior.

¡Quedarse en casa también es una pasada!

#anayany
#amorinfinito
#yomequedoencasa

APROVECHEMOS ESTE TIEMPO PARA PLANTEARNOS CAMBIOS INTERNOS POSITIVOS

“Si quieres cambiar el mundo, cámbiate a ti mismo”. Mahatma Gandhi.

El tiempo y la energía que gastamos en cosas que no podemos cambiar, lo estamos desaprovechando sin hacer aquello que sí podemos cambiar.

Los problemas no se resuelven solos, tenemos que resolverlos nosotros mismos, siendo el ejemplo de lo que queremos ver en el Mundo.

No esperemos a nada para plantearnos cambios internos en nuestras vidas.

Nosotras, por ejemplo, para crecer internamente nos unirnos a personas que han hecho los cambios en su vida que a nosotras nos gustaría implementar, y aprendemos de su experiencia. Nos informamos, formamos y lo ponemos en práctica. Así avanzamos en el camino.

Tomemos consciencia, cuanto antes mejor, de que todo está en nuestro interior.

Y si no sabemos como alcanzar todo nuestro potencial, que tenemos dentro, siempre podemos buscar ayuda o conocer alternativas que quizás aún ni nos planteamos.

Pero pensemos que son nuestras limitaciones mentales las que más nos frenan a avanzar en estos momentos.

Hoy, más que nunca, miremos a nuestro alrededor y decidamos si cambiar puede merecer la pena.

#anayany
#amorinfinito
#vidasana
#yomequedoencasa

DÍAS AL SOL

Nada más amanecer nosotras ya estamos recargando las pilas, llenándonos de energía.

Miramos hacia el sol. Es una relación íntima con nosotras mismas que se parece mucho a la meditación. La habitación de Any mira hacia el amanecer, así que con los primeros rayos nos despertamos, abrimos el balcón de par en par y a disfrutar.

Ver el sol durante el amanecer o el ocaso, es maravilloso para el cuerpo.

El resto del día seguimos recibiendo energía solar suficiente para el bienestar diario y poner en orden nuestra mente.

El ojo humano en particular y todo nuestro cuerpo en general posee células capaces de convertir la energía solar en energía vital.

Lo que está claro es que estar al Sol es una experiencia positiva para el cuerpo.

Aunque ahora no hace muy buen tiempo, ya estamos deseando que llegue la primavera para pasar más tiempo en la terraza y disfrutar del Sol.

El ‘descubrimiento’ del Sol como fuente de energía y bienestar no es precisamente nuevo. El culto al astro rey viene de lejos y ya ha sido practicado por todas las civilizaciones y religiones en una u otra forma.

La energía solar de nuestro cuerpo es, después, transferible a otras personas. Cuando alguien desea ser abrazado, por ejemplo, el contacto físico con la intención de trasladarle energía funciona.

¡Nosotras lo practicamos a diario! Sol y abrazos.

Puede ir acompañado de una descarga de lágrimas para dejar paso a la nueva energía o de balanceos de felicidad.

Estar al Sol es un bien intangible que no tiene precio y nosotras lo apreciamos y agradecemos.

UN BAÑO DE SOL es importantísimo para la vitamina D, indispensable para tener un buen sistema inmunológico y para cargarnos de energía.

Al Sol simplemente, nosotras, vivimos mejor.

#anayanay
#vidasana
#energíavital
#yomequedoencasa