CONTROL DE NUESTRA ENERGÍA LIBRE

“El cerebro tiene que hacer dos cosas para sobrevivir: tiene que impulsar al cuerpo para que obtenga lo que necesita, y tiene que tener una manera de entender el mundo de la manera más realista para poder hacerlo. La energía libre es la fuerza para lograr ambas” Andy Clark.

Minimizar la energía libre es minimizar la sorpresa, y estar “vivo” consiste precisamente en optimizar esto. La sabiduría es mejorar nuestras predicciones minimizando la Energía Libre.

Simplemente el cerebro siempre intenta anticiparse a las realidades antes de que estas se perciban para evitar cualquier sorpresa, en la medida de lo posible, con el fin de ahorrar energía.

Nuestro cerebro actúa según su experiencia a través de los sentidos y en base a la probabilidad de que algo pase.

Cuantas más experiencias, mejor. La compañía de la que nos rodeamos, el paisaje que nos inspira ideas, los libros que leemos… son todas extensiones de nuestra mente en el mundo, y nos apropiamos de ellas para poder pensar y lograr ideas.

Nuestra mente crece y evoluciona en función de ello. Por eso lo importante no se nos olvidará, nos encanta encontrar un atajo sencillo para un gran problema.

El cerebro está en un continuo proceso de percepción, acción, planificación y resolución de problemas con un objetivo muy simple, minimizar la Energía Libre. 

Cuando la Energía Libre es alta, existe un problema.

Para sobrevivir, el cerebro intentará minimizarla, pero si no puede porque no es capaz de asignar un modelo predictivo adecuado a lo que sentimos, aparecen las enfermedades: ansiedad, depresión, etc. que básicamente están ahí por haber hecho deducciones falsas o incorrectas de lo percible.

Por eso para estar saludables mentalmente, no se trata tanto de saber qué áreas del cerebro funcionan mal o qué conexiones neuronales están mal calibradas e intentar repararlas, sino de ser conscientes de la importancia de cómo percibimos la realidad, de las experiencias, del conocimiento…

Controlemos nuestra energía libre para alcanzar grados más altos de consciencia.

Busquemos siempre el sentido común y simplicidad. Nos pasamos el día viajando del pasado al futuro, lo que hace que nos perdamos lo único que en realidad tenemos: el aquí y ahora. Solo tenemos el presente. El pasado son recuerdos, que pueden no ser exactos, y el futuro está en nuestra imaginación. Busquemos desconectar naturalmente antes de que nuestros cerebros se vuelvan literalmente locos. No perdamos la conexión con la esencia. Estemos en el presente. Aquí y ahora. Sin estrés ni pensamientos rumiantes. 

La vida es un continuo camino de prueba y error. Y nuestro cerebro trata de minimizar las diferencias entre lo que predice que pasará en la vida, su “imagen” del entorno, y lo que los “sensores” le transmiten que sienten. Esa diferencia es lo que se denomina Energía Libre.

Cuidemos nuestra mente siendo conscientes y cultivando todos los ámbitos de nuestra vida.

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UNA DE CUENTOS (XXIX)

“Hace años, un estudiante le preguntó a la antropóloga Margaret Mead cuál consideraba ella que era el primer signo de civilización en una cultura. El estudiante esperaba que Mead hablara de anzuelos, ollas de barro o piedras de moler.

Pero no. Mead dijo que el primer signo de civilización en una cultura antigua era un fémur que se había roto y luego sanado. Mead explicó que en el reino animal, si te rompes una pierna, mueres. No puedes huir del peligro, ir al río a tomar algo o buscar comida. Eres carne de bestias que merodean. Ningún animal sobrevive a una pierna rota el tiempo suficiente para que el hueso sane.

Un fémur roto que se ha curado es evidencia de que alguien se ha tomado el tiempo para quedarse con el que se cayó, ha vendado la herida, le ha llevado a un lugar seguro y le ha ayudado a recuperarse. 

Mead dijo que ayudar a alguien más en las dificultades es el punto donde comienza la civilización.” Ira Byock.

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UNA DE CUENTOS( XXVIII)

Diferentes reacciones.


Cuentan que Bokuden tenía tres hijos y quiso ponerlos a prueba. Deseaba saber qué tan cautelosos y evolucionados eran. Para comprobarlo, puso un pesado reposacabezas sobre la puerta y la dejó entreabierta. Luego, llamó a su hijo mayor, Hikoshiro, con gran premura.


El hijo mayor era un joven muy apreciado por todos. Tenía un carácter dulce y fama de hombre cauteloso. Cuenta esta historia oriental que cuando su padre lo llamó, llegó hasta la puerta entreabierta y la empujó suavemente. Notó que estaba más pesada y supuso que algo había cambiado. Con precaución, comenzó a tantear el extremo superior de la puerta. Así descubrió que allí estaba el reposacabezas y suavemente lo retiró. Bokuden se sintió complacido y simplemente le dijo algo casual. Luego, el hijo mayor salió de la habitación, dejando el reposacabezas tal y como lo había encontrado.

Pasaron unos días y Bokuden quiso realizar la misma prueba con su segundo hijo, que se llamaba Hikogoro. Dice la historia oriental que este era bastante conocido por su gran agilidad y destreza. No era cauto, como su hermano mayor, porque se sentía muy confiado de sus habilidades. El padre llamó a Hikogoro y este rápidamente se levantó y llegó hasta la puerta. Sin pensarlo dos veces, la empujó para entrar pronto a la habitación. El reposacabezas cayó, pero el muchacho era tan ágil que lo atrapó en el aire. Luego lo puso nuevamente en su lugar. Bokuden se quedó pensativo.


Había llegado el momento de hacer la prueba con su hijo menor, Hikoroku. Este era el más impulsivo de todos, pero también el más alegre y amoroso. Bokuden lo quería mucho, pero temía que no estuviera en capacidad de pasar la prueba. Tenía razón. El padre llamó a su hijo menor, tal y como lo había hecho con sus hermanos. Hikoroku salió apresuradamente y empujó la puerta con gran energía. El reposacabezas cayó y alcanzó a golpearle el moño de la cabeza. Cuenta la historia oriental que cuando el chico sintió el golpe, sacó su espada y partió en dos el objeto, antes de que cayera al suelo. Luego rió y parecía sentirse orgulloso de su reacción.


Según narra esta bella historia oriental, Bokuden quedó preocupado por la reacción de su hijo menor. Pensó que una persona tan impulsiva solo traería la desgracia y la ruina para su casa. La tradición decía que debía repudiarlo, ya que su comportamiento solo mostraba falta de conciencia y de sabiduría. Bokuden, sin embargo, llamó a todos sus hijos y les habló acerca de un episodio que él mismo había vivido, años antes.

Tenía un alumno al que se le consideraba el más hábil de todos sus aprendices. Veloz de mente y de cuerpo, estaba acostumbrado a ganar en todos los combates.


Sucedió que ese aprendiz iba paseando una tarde por una calle de la aldea. Pasó al lado de un caballo bastante nervioso. Tan inquieto estaba el animal que cuando sintió cerca la presencia del discípulo lanzó una coz. Sin embargo, el alumno era tan hábil que hizo un movimiento felino y esquivó el golpe. Los que estaban presentes lo aplaudieron. Esa misma tarde el aventajado alumno llegó a donde Bokuden y le habló sobre lo sucedido, con cierto orgullo. Bokuden lo escuchó atentamente, pero en cuanto el aprendiz concluyó el relato, lo expulsó de sus clases. Dijo que no quería volver a verlo jamás. Todos los demás quedaron sorprendidos. ¿Cómo era que no valoraba la hábil acción de su alumno?


Los tres hijos de Bokuden escucharon la historia muy atentamente. El hijo mayor guardó silencio y parecía reflexionar. El de en medio, se veía intrigado. Y el hijo menor parecía confundido e inquieto. “¿Cómo es que despediste a un hombre tan hábil?… ¿Acaso temías que tomara tu lugar”, preguntó el muchacho.

Dice la historia oriental que Bokuden contestó: “Un hombre que no es capaz de prever los peligros, sino solamente reaccionar ante ellos, no merece ser mi discípulo. Si hubiese sido alguien sabio, jamás habría pasado al lado del caballo”. Los tres hijos guardaron silencio. El de en medio y el menor comprendieron el mensaje y sin que su padre se los pidiera, se retiraron con la cabeza abajo.

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UNA DE CUENTOS( XXVII)

EL VERDADERO MAESTRO NADA ESPERA.


He aquí que un hombre se encuentra con un anciano en un remoto rincón de la India, en las abruptas montañas del Himalaya. Solo están ellos y deciden hacer juntos un trecho del camino.


Al despedirse, el anciano le pregunta al hombre:
¿Qué busca por esos parajes?
Y éste dice:
– Llevo años tratando de encontrar un verdadero maestro, digno de impartir la Enseñanza. Y usted ¿qué hace por aquí?
El anciano responde:
– Llevo toda mi vida tratando de encontrar un verdadero discípulo, digno de recibir la Enseñanza.


A veces el discípulo se torna desmesuradamente exigente con el maestro e incluso se cree con derecho a recibirlo todo sin dar nada a cambio, ni siquiera su buena disponibilidad, su sinceridad y su motivación. O se torna un tiempo desmedidamente dependiente del maestro y se ciega con su malentendida y torpe entrega, o quiere manipular al maestro y se cree con derecho a ser especialmente atendido. No es raro que se decepcione del maestro, simplemente porque no ha sido capaz de superar sus agujeros psíquicos y porque sus neuróticas expectativas le conducen a la frustración. El maestro no puede hacer el trabajo por el discípulo . Hay muchos mentores falsos; también muchos discípulos falsos. A veces el maestro soporta una gran carga, porque tiene que estar siempre en disponibilidad del discípulo, que en cuanto no es atendido de acuerdo a sus expectativas, se siente defraudado y al mismo maestro que inmaduramente amaba, comienza, con la misma inmadurez a despreciarle.
#anayany#amorinfinito#vidafeliz

TRANSFORMEMOS LAS CRISIS EN ÉXITOS

“No he fracasado. He encontrado 10.000 maneras que no funcionan.” Thomas Edison.

Para nosotras el éxito es algo de lo que sentirnos orgullosas, algo en lo que hemos conseguido un resultado óptimo y que hacemos con amor. 

Por eso para tener éxitos en nuestra vida invertimos tiempo, amor y dinero.

Como nos han dicho muchos “no”, “no se puede”, “eso no funciona”, etc. somos expertas en romper estadísticas, probabilidades y cambiar. En transformar crisis”en éxitos.

La perseverancia es nuestro mantra, sabemos que conseguiremos logros si nos formamos, practicamos y continuamos. Eso sí, tenemos que elegir bien el camino a seguir y claro que nos equivocamos muchas veces, pero con los años hemos aprendido a elevar nuestro instinto, detectar a los falsos maestros y a apreciar los aprendizajes que conlleva un error.

Si hemos sido capaces de vencer al Diagnóstico del Sistema Médico, a la Rigidez del Sistema Educativo, a la Barrera Mental del Avance Continuo en Discapacidad, a la Socialización con una Dieta Restrictiva, a la Dependencia Económica de un Trabajo por Cuenta Ajena, etc., ya no nos ponemos límites.

Any nos ha mostrado siempre el camino hacia la LIBERTAD, el AMOR y la SALUD. Así que sabemos lo que es trabajar muy duro con un objetivo claro, y tener paciencia durante años, porque sabemos que el resultado siempre llega si hacemos bien las cosas.

No creemos en promesas exageradas, ni rápidas, ni caídas del cielo. Creemos en el trabajo continuo e inteligente, en la formación continua y en el placer de disfrutar del camino haciendo lo que nos gusta.

No hacemos nada que no queramos hacer, y nada ni nadie nos puede parar si nos proponemos un objetivo real, alcanzable y duradero en el tiempo.

Porque una de las cosas que Any nos ha enseñado, es que TODOS SOMOS IGUALES. Y que para gritar bien fuerte esta consigna y que se nos oiga, en vez de levantar la voz tenemos que ayudarnos los unos a los otros, para buscar la EQUIDAD. Y que si nos trabajamos todas las áreas de la vida, LA RIQUEZA GLOBAL nos llegará buscando el EQUILIBRIO.

Tener una hija para mí, era algo muy deseado. Como la busqué, sabía que ella me encontraría y que juntas haríamos un tándem especial. Lo que no sabía es que sería la pieza del puzzle perfecto para ayudar a Mamá y Papá y que nosotros floreceríamos a su sombra, porque ella es LUZ.

Gracias Any por ser nuestra Maestra del éxito diario.

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