VIVIR SIN DIAGNÓSTICO.

Any nació sin diagnósticos, nadie nos ayudó a empezar mejor nuestro camino vital como familia. Los médicos miraron para otro lado. Que una madre primeriza, como yo era, viera cosas raras y los médicos me “diagnosticaran” a mí locura, sin ocuparse ellos de Any, me enseñó muchas cosas en la vida. ¡Bendita locura instintiva oxitonizada que probablemente le salvó la vida a Any! 

Con los años me dieron la razón, la “locura” se transformó en un diagnóstico para Any detectado por profesionales del sector privado y corroborado más tarde por el Sistema de Salud: Tetraparesia Espástica por Estrechamiento del Cuerpo Calloso (Parálisis Cerebral), con un 87% de discapacidad. Ojos que no vieron lo evidente, corazón familiar partido pero… Existe el kintsugi para el corazón, el amor infinito por una hija.

Tras ese diagnóstico las cosas no fueron mucho mejor. Entonces aprendimos otra gran lección: los papeles ayudan, pero no curan. A veces el Sistema no contempla pagar el tratamiento existente para nuestros hijos, aunque sí lo hayan investigado. Sin más. Otras no son soluciones definitivas y cronifican las patologías aliviando leve y temporalmente los síntomas. Otras veces simplemente el Sistema está desfasado, anticuado, y no aportan el mejor tratamiento actual, con lo que nuestros hijos pagan las consecuencias del retraso político y burocrático que se alarga años en las incorporaciones de novedades al Sistema; otras…

A los tres años nos volvieron a diagnosticar. Además del tardío diagnóstico de PC, entonces diagnosticaron a Any de una de las llamadas Enfermedades Poco Frecuentes o Raras: Fibrosis Quística. Tres años sin que nadie detectara nada a pesar de estar metidas por la PC entre médicos, fisioterapeutas y demás, un día sí y otro también. 3 años sin diagnosticar y otra vez perdiendo el tiempo tan valioso en estos casos por falta de una detección temprana de síntomas. 

Lo mejor de todo es que nosotras trabajamos por nuestra cuenta desde el primer día de nacimiento de Any. No necesitábamos diagnósticos para saber que algo no iba bien e hicimos todo lo que estuvo en nuestras manos para ayudar a Any. 

Han sido 19 años de aprendizaje, nunca nos quedamos esperando a que terceros nos ayudaran, nos hicimos con las riendas de la salud, de la vida de Any, y sin saber lo que le pasaba, tomamos decisiones “macronaturales” que influyeron positivamente en su microorganismo.

Tener un diagnóstico es muy importante e incluso imprescindible para acceder a las cosas que nos facilita el Sistema, pero desde aquí animo a todas las Madres Especiales con un hijo sin diagnosticar a que no tiren la toalla ni esperen. Cuidarse es siempre beneficioso para todos y un organismo saludable ayuda a todo el mundo: comida natural orgánica, terapia ABR, evitar los tóxicos, etc., siempre bajo la supervisión de profesionales (médicos, terapeutas, etcétera, con muchos años de experiencia) y siempre con una base científica. Ellos nos pueden ayudar mientras llega el diagnóstico y por supuesto después de él cuando el Sistema no ha incorporado aún las soluciones más novedosas o simplemente la sabiduría natural.

Hoy en anayany.com nos unimos, como guerreras que fuimos para conseguir nuestros diagnósticos, a todas las familias que luchan por el suyo. SÍ SE PUEDE.

Un abrazo de osa y otro de Luz. 

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