RESEÑA “LOS CINCO LENGUAJES DEL AMOR”

Por Any Pascual.

“Si vamos a tener una relación íntima, necesitamos conocer los deseos de cada uno. Si queremos amarnos el uno al otro, necesitamos conocer lo que la otra persona quiere”. Gary Chapman. 

“Los cinco lenguajes del amor”, escrito por Gary Chapman, es un libro que nos ayuda a comprender de un modo sencillo y rápido una gran verdad: los seres humanos tenemos diferentes formas de expresar el amor que sentimos por los demás.

Según mi perspectiva, todos somos amor y surgimos del Amor Universal, que es todo lo que existe. Aun así, la Vida me ha enseñado que, mientras estemos encarnados, mientras vivamos en un cuerpo físico en esta Tierra, necesitamos sobrevivir, y por lo tanto precisamos múltiples opciones a través de las cuales ejercitar nuestro Libre Albedrío. Mientras tengamos un cuerpo físico, debemos enraizarnos y estar en la realidad, y tenemos que generar un ego en la infancia que nos acompañe toda la vida para recordarnos que también hay que ocuparnos de nuestras propias necesidades, como individuos que, temporalmente, debemos medrar por nosotros mismos. 

Además de seres, somos humanos; existen diferencias entre nosotros.

“Los cinco lenguajes del amor” sirve para ayudarnos a comprender estas diferencias, especialmente en las relaciones, y en concreto en las familias. 

Gary Chapman comparte el concepto de “el tanque del amor”. 

Se trata de nuestro depósito de amor y afecto. 

Cuando no nos sentimos amados durante un largo periodo, nuestro tanque se vacía, y lo llenamos como podemos, con actividades que muchas veces nos generan sufrimiento futuro y/o a largo plazo. 

Fijaos en lo que he dicho, eso pasa cuando no nos sentimos amados, cuando sentimos que nos falta afecto. No cuando no nos dan amor, sino cuando no sentimos que lo recibimos.

Por eso son importantes los lenguajes del amor. Hay que aprender a hablar los diferentes lenguajes del amor.

Los lenguajes del amor son cinco:

  • Las palabras de afirmación.
  • El tiempo de calidad.
  • Los regalos.
  • Los actos de servicio.
  • Y el contacto físico.

Por ejemplo, para mí es muy importante el primer lenguaje del amor: las palabras de afirmación. Y sin embargo no valoro tanto los regalos. 

Si alguna de las personas con las que me relaciono habla el lenguaje del amor de los regalos pero no habla el lenguaje del amor de las palabras de afirmación, esa persona puede demostrarme su amor con un montón de presentes, pero como no hablamos el mismo lenguaje yo no sentiré que esa persona me está dando amor.

Para que yo sienta que soy amada necesito palabras positivas, de afirmación, de valor, de cariño. 

Decir “Te amo” es una forma, las afirmaciones positivas son otra, y también es simplemente que me dediquen una novela o una canción porque piensan en mí. Pueden ser de muchos tipos.

Otras personas pueden hablar el lenguaje del amor del tiempo de calidad. Y sin embargo aprender, cómo se aprende inglés, el lenguaje del amor del toque físico.

Lo importante aquí es comprender cuál es nuestro lenguaje del amor principal y cuál es el lenguaje del amor de cada una de las personas con las que nos relacionamos, para que ellas se puedan sentir amadas porque hablamos en su lenguaje y puedan comprender cómo darnos amor a nosotros hablando el nuestro.

Aquí hay una diferencia muy grande entre el verdadero amor y el querer. El amor, como dice Gary Chapman, es una decisión. Y siempre podemos escoger si queremos o no hablar el lenguaje del amor de la otra persona. 

Una de las maneras de descubrir cuál es nuestro principal lenguaje del amor es preguntarte qué necesitas que las otras personas hagan o digan por ti, para ti, hacia ti.

Otra forma de saberlo es preguntarte qué es lo que haces tú predominantemente por los demás, porque todos tenemos dentro el conocimiento innato de la Ley del Espejo y de que recibimos lo que damos.

Para mí también es importante el lenguaje del amor del toque físico, así que siempre que puedo le doy abrazos a mi familia.

Mi tanque del amor se llena más cuando alguien me recuerda el valor de ser la persona que soy, y me apoya y demuestra que le importo mientras me abraza, me acaricia el cabello o une su mano con la mía.

Yo considero que dentro de los cinco lenguajes del amor, dependiendo de la persona, hay dos o puede haber incluso tres más importantes. El lenguaje del amor que quieres recibir, el segundo con el que más vibras (se podría decir que cuando hablamos también este con fluidez somos “bilingües del amor”) y el lenguaje en el que das amor. Este último puede ser algún “idioma extranjero”, normalmente el lenguaje de la persona con la que te estás relacionando… o, como me ocurre a mí, puede ser el mismo lenguaje que quieres recibir. Por eso, pueden ser dos o tres. 

En caso de que demos en otro “idioma”, yo opino que al hablarlo naturalmente nos convertimos en “políglotas”. 

Mi lenguaje del amor principal es el de las palabras de afirmación, hablo el del toque físico, y dependiendo del día doy más de uno o del otro. Siempre procuro dar ambos, para “cosechar lo sembrado”. 

Si conocemos el lenguaje del amor de la otra persona, nuestras relaciones mejorarán en cuanto lo apliquemos, aunque muchas veces no lo podamos ver, porque estaremos empezando a llenar el tanque de la otra persona y por lo tanto el nuestro.

El autor trabajaba como consejero matrimonial cuando escribió este libro, así que está escrito para parejas. Aun así, dado que el amor circula dentro de y entre todos los seres, podemos aplicar este conocimiento en todas nuestras relaciones.

A mí me ha ayudado a comprender cuál es la forma en la que necesito recibir amor, por qué algunos comportamientos generan ciertas reacciones emocionales, tanto positivas como negativas, y qué cosas puedo dar al mundo desde mi lenguaje del amor. Me ha ayudado a empezar el camino hacia ser una “políglota”, una “políglota del amor”.

Además, los conocimientos pueden enraizarse en nuestra mente porque en el capítulo correspondiente a cada lenguaje del amor hay al menos un ejemplo de una relación gracias al cual entendemos cómo se expresan los lenguajes del amor en la vida.

Si lo leemos con una mente abierta, apartamos el juicio y las etiquetas y aplicamos los aprendizajes a todas nuestras relaciones, buscando comprender desde el Amor, este libro puede ayudarnos mucho a entrar en contacto con las demás personas, a llenar nuestro “tanque del amor” para beneficio de toda la humanidad y a aumentar nuestra autoestima conectando con nuestra alma, con nuestro Verdadero Ser, que es Amor.

#anayany

#vidafeliz

#amorinfinito

RECETA DE PAN DE MUERTO SIN GLUTEN por Any Pascual.

“En el día de muertos(…) Preparamos esta comida y todo es para que la familia se reúna”. Abuelita Elena en la película “Coco” de Disney.

¡Es una alegría conseguir adaptar una receta tradicional! ¡Y he conseguido una buenísima de Pan de Muerto! Así que la quiero compartir con todos vosotros por si en vuestras familias hay miembros con intolerancias o alergias, así podrán disfrutar de esta deliciosa tradición. 

Se trata de una receta tradicional mexicana, y yo la he adaptado para que sea un pan ecológico, sin gluten, lactosa ni soja; y formará parte de mi ofrenda del Día de Muertos.

Este pan se llama así porque lleva por encima unas tiras en cruz que simulan los huesos de un muerto y una bola que representa su corazón. Yo le tengo mucho respeto a las tradiciones del Día de Muertos, así que lo he hecho con todo mi cariño. 

PREPARACIONES PREVIAS:

Poner los anises en agua una horas antes.

Poner el aceite de coco a temperatura ambiente, que se derrita.

Masa madre de un par de días

INGREDIENTES BIO: 

250 g de harina de maíz

75 g de azúcar de coco

1 cucharita de stevia en polvo

4 gotas de stevia líquida

40 g de aceite de coco

2 huevos grandes

140 ml de bebida de avellanas tibia

Ralladura de naranja

50 g de agua de anises

Una pizca de canela

Una pizca de sal

Y 50 g de masa madre hecha con harina de arroz

IDEAS PARA LOS TOPPINGS (yo los añado después de hornear).

Coco rallado

Margarina de coco

Mermelada de arándanos

Extra de ralladura de naranja

PREPARACIÓN:

El primer paso es hacer una masa, para eso ponemos en una mesa un papel de horno eco y encima toda la harina con un hueco en medio.

Ponemos en la harina: el azúcar de coco, la pizca de sal, la stevia, la ralladura de la naranja y el aceite de coco derretido y vamos agregando uno a uno los huevos, integrándolos con todos los ingredientes.¡Y a amasar con las manos! ¡Es lo más divertido!

Después continuaremos añadiendo la bebida de avellanas, la canela y el agua de anises. En este punto debemos amasar hasta que veamos que la masa se despega de las manos (dependerá de la temperatura que haga).

Una vez que veamos que la masa se despega, del papel de horno y de nuestras manos, la abriremos y agregaremos la masa madre. Entonces debemos amasar y amasar hasta conseguir una masa suave y elástica. Este amasado es la parte que supone más trabajo.

Después de amasar muy bien estará lista para fermentar.

En un recipiente de cristal engrasado, yo utilizo AOVE ecológico, pondremos la masa, tapada con papel eco de horno, y ¡a fermentar durante 4-6 horas! O hasta que veamos que la masa dobla su tamaño. Al ser masa madre este proceso lleva mucho más tiempo que en la receta tradicional.

Pasado ese tiempo es hora de formar los panes. Yo formé 4 panes medianos y otro trozo de esa misma cantidad para los huesitos en forma de cruz y el corazón de los panes. En sí me salieron 5 cachitos de masa.

Para hacer los panes boleamos la masa y los 4 panes los colocamos en la bandeja de horno con papel para que no se agarre.

Es momento de hacer las tiras para los huesos y las bolitas para los corazones que van sobre los panes. Para ello dividimos la masa en trozos más pequeñitos. Hacemos los huesos colocando sobre la masa los dedos índice, medio y anular y movemos hacía delante y hacía atrás. Con esta técnica se hace la forma de huesitos. Lo siguiente es colocarlos sobre el pan en forma de cruz y también hacer las 4 bolitas que colocamos donde se cruzan los huesos. 

Una vez que tenemos el pan de muerto montado, tapamos con un trapo y lo dejamos reposar durante 8-10 horas hasta ver que los panes han crecido otra vez. El tiempo de fermentación de la masa dependerá del clima en donde estemos. Te recomiendo no destapar la bandeja.

Una vez que los panes ya hayan doblado su tamaño los horneamos a 180º durante 25 minutos.

Veremos que los panes están listos cuando tomen un color dorado. 

Los dejamos enfrían por 10 minutos, y después ponemos los toppings.

Son unos panes muy especiales.

Truco de Any: Hornear al mismo tiempo un par de manzanas para que las bases de los panes queden caramelizadas y crujientes con el líquido que estas desprenden.

Espero que os guste mi receta, y veréis que si la seguís paso a paso los panes os saldrán deliciosos.

#anayany

#amorinfinito

#vidafeliz

#misrecetas

“EL BUSCADOR” de Jorge Bucay recitado por Any Pascual.

Este es un cuento sobre la vida, para adolescentes y adultos, o más bien sobre la necesidad de vivir cada minuto y aprovechar la vida al máximo. Un relato maravilloso para pensar sobre la necesidad de ser felices y que puedes escuchar en la voz de Any.

“Esta es la historia de un hombre al que yo definiría como un buscador…

Un buscador es alguien que busca; no necesariamente alguien que encuentra.

Tampoco es alguien que, necesariamente, sabe qué es lo que está buscando. Es simplemente alguien para quien su vida es una búsqueda.

Un día, el buscador sintió que debía ir hacia la ciudad de Kammir. Había aprendido a hacer caso riguroso de estas sensaciones que venían de un lugar desconocido de sí mismo. Así que lo dejó todo y partió.

Después de dos días de marcha por los polvorientos caminos, divisó, a lo lejos, Kammir, Un poco antes de llegar al pueblo, le llamó mucho la atención una colina a la derecha del sendero. Estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón de árboles, pájaros y flores encantadores. La rodeaba por completo una especie de pequeña valla de madera lustrada.

Una portezuela de bronce lo invitaba a entrar.

De pronto, sintió que olvidaba el pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar por un momento en aquél lugar.

El buscador traspasó el portal y empezó a caminar lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas como al azar, entre los árboles.

Dejó que sus ojos se posaran como mariposas en cada detalle de aquel paraíso multicolor.

Sus ojos eran los de un buscador, y quizá por eso descubrió aquella inscripción sobre una de las piedras:

Abdul Tareg, vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días

Se sobrecogió un poco al darse cuenta de que aquella piedra no era simplemente una piedra: era una lápida.

Sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado en aquel lugar.

Mirando a su alrededor, el hombre se dio cuenta de que la piedra de al lado también tenía una inscripción. Se acercó a leerla. Decía:

Yamir Kalib, vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas

El buscador se sintió terriblemente conmocionado.

Aquel hermoso lugar era un cementerio, y cada piedra era una tumba.

Una por una, empezó a leer las lápidas.

Todas tenían inscripciones similares: un nombre y el tiempo de vida exacto del muerto.

Pero lo que lo conectó con el espanto fue comprobar que el que más tiempo había vivido sobrepasaba apenas los once años…

Embargado por un dolor terrible, se sentó y se puso a llorar.

El cuidador del cementerio pasaba por allí y se acercó.

Lo miró llorar durante un rato en silencio y luego le preguntó si lloraba por algún familiar.

-No, por ningún familiar —dijo el buscador—. ¿Qué pasa en este pueblo? ¿Qué cosa tan terrible hay en esta ciudad? ¿Por qué hay tantos niños muertos enterrados en este lugar? ¿Cuál es la horrible maldición que pesa sobre esta gente, que les ha obligado a construir un cementerio de niños?

El anciano sonrió y dijo:

– Puede usted serenarse. No hay tal maldición. Lo que pasa es que aquí tenemos una vieja costumbre.

Le contaré…:

“Cuando un joven cumple quince años, sus padres le regalan una libreta como esta que tengo aquí, para que se la cuelgue al cuello. Es tradición entre nosotros que, a partir de ese momento, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abre la libreta y anota en ella:

A la izquierda, qué fue lo disfrutado.

A la derecha, cuánto tiempo duró el gozo.

Conoció a su novia y se enamoró de ella. ¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla? ¿Una semana? ¿Dos? ¿Tres semanas y media…?

Y después, la emoción del primer beso, el placer maravilloso del primer beso…¿Cuánto duró? ¿El minuto y medio del beso? ¿Dos días? ¿Una semana?

¿Y el embarazo y el nacimiento del primer hijo…?

¿Y la boda de los amigos?

¿Y el viaje más deseado?

¿Y el encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano?

¿ Cuánto tiempo duró el disfrutar de estas situaciones?

¿Horas? ¿Días?

Así, vamos anotando en la libreta cada momento que disfrutamos… Cada momento.

Cuando alguien se muere, es nuestra costumbre abrir su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado para escribirlo sobre su tumba. Porque ese es para nosotros el único y verdadero tiempo vivido”.

#anayany

#vidafeliz

#amorinfinito.

LECTURA

Por Any Pascual de anayany.com

Leer es más que pasar las hojas de un árbol, más que deslizar la vista por las páginas, más que descifrar los signos impresos en negro sobre blanco.

Leer es más que escribir un resumen para el colegio, más que recitar pasajes líricos de memoria para que el mundo se dé cuenta de cuán cultos somos.

Leer cambia la vida. Si no fuera así, ¿para qué habría tantas novelas en el mercado? ¿Por qué, entonces, existirían cientos, miles de escritores noveles cada año? ¿Por qué alguien leería?

Desde las cartas de amor de tu pareja del instituto, hasta un currículum de un empleado, pasando por la poesía (y la prosa poética), los libros de vocabulario para aprender idiomas, la autoayuda y las novelas de ciencia ficción o las históricas, cada frase que leemos nos influye, aunque no lo parezca.

En los tiempos actuales, con los nuevos medios de comunicación, la forma en la que leemos cambia. Y aun así, se sigue leyendo mucho. Seguro que si juntáramos los 140 caracteres de cada tweet que leemos a lo largo del año, nos daríamos cuenta de que para muchos de nosotros suman más que “La regenta”.

Pero hay algo que nunca va a cambiar, como no cambia la pintura o la danza. La lectura va a seguir ahí, por muchos audiolibros que se creen, por muchos vídeos de Youtube que se graben alrededor.

Y eso es porque leer no es algo mecánico, no es un procedimiento lógico. Leer es una experiencia. Leer es creativo. Leer es un modo de crear magia, de conectar con el Universo a través del enlace que se genera entre quien escribe y quien lo recibe.

Gracias a la lectura, incluso a la de libros de no ficción, nuestra mente se abre a nuevas perspectivas, a otras posibilidades, a opiniones distintas, a conexiones. A cambios, internos.

Cuando nos sentimos encerrados, leer nos hace ver el mundo desde una mentalidad diferente.

Por ejemplo, especialmente en esta situación global, el libro “Tú puedes sanar tu vida”, si le damos una oportunidad y estamos abiertos a sus mensajes, puede mejorarlo todo. Quizá no cambie lo que sale en las noticias…, lo que cambia es cómo nos afecta eso, y la forma en la que nos comportamos.

Para explicar el efecto que causa el libro preciso, la frase exacta, se necesitarían más palabras de las que cabrían en todas las páginas del mundo. 

Para empezar, la magia de un libro tiene su aliado en la imaginación. ¿Qué te viene a la mente cuando lees “te amo, amor”? Tiene nueve letras y una coma, pero en el momento correcto puede incluso salvar una vida.

Un libro puede necesitar más ayuda para enraizarse en tu ser, para ayudarte. Por eso, la clave es:

repite, repite, repite. No para memorizarlo, sino para recordar (“volver a pasarlo por el corazón”).

Cuando comprendes de verdad el alcance de lo que un libro puede hacer por ti, lo que tú puedes crear en ti mismo gracias a un libro, lo que puedes descubrir leyendo, de ti y/o del mundo, siempre encuentras tiempo para leer, por muy apretada que esté tu agenda. Y te das cuenta de que, incluso esa única página que lees antes de acostarte o por la mañana, te resulta casi indispensable.

Lo sé porque me ocurre.

Tal vez un libro no te cambie significativamente si lo lees una vez y luego lo abandonas, a él y a todos los demás parecidos. ¿Has pensado qué te ocurriría si leyeras un libro de ese género a la semana, o dos, o ese mismo libro más de veinte veces? Sería un cambio exponencial, mayor del que puedas pensar. 

Una vez más, lo sé, porque me ocurre.

Lo integras, descubres, cambias, hay magia.

Eso es lo que a mí me ha pasado en el 2020. Para este año, me propuse leer cien libros como mínimo, dado que el año pasado apenas había leído la mitad puesto que estaba centrada en escribir.

Pensad cuánto suman cien libros… he leído bastante en el género de novela corta este año, así que…

Digamos que son 150 páginas por libro, de media. Eso son 15000 páginas. ¿Cuánto puede cambiar una vida leyendo 15000 páginas de libros edificantes, positivos y creativos al año? Como mínimo, es como si alguien te diese más de diez mil abrazos. Repitiendo, y repitiendo, y repitiendo, al final se crean nuevos caminos. Al final, empiezas a pensar de una nueva manera, ante todo si conviertes la lectura en un hábito. Al final, si lo que lees te da paz, si tus lecturas te rodean de amor, comienzas a notar el amor que hay en ti, y si persistes, encontrarás que el mundo refleja esos sentimientos.

Al final, si te abres a cambiar y das con las lecturas adecuadas para ti en cada momento de tu vida, si atiendes a tu intuición y te guías por ella, si te permites experimentar todo lo que un libro tiene para ofrecer, y plantas más y más semillas en el campo fértil de tu mente, si creas amor y paz a través de tu imaginación, si riegas las plantitas con paciencia y regularidad, si las abres a la luz y les proporcionas sombra de vez en cuando, si las diriges gracias a tutores, a maestros verdaderos para que crezcan rectas y fuertes, y si permites que se arraiguen al suelo con raíces poderosas para que puedan recibir el alimento de tu atención e interés…, al final dará fruto y podrás disfrutar de la magnífica, jugosa y brillante vida que está a tu alcance.

Eso, muchas veces, también ocurre con las novelas, si estamos receptivos y leemos entre líneas.

Un ejemplo muy conocido, y aun así todavía útil y válido, es “El Alquimista” de Paulo Coelho. Pero también puede pasarnos con un cómic de Marvel…

Y ¿quién sabe?, es posible que esa semilla evolucione hasta ser un poderoso árbol robusto y maravilloso, un árbol del que quizá en algún momento podamos extraer madera suficiente para crear nuestro propio libro.

Any Pascual.

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