El árbol de Navidad antiguamente era un tronco de árbol que se quemaba en la noche del solsticio de invierno para festejar el renacimiento del Sol . Los antiguos cogían un leño, lo adornaban con piñas, acebo, hiedra y otras plantas perennes, y lo colocaban en un lugar de honor en el hogar .para que todos los miembros de la familia pudieran tocarlo. Al ponerse el Sol .el día del solsticio de invierno, normalmente la madre de la familia prendía fuego al tronco. Era la festividad que les recordaba el triunfo de la vida sobre la muerte.
En la cultura Nórdica se colocaba bajo techo un árbol que recordaba el Yggdrasil, el Gran Fresno de cuyas ramas penden los Nueve Mundos, incluyendo el de los hombres.
De estas costumbres viene la el concepto del típico abeto en forma de árbol de Navidad.
Lo que nosotras tenemos claro es que queremos representar la Naturaleza en nuestro hogar, ya que hace que nos llenemos de amor , y esa imagen en nuestro caso se corresponde más con el Árbol de la Vida y la Naturaleza.
Los símbolos que utilizamos en vez de un árbol natural (el año pasado nos acompañó “pinito”, un pequeño abeto natural precioso, pero al trasplantarlo a la finca de los abuelos tras terminar el periodo navideño, no se adaptó y murió, así que en nuestro caso un abeto natural no es la mejor idea) o uno artificial de plástico (que no tiene nada que ver con nuestro estilo de vida eco) son muy variados, pero todos simbolizan la Vida en este Mundo ; y lo que colgamos en él representa los dones o regalos que vamos a ofrecer este año: luz (con las estrellas y las velas ), salud y abundancia (con las frutas y vegetación), amor y unión (lazos y guirnaldas), cuidados para cada ser vivo en particular (poinsettia) y cuidado del medio ambiente en general (papel y cartón), protección (campanas), etc…
Antiguamente los adornos del árbol eran manzanasv. Por eso, este año hemos creado un árbol enterito de manzanas, ¡que nos encanta! También este año usamos pompones, que hacemos con lanas, para pedir por las familias y los hogares; y los adornos de madera y de otros materiales orgánicos nos recuerdan siempre que provenimos de la Naturaleza. ¡Hasta hemos disfrutado de un romanescu navideño con el que dar las gracias a los agricultores que nos traen cada semana la comida a casa!
Este año, en vez de un abeto, representamos el amor perenne con símbolos mágicos naturales que están plantados en nuestros corazones y que se nutren con el agua del manantial que brota de lo más profundo de nosotras mismas.
#Árbol de Navidad
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