UNA DE CUENTOS

MENSAJE ESENCIAL.

En la época de la dinastía T’ang había un maestro que meditaba entre las ramas de un árbol. Su nombre era Viejo Maestro Nido de Pájaro. El gobernador de la provincia, Po Chu-i, que era también un poeta ch’an, fue a visitarle.

—Pareces estar en una posición poco segura, Viejo Maestro Nido de Pájaro. Pero ¿podrías decirme qué es lo que todos los buddhas han enseñado?

Nido de Pájaro respondió:

—Haz siempre el bien. No hagas nunca el mal. Cultiva tu espíritu. Todos los buddhas han enseñado esto.

—Haz siempre el bien, no hagas nunca el mal y cultiva tu espíritu. Esto ya lo sabía yo cuando tenía tres años —respondió Po Chu-i.

—¡Oh, sí! —dijo Nido de Pájaro—, un niño de tres años puede saber esto; pero ni siquiera un hombre de ochenta años puede llevarlo a cabo.

Aprendizaje: Busquemos la experiencia a través del conocimiento.

#anayany

#vidafeliz

#amorinfinito

@anayany.comweb 

UNA DE CUENTOS

EL PERRO Y EL CLAVO OXIDADO.

Una mañana soleada una niña se encontró con un perro que estaba sentado en medio de un camino y no paraba de gruñir y de quejarse.

-¿Qué te pasa? ¿Estás enfermo?, le preguntó dulcemente.

Al mirar la chica se dio cuenta de que sus ojos estaban bañados en lágrimas y su mirada reflejaba cierta angustia y tristeza. De ahí que la niña intentara acercarse para ayudarlo.

Pero el perro le gruñó. Era evidente que aquel perro estaba sufriendo.

La niña empezó a inquietarse. Poco después, descubrió que el animal estaba sentado sobre un clavo oxidado e intentó ayudarlo:

-¡Cuánto más tiempo tarde en sacártelo, más te dolerá la herida!

Pero el perro no le dejó acercarse y seguía sentado sobre el clavo, emitiendo de forma intermitente un llanto cargado de dolor y resignación. La niña no podía dejar de pensar:

-¿Por qué diablos sigues sentado sobre un clavo oxidado?

Si aquel animal hubiera podido hablar, seguramente le hubiera dicho lo siguiente:

-Si no me levanto es simplemente porque no me duele tanto como para hacer el esfuerzo de levantarme.⁣

Aprendizaje: No seamos víctimas de la tiranía de la pereza.

#anayany

#vidafeliz

#amorinfinito

UNA DE CUENTOS

LA RANA Y EL ESCORPIÓN.

Cuento africano sobre la bondad y el engaño.

Cuenta un relato popular africano que en las orillas del río Níger, vivía una rana muy generosa. Cuando llegaba la época de las lluvias ella ayudaba a todos los animales que se encontraban en problemas ante la crecida del río. Cruzaba sobre su espalda a los ratones, e incluso a alguna nutritiva mosca a la que se le mojaban las alas impidiéndole volar. Pues su generosidad y nobleza no le permitían aprovecharse de ellas en circunstancias tan desiguales.

También vivía por allí un escorpión, que cierto día le suplicó a la rana: «Deseo atravesar el río, pero no estoy preparado para nadar. Por favor, hermana rana, llévame a la otra orilla sobre tu espalda».

La rana, que había aprendido mucho durante su larga vida llena de privaciones y desencantos, respondió enseguida: «¿Que te lleve sobre mi espalda? ¡Ni pensarlo! ¡Te conozco lo suficiente para saber que si te subo a mi espalda, me inyectarás un veneno letal y moriré!» El inteligente escorpión le dijo: «No digas estupideces. Ten por seguro que no te picaré. Porque si así lo hiciera, tú te hundirías en las aguas y yo, que no sé nadar, perecería ahogado».

La rana se negó al principio, pero la incuestionable lógica del escorpión fueron convenciéndola… y finalmente aceptó. Lo cargó sobre su resbaladiza espalda, donde él se agarró, y comenzaron la travesía del río Níger.

Todo iba bien. La rana nadaba con soltura a pesar de sostener sobre su espalda al escorpión. Poco a poco fue perdiendo el miedo a aquel animal que llevaba sobre su espalda.

Llegaron a mitad del río. Atrás había quedado una orilla. Frente a ellos se divisaba la orilla a la que debían llegar. La rana, hábilmente, sorteó un remolino… Fue aquí, y de repente, cuando el escorpión picó a la rana. Ella sintió un dolor agudo y percibió cómo el veneno se extendía por todo su cuerpo. Comenzaron a fallarle las fuerzas y su vista se nubló. Mientras se ahogaba, le quedaron fuerzas para gritarle al escorpión: «¡Lo sabía!. Pero… ¿Por qué lo has hecho?» El escorpión respondió: «No puedo evitarlo. Es mi naturaleza».

Y juntos desaparecieron en medio del remolino mientras se ahogaban en las profundas aguas del río Níger.

#unadecuentos

#anayany

#amorinfinito

#vidafeliz

UNA DE CUENTOS

ÚTILES 

Cuentan que en una carpintería hubo una extraña asamblea. Fue una reunión de herramientas para arreglar diferencias. 

El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar, ya que se pasaba todo el tiempo haciendo ruidos. 

El martillo aceptó la culpa, pero pidió que fuera expulsado el tornillo, argumentando que había que darle demasiadas vueltas para que sirviera. 

El tornillo aceptó el ataque, pero exigió la expulsión de la lija. Señaló que era áspera en su trato y tenía fricciones con los demás. 

Y la lija estuvo de acuerdo, pero exigió que fuera expulsado el metro que siempre estaba midiéndose con los demás como si él fuera perfecto. 

En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició la tarea. Utilizó el martillo, la lija, el metro, y el tornillo. Finalmente, el trozo de madera se convirtió en un hermoso mueble. 

Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación. 

Fue entonces cuando el serrucho dijo: 

—Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso nos hace valiosos. Así que no pensemos en nuestras fallas y concentrémonos en la utilidad de nuestros méritos. 

La asamblea pudo ver entonces que el martillo es fuerte, el tornillo une, la lija pule asperezas y el metro es preciso. Se vieron como un equipo capaz de producir muebles de calidad. 

Esta nueva mirada los hizo sentir orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.

Aprendizaje: Todos tenemos defectos. Estar juntos nos ayuda a superarlos. 

#anayany

#vidafeliz

#amorinfinito

UNA DE CUENTOS

EL ARTE DE LA PACIENCIA de Ramiro Calle.

“Eran dos mentores espirituales que vivían en la misma localidad. Uno contaba con innumerables discípulos y otro sólo con uno. Un día pasó por allí él maestro de los dos e indagó para ver que tal les iba a sus antiguos pupilos, ahora mentores.

Y le dijeron:

_ Uno de ellos cuenta con innumerables discípulos; el otro, solo con uno.

El maestro de maestros se quedó intrigado. ¿Cuál sería la razón?, puesto que el que sólo tenía un discípulo era mucho más aventajado espiritualmente. Acudió a visitar a cada uno de sus antiguos alumnos, y así pudo descubrir la razón. En la puerta de la casa del mentor con innumerables discípulos había un cartel que rezaba: “Enseñanzas para impacientes”, mientras en la del otro había uno que decía: “Enseñanzas para discípulos serios y veraces”. El maestro de maestros sonrió. Con la gente siempre pasaba lo mismo”.

Hay falsos maestros muy ladinos, peligrosamente astutos, que en el supermercado espiritual saben cómo manejarse a fin de atrapar al discípulo e incluso someterle y convencerle para que desarrolle una obediencia ciega y abyecta. En un mundo de prisas y ansiedades, de neuróticas urgencias e impaciencias, de ansia de resultados instantáneos, el falso maestro puede hacerse con muchos discípulos moviendo los hilos oportunos para arrastrar a ciegos que se niegan a utilizar el discernimiento, a carentes emocionales, a obsesivos de rendir culto, a dependientes que buscan líderes en los que hallar la propia identidad que se les escapa. Basta con la promesa de paraísos artificiales, o con métodos de iluminación instantánea, o con el embuste de que existen atajos para llegar al paraíso. Con ello se desplaza a otro la responsabilidades, el esfuerzo de indagar y vivir.

Pero el verdadero maestro previene así:

1. Es necesario el esfuerzo personal.

2. Es imprescindible la paciencia

3. En el trabajo interior no hay resultados rápidos.

4. Se trata de imponer libremente una disciplina con asiduidad, entrenándose para recuperar la propia esencia.

5. Nadie puede hacer este trabajo por nosotros «los grandes indican la ruta, pero uno mismo tiene que recorrerla»(Buda).

6. En última instancia tú eres siempre tu propia guía. «El mayor gurú es tu yo interior. Es el dueño supremo. Es el único que puede llevarte a tu meta y el único que te acogerá al final del camino» (Nisargadatta).

Ramiro Calle.