“El ser humano es un ser extraño porque: nacer no pide, vivir no sabe y morir no quiere”. Facundo Cabral.
No quiero renegar de lo que soy, y el ego forma parte de lo que soy. Lo que nosotras hemos decidido es elegir cómo nos relacionamos con nosotras mismas, y por lo tanto con nuestro ego.
De ahí la importancia que le damos, Any y yo, a una vida consciente. Sabemos que cuando somos controladas por el condicionamiento de nuestro ego inconsciente, en algún tipo de relación con algo que nos rodea, es porque no queremos asumir una verdad que está ahí para ayudarnos a crecer (aunque a veces parezca a priori “negativa”).
Vencer el ego es simplemente admitir los errores y hacerse a un lado sin quedarse atascada persiguiendo la gratificación prometida o deseada (que no soñada) y centrándonos en proyectos que por desgracia al final son humo.
Lo que quiere el ego es sentirse bien en todo momento y además no le importa el trabajo duro e ingrato que se necesite para lograr las grandes metas que se proponga.
Controlar al inconsciente, a nuestro ego condicionado por la cultura, religión, educación, etc. supone simplemente cuestionarnos qué está pasando a nuestro alrededor y verlo de una forma neutra.
Por eso para nosotras el primer paso para convivir felizmente con nuestro ego es hacernos conscientes de cómo nos afecta nuestra relación condicionada con el Mundo. Por ejemplo, según estemos en este momento más o menos susceptibles a la adulación tomaremos unas u otras decisiones más o menos precipitadas según los “pensa-mientos” (pensar es mentir) que nuestra mente realiza según nuestros intereses o creencias.
Si mi ego es avaricioso, por ejemplo, y está hambriento, los demás pueden manejarme para sus propios fines. De ahí la importancia que Any y yo damos a conocernos a nosotras mismas.
Somos conscientes de que nuestro ego nos puede distraer de las prioridades: puede llevarnos a quedarnos cuando debemos irnos; puede hacernos permanecer en condiciones insostenibles porque quiere probar que podemos navegar a través de tiempos difíciles o saltar de un problema a otro, con la esperanza de finalmente sentir que hemos vencido o compararnos con los demás; etc.
Sólo si se vive desde el amor, se domina el ego.
Entonces cada día es gratificante, satisfactorio y feliz independientemente de las circunstancias.
Aprendizaje: Dejemos el ego a un lado y demos todo desde el corazón, para no caer en nuestra propia trampa.
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