Antes que nosotras, cientos de madres luchadoras , con su esfuerzo, han participado en el cambio del Mundo. Ahora nos toca a nosotras, las Madres del siglo XXI, seguir transformándolo para ayudar a las generaciones venideras.
Para ello yo elijo hacerlo desde la paz, siendo coherente con mis valores, principios y dones. Comprometida conmigo misma, creando conciencia a través de mis actos, pensamientos, sentimientos y palabras, y con todas las otras Madres, nuestros hijos y seres humanos.
Estamos en la era de la transformación, también de las Madres: de “guerreras” a “magas”. Por ello aprecio el calor del ser humano, al mismo tiempo que reconozco la “magia”, de quien “ha dado luz” al Mundo.
Es hora de dejar las luchas y empezar a tener control, a sacar al mundo nuestra sabiduría y templanza y así crear a través de la luz y desde la paz, como alquimistas que somos, un nuevo estilo de vida feliz a través de compartir nuestros conocimientos, energías, experiencias, etc. como hicieron nuestras Madres, además de utilizar las herramientas que actualmente nos ofrece la tecnología.
Es hora de cambiar el Mundo. Pasemos del esfuerzo al manejo correcto de la información y la experiencia propia y de otras Madres, siempre desde el amor, potenciando al máximo nuestras capacidades. Pasemos de avanzar desde la ira, a crecer desde el amor. Podemos optimizar todos los resultados sin esfuerzo, físico o mental, desde la sabiduría y la práctica.
Fomentemos el control emocional desde la sutileza que proporciona el libre albedrío y seamos más saludables en todos los sentidos: físico, mental, espiritual y emocional, mostrándonos como el ejemplo que queremos ver en el mundo. Contagiémonos emociones saludables y rodeémonos de personas que nos ayuden a compartir nuestras habilidades, para experimentar sensaciones de bienestar que nos acompañen en el camino.
Somos Madres y debemos de poner nuestras habilidades, virtudes y dones al servicio de las nuevas generaciones, que hemos alumbrado, para tener todos una vida feliz. ¡Sí se puede! Seamos un ejemplo para nuestros hijos. Que sepan que todo ser humano es libre para sacar a la luz sus dones y ayudar a la evolución del Mundo y a la transformación del Ser Humano.
Felices, enérgicas y positivas, respetemos nuestros miedos y los de otras Madres, observando la vida desde el lado de la bondad, la compasión, la empatía, el amor, etc.
Es hora de escuchar, reflexionar y decidir, aceptando la realidad como es y tomando acción.
Sabemos que todas somos iguales aunque todas diferentes, y por eso respetando la historia vital de las demás, porque somos conscientes de que ninguna se puede poner en los zapatos de la otra, ayudarnos para ayudar.
Y todo esto no se aprende en ningún sitio, simplemente se trata de ser conscientes de lo que nos enseña día a día la vida, como camino que es.
Intentamos configurar un entorno protector también para una de las nuestras: la Madre Tierra. Rodeémonos de un entorno saludable, natural y ecológico, para respetarnos a nosotras mismas y a los demás.
Vibremos de felicidad, fomentemos la paz, compartamos belleza, y cultivemos la salud.
Las Madres del siglo XXI tenemos un gran poder: podemos buscar información y soluciones coherentes entre la naturaleza, la ciencia y la tecnología; podemos aprender de varias fuentes para cuidar nuestros cuerpos: físico, mental, espiritual y emocional y el de las personas que nos rodean; y conocemos cómo crear momentos de profunda felicidad y satisfacción ayudando a cambiar la lucha por el amor.
Amor, paz, salud y felicidad, esas son nuestras armas.
Aprendizaje: Dejemos de “Ser Madres Guerreras”, que sufren, y pasemos a “Ser Madres Magas”, creadoras de nuestra vida por un bien común.
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