FLUYENDO CON LA VIDA

“Como seres humanos, todos queremos ser felices y estar libres de la desgracia, todos hemos aprendido que la llave de la felicidad es la paz interna. Los mayores obstáculos para la paz interna son las emociones perturbadoras como el odio, apego, miedo y suspicacia, mientras que el amor y la compasión son las fuentes de la paz y la felicidad” Dalai Lama.

No hemos venido a esta vida a sufrir, pero desde que nacemos nos roban el permiso para ser libres (“haz esto”, “come esto”, “mira esto”, “habla así”, “consigue esto otro”, etc.) y ese viaje dirigido nos aleja de nuestra felicidad primigenia y nos lleva a un mayor o menor sufrimiento, dependiendo de cuánto nos alejemos de nuestros sueños con las idas y venidas de la vida. Y a la mayoría nos cuesta años resolver este conflicto vital que nos separa de lo que realmente somos, mientras intentamos seguir, tapando con emociones lo que no podemos afrontar. Sufriendo. Sin saber que el sufrimiento simplemente nos indica una actitud de oposición frente a lo que somos realmente.

Entonces llega un día en el que nos damos cuenta de que tenemos que cambiar y aceptar la realidad para ser de nuevo libres, tal y como nacemos, en vez de tapar continuamente nuestra vida impostada con un montón de emociones contenidas. Parece que nos hubiéramos acostumbrado a que es más fácil tapar el sufrimiento, escondiéndonos tras las emociones más sencillas de resolver para nosotros, que solucionar el verdadero problema, que dejar de sufrir cambiando.

Todas las personas sentimos miedo, rabia, alegría y tristeza pero no a todos nos afectan por igual, depende de dónde estemos en el camino.

Estas emociones no son ni buenas ni malas, son adaptativas, nos ayudan a seguir adelante, a sobrevivir, y nos acompañan hasta el despertar. Lo mejor entonces es que seamos conscientes de por qué están ahí y de cómo las estamos utilizando para tapar lo que no queremos en nuestra vida o para avanzar en el camino.

La alegría, por ejemplo, no es indicativo de que todo vaya bien. Si la utilizamos como refugio, puede manifestarse en euforia, ansiedad, en que seamos unas personas muy mentales, o estemos muy en las ideas y poco conectados con la realidad y con el suelo.

La rabia, por el contrario, no tiene por qué reflejar nada negativo. Cuando queremos avanzar en el camino, la podemos utilizar para que nos de coraje, fuerza, determinación, capacidad de lucha, etc.

Con la tristeza podemos intentar manipular la situación buscando deseo de aprobación, reconocimiento, necesidad de que nos quieran, etc., en vez de afrontar la vida como es en ese momento.

Y otras actitudes combinan varias emociones como la culpa que puede suponer por ejemplo una mezcla de rabia con tristeza. O la resignación que puede ser una mezcla de tristeza con miedo, etc.

Otro ejemplo de cómo podemos utilizar las emociones para avanzar puede ser la aceptación desde el empoderamiento. Entonces estamos aceptando que sí hay cosas que podemos hacer y que hace falta que nos movamos. Aceptar entones no consiste en no cambiar, sino que implica empoderamiento desde la aceptación de la realidad actual pero cambiando cosas para avanzar en el camino.

La aceptación puede servirnos también como refugio por un dolor inevitable y nosotras podemos elegir que no haya sufrimiento. Entonces afrontaremos el dolor desde la aceptación y no nos supondrá resignación. En ese aceptar hay paz. Asumamos que la resignación descontrolada impacta en el empoderamiento, la aceptación, la honestidad, etc.

Otro ejemplo es la empatía. Tener dificultades en las relaciones sociales, por no ponernos en el lugar de los demás, nos puede causar a la larga sufrimiento si acabamos refugiándonos tras alguna emoción en vez de trabajar la causa del problema.

Identifiquemos nuestras emociones a través de nuestros deseos: la tristeza implica deseo de aprobación; la rabia, deseo de control; el miedo, deseo de seguridad; y la alegría deseo de ser únicos. Y seamos conscientes de lo que estamos haciendo para seguir sufriendo escondidos tras esa emoción, en vez de ser nosotros mismos con todas las consecuencias.

Lo importante es que por el camino de la vida vayamos despertando y dejemos de utilizar las emociones para escondernos. Así disfrutaremos de nuestros sentimientos desde la libertad.

Para ser libres solo hace falta respirar y estar vivos. Sin más.

#anayany
#amorinfinito
#vidafeliz
#aceptarlareali

A MI MADRE

Haiku para el Día de la Madre.

«Tu alma y la mía,
juntas eternamente,
hoy y siempre, ma.» Poemario PAS. Any Pascual.

Te amo, te amo. Te amo. Gracias, gracias. Gracias. Lo siento, lo siento. Lo siento. Perdóname, perdóname. Perdóname.

Madre, necesito sanar a tu lado para poder vivir mi propia vida en armonía.

Eres el canal que elegí para vivir esta experiencia física. Te escogí porque eras, eres y siempre serás perfecta para mí. Gracias, mamá, lo haces estupendo.

He vivido demandando amor constantemente, porque se me había olvidado que yo soy amor continuo. Intenté de todo para ser amada… Tanto, que me perdí a mí misma y en mi amor interno.

Hoy estoy decidida a consolar y sanar a mi niña herida.

Me he conectado nuevamente contigo porque es a través de ti que me conecto de nuevo con la vida y con toda mi fuerza interior.

Doy gracias al gran espíritu por poder ver a la mujer que eres sin juicios, poder ver todas tus decisiones sin juicios y poder aceptarte tal y como eres sin que me duela.

En la medida que te acepto, me reconcilio conmigo misma, porque tú eres la semilla de donde he nacido, crecido y la que me permite desplegar todo mi potencial.

Mamá, tú y yo somos una.

Yo no soy más grande que tú por lo que no debo sentenciarte. Tú eres el mar y yo el río que nace de ti.

La vida y la madre son más grande que uno y ante ello solo queda aceptar y rendirse con la mejor disposición. Y así lo hago ahora.

Esto es un trabajo interno en el cual cada día te acepto en mi corazón con todos tus defectos y virtudes. Sin expectativas. Sin esperar que tú cambies, ni que lo veas, ni me lo reconozcas. Lo hago por mí y por toda mis relaciones.

Te honro y te respeto tal y como eres. Gracias por darme la vida. Honro tu vida tal y como ha sido. Honro mi vida tal y como es.

No me quedo atascada en resolver los problemas, te dejo con tu propias cargas, porque sé que tú estás en todas las circunstancias que ha elegido el destino para tu vida.

Me libero de todas tus cargas que no me corresponden y quedo liberada para enfocarme en mi vida, en mis proyectos, en mis anhelos. Veo más allá, mi niña interior empieza a calmarse, aunque siga conscientemente sedienta de amor, cariño, reconocimiento, aprobación y atención.

Desarrollo mi amor propio y así mi corazón se llena de júbilo.

Sano cuando dejo de querer cambiarte. Mi energía está enfocada en responsabilizarme de mi vida. La vida que me pertenece.

Puedo alejarme de tu vida, pero no de tu corazón.

La madre y la vida van unidas, no existen la una sin la otra, tomar a la madre es tomar a la vida sin juicios y sin tapujos, es un Sí a la vida, es un Sí al cuidado, a la nutrición, a la ternura, a la amabilidad. Es un Sí hacia un amor más grande por mí misma.

Te prometo que voy a ser una persona feliz, que voy a amarme más que a nada en este mundo y voy a disfrutar de mi vida al máximo. Que siempre voy a rodearme de personas que me amen, me respeten, me valoren y me den mi lugar. Que creeré en mí y seré consciente de lo hermosa, talentosa y maravillosa que soy. Que voy a hacer mis sueños realidad desde mi más grande gozo, libertad, pasión y aprecio. Que viviré en abundancia, conectada con mi guía interior, tomando las mejores desiciones para mí.

Tomo la Vida. Te honro y te bendigo, madre. Y estoy lista para cambiar la historia de todo nuestro linaje.

Madre, me siento feliz de ser quien soy, me amo con todo mi corazón y disfruto inmensamente de estar viva.

Gracias por traerme a este mundo maravilloso mundo amoroso, colorido y lleno de oportunidades para aprender.

Te amo, hoy y siempre.

#anayany
#amorinfinito
#vidafeliz

LIBROS, LO QUE QUIERO DECIR EN SU DÍA, MI POEMA LITERARIO por Any Pascual.

“Lee los libros que amarías haber escrito y luego escribe el siguiente libro que amarás leer. Esa es la receta verdadera para la autosatisfacción literaria.” Any Pascual.

Todos los humanos que nos consideramos “bibliófagos», «bibliómanos», «bibliófilos”, es decir, aquellos a los que nos apasiona comprar libros y leerlos, devorándolos cada día, y lo hacemos por gusto, sabemos sin lugar a dudas lo verdadera y certera que es esta frase: “Los libros nos hacen viajar sin movernos, los libros abren ventanas cuando las puertas se cierran”. O, como mínimo, hemos dicho alguna de las muy usadas y siempre valiosas alternativas válidas a este respecto.

Pues, con ese pensamiento en la mente, en estas líneas me propongo reflexionar sobre la causa.

No se necesita obligatoriamente ser un escritor para leer, pese a que añade muchos nuevos matices. Sin embargo, los escritores, sin apenas excepciones, somos voraces lectores por vocación propia.

¿Por qué hay tantos millones de personas que preferimos leer, existiendo, por orden cronológico, la radio, la televisión, Internet y los vídeos de Youtube? ¿Por qué nos gustan tanto los libros en papel?

Cada persona tendrá sus propias respuestas. Estoy convencida. Ahora mi meta es contar las mías.

Desde mi nacimiento tengo limitaciones físicas, como ya todos sabéis, y mi madre me hizo el mejor regalo del mundo: me abrió todas las puertas, que para alguien como yo estaban cerradas, mental y materialmente, y me dio unas piernas hechas de millones de hojas de papel; me enseñó a leer.

Desde entonces, la lectura me parece la segunda enseñanza más importante, únicamente tras el bendito arte de hablar para comunicarnos.

Nunca me ha gustado estar con otros niños, por una parte no compartíamos muchas variantes del desarrollo, en algunas yo estaba más avanzada, mientras que en otras, simplemente, no les alcanzaba. Así que no encajaba en mi edad. Eso era todo.

Sin embargo, cuando mis padres crearon unos libros caseros, descubrimos que yo era imaginación. Pura, mucha pura imaginación.

Entendía todo lo que leía, en los mismos momentos en que no comprendía a las personas. Mi primer amigo, sinceramente, el primer amigo de verdad, escogido, que tuve, fue el protagonista de una saga de novelas infantiles. Tal vez eso explica algunas cosas de ahora…

Y ya nunca me detuve. Era más fácil leer libros que enfrentarme a las incomprensibles personas.
Para las personas sensibles y/o mentales, la frase anterior es exactamente lo que pensamos.

«Los libros explican. Explican sentimientos, motivaciones, pensamientos y causas que no se saben.
Los libros ayudan. Ayudan a plasmar con una de las toneladas de palabras nuestro mundo interno.
Los libros enseñan. No solo los de no-ficción; las novelas son muy ilustrativas, porque describen.
Los libros empatizan y crean empatía. Siempre existe un escritor o personaje similar a ti mismo.
Los libros gritan y susurran. Sirven de altavoces y de chismorreos. Hay para cada sentir.
Los libros plantan y cultivan. Plantan ideas, cultivan reflexiones, y cosechan formas de ver y vivir.
Los libros dan voz a quienes no la tienen.
Los libros dan esperanza a quienes de ella carecen.
Los libros son palabras para quienes las pierden.
Los libros son la tecla de comando de la mente despierta.
LOS LIBROS SON LAS HERRAMIENTAS DEL AMOR PARA LLEGAR A TU PUERTA» (Continúa al final).

Siendo una escritora desde hace años, veo el otro lado.
¿Conocéis el término fanfiction, fanfictions, fan fiction, fanfic, fics o ficción de fans?

Escribir un libro, de cualquier género, es una experiencia retadora, que cambia a cada persona. Escribiendo se desarrollan muchas capacidades: la de plasmar, la de concretar, la organización, el orden, la empatía, la objetividad o subjetividad (depende), la concentración, la comprensión, la asimilación de conceptos, la inclusión, la imaginación, la valoración y ponderación, el agradecimiento, la síntesis…

Los libros se necesitan. Y los libros responsabilizan. Los libros son herramientas, como cuchillos. Cada persona puede usar un libro de miles de maneras. Pensad en “El Capital”, o en “La Metamorfosis”. Para mí “La Odisea”, o “La Eneida”, transmiten y cuentan algo significativamente distinto de lo que entiende la mayoría de las personas.
Exactamente como ocurre con un tuit o la televisión, cualquier libro tiene una difusión maravillosa.
Una opinión expresada en un libro puede cambiar los gustos o las afiliaciones de mucha gente.
Un tratado puede estar a favor (o en contra) de las armas, y desembocar en (o frenar) una guerra.
Los creadores de contenido debemos responsabilizarnos del contenido creado. Los autores somos responsables de las opiniones que escribimos en los libros, de los hechos que narramos.

Si un libro provoca que se ame o deteste a un colectivo, el autor es corresponsable con el individuo.

Por otro lado, respondiendo a la segunda cuestión, los libros físicos, los libros en papel, cuentan con muchos atractivos para los lectores de mi generación (aunque tal vez no para los niños más jóvenes de ahora).
Primeramente, no son electrónicos, y por lo tanto, no cansan la vista, ni transmiten ondas.
Además, se pueden personalizar con marca-páginas propios.
Se pueden tocar, y pasar las páginas es fascinante, en general.
Cuentan con portadas coloridas, y diferentes tamaños y pesos.
Se pueden colocar marcadores y post-it de diferentes colores que se ven a simple vista.
Se pueden situar en una librería ordenados de formas distintas, y son fotogénicos.
Prestarlos y regalarlos es posible, y más factible que en los digitales.
Hay posibilidades de que sean dedicados personalmente en las propias páginas durante las firmas.
Su olor es el más genial del mundo, adictivo.

Y punto, ningún lector habitual discute esto.

Esto no siempre puede lograrse, hay países a donde determinados libros no llegan, no se venden, Todos los lectores, todos, quieren al menos su libro favorito en papel, aunque no lo puedan pagar.

«Los libros son aprendizaje.
Los libros son visión.
Los libros visten al mendigo de traje.
Los libros transmiten la sutileza de la emoción.
Los libros calman el ansia del lenguaje.
Los libros sanan las penas del corazón.
Los libros simulan el ritmo del oleaje.
Los libros acumulan nuestra pasión.
Los libros se basan en pura sensación.
Los libros nos sacan de casa, siempre de viaje.
Los libros valen mucho, por alguna razón.
LOS LIBROS NO SALEN DEL ESCRITOR; SU MENSAJE, DEL UNIVERSO LA CANCIÓN».

Autora: Any Pascual.

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CUESTIÓN DE PALABRAS

“Las palabras tocan nuestros corazones. Son las que, más que ninguna otra cosa, nos hacen seres humanos y pueden manifestar todo un Mundo dependiendo de la intención con las que sean dichas.” Any Pascual.

Existen dos tipos de palabras y por lo tanto dos clases de conversación y en último término de comunicación: las palabras-alimento y las palabras-basura.

Dependiendo de cuál usemos, lo que nos digamos unas personas a otras cambiará radicalmente, y también cómo lo digamos. Así que es necesario ser conscientes y saber si las palabras con las que nos comunicamos alimentan o son basura que acumulamos sin decidirnos a tirarla al contenedor.

Las palabras-alimento, como su nombre indica, son palabras que nutren, que construyen, que informan, son palabras positivas y al mismo tiempo son mucho más que mero positivismo, pues generan una comunicación en la que se aprende algo nuevo, en la que se comparten ideas y en la que todo el mundo está deseoso de ser alimentado y alimentar gracias a ellas.

Las palabras-basura son exactamente lo contrario y hay dos clases.

Una es lo que podríamos llamar palabras “comida rápida”. Cosas que se dicen solo por conversar, por llenar el hambre que genera el silencio y que ni son positivas ni nos aportan nada. Muchas veces, aunque no todas, estas palabras comida rápida, son palabras negativas y se utilizan también para hablar de lo que pasa en el mundo exterior, o en el interior de otras personas que no están presentes, y que no nos gusta.

Muchos de los canales de noticias, los grupos de RRSS o los programas de tv utilizan estas palabras de comida rápida cuando se quedan sin información verdaderamente útil.

El otro tipo de palabras-basura son aquellas que en cierto momento sí fueron palabras alimento, o que de haberse “conservado” mejor (de haberse dicho con otro tono o en otro contexto) sí hubieran alimentado, pero que por lo que sea se han podrido.

Estas palabras acaban generando un olor horroroso y la mayoría de la gente, al contrario que con la basura física, las deja ahí en un rincón de su mente, envueltas por capas de bolsas-ego, para que no se desparramen por todo el lugar y llenen con su olor y podredumbre zonas que en apariencia están limpias.

Lo más sano es obviar esta clase de palabras, y retenerlas solo momentáneamente en unas bolsas-ego de una única capa biodegradable (de fécula de patata por ejemplo), para que podamos seguir funcionando en la situación en las que estas palabras se han generado. Y después, lo antes posible, a solas, separar esa basura y tirarla al contenedor correspondiente: falsas expectativas, poca autoestima, críticas destructivas, las preocupaciones, el “¿qué dirán?”, etc. Y también las cosas más crudas, las que han estado pudriéndose en la “nevera” durante años y por una causa u otra ahora debemos afrontar: viejas rencillas familiares, insatisfacción laboral profunda, el miedo a no ser suficiente…

Y así, siendo puntualmente optimistas, esperar que eso se vaya desintegrando poco a poco y limpiar toda nuestra casa-mente para generar un entorno en el que esas mismas palabras-basura tengan cada vez menos potencia, “huelan” cada vez menos. En el que las palabras-basura estén compuestas mayormente de “residuos orgánicos” que sirven, con un gran trabajo y mucho tiempo, de introspección para hacer compost y así al final, casi sin darnos cuenta, esas cosas que nos dolían, tras un tiempo y mucha alquimia, se trasformen en la siguiente comida deliciosa sacada de nuestro propio huerto, que tenemos frente a nosotros, nuestro corazón.

Siempre hay esperanza para las palabras basura, porque lo que es basura o alimento también cambia dependiendo de la persona y sus circunstancias. Saber que ahí afuera existe la palabra-basura, nos ayuda a apreciar lo rico que está la comida de verdad, viva, real, orgánica; vivir, pensar y decir desde el amor, la felicidad y la paz común.

Distinguir las palabras-alimento entre todas las palabras-basura nos ayuda a verlas y a atraerlas más y así nuestra alimentación mental proliferará de un modo consciente.

Alimentemos también con las palabras, porque así crearemos un Mundo lleno de armonía y amor con nosotros y la naturaleza, y también entre nosotros.

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RESEÑA “A DOS METROS DE TI”.

Por Any Pascual.

“Necesitamos estar cerca de las personas a las que queremos tanto como el aire que respiramos” R.L.

“A dos metros de ti”, escrito por Rachael Lippincott, es definitivamente uno de mis cinco libros favoritos, alternando de vez en cuando su posición con “El Alquimista” de Coelho.
Probablemente a algunos de vosotros os recuerde a algo el título; han hecho una adaptación a la gran pantalla en el 2019. Sí, así de conmovedor es. Puede que ya sepáis su argumento de base.

Por si no lo conocéis, es importante señalar antes de exponerlo que, aunque superficialmente pueda parecerse al superventas “Bajo la misma estrella”, es diferente y a mí me tocó mucho más profundo.

Esta es una historia de amor en condiciones difíciles, protagonizada por adolescentes, que pienso que todas las personas deberían leer, independientemente de sus gustos o edad, para concienciarse.
Y también es el libro publicado (y escrito por otra persona) que más tiene que ver conmigo, de los que he leído y/o conozco.

Asimismo, es una historia sobre una cosa que conozco bien, por experiencia propia (y que incluso menciona una experiencia que he tenido y sufrido, polipectomía nasal): la Fibrosis Quística.

Este es un libro polifacético, que se puede leer desde muchas perspectivas, dependiendo de las experiencias del lector.

Durante toda la lectura, tuve dos reacciones complementarias simultáneamente. Por un lado, estaba con el corazón encogido (metafórica y físicamente, pues el pecho me dolía debido a mis pensamientos de angustia), por lo que les ocurre a los protagonistas, Stella y Will, durante el desarrollo de la novela. Y por el otro, un agradecimiento muy intenso y valioso hacia mi familia, mi propia vida y mis circunstancias, por estar sana y en casa, con mis padres. Tengo Fibrosis Quística, y vivo feliz con mis circunstancias controladas.

Stella y Will me han enseñado muchas cosas. Lo admito: me obsesioné hace años subconscientemente con la Ley de la Atracción, y ello causó que prefiriera centrarme en lo positivo y nunca, si se puede evitar, pensar o hablar de las cosas que no son positivas (he hecho un trabajo personal al respecto: solo menciono cuál es mi inclinación, mi decisión subconsciente en un primer momento). Por ello, siempre había evitado hablar de mi Fibrosis Quística cuanto era posible, y desconocía, por propia iniciativa, aspectos poco prácticos y útiles en mi caso. Si soy sincera, temía todos los “quizá” o “mejor evitar”, y temía completamente definirme (también que otras personas me definieran o pensaran así de mí, pero sobre todo yo misma) como alguien que tiene un diagnóstico, y aún tenía más terror de que fuese en algo tan aparentemente crudo como la FQ.
Esta historia me ayudó muchísimo, tanto como no os podéis imaginar. Me ayudó a saber, aunque fuera aproximadamente, cuál es uno de los peores escenarios posibles para los que tenemos FQ. Me ayudó a perder el miedo a la operación menor de pólipos a la que me sometería (lo leí semanas antes y otra vez la noche previa, por completo, mientras comía lo último antes de las 12 horas de ayuno). Sabía que, por muy mal que pudiese ir, incluso en el absolutamente terrorífico caso de que ocurriese que parte de mis pensamientos me recordaban a cada minuto, siempre sería mejor que la vida de Will y que la rutina hospitalaria de Stella.

Me ayudó a comprender cómo es la vida de alguien “normal” con Fibrosis Quística, alguien que no ha tenido las herramientas que tuvimos a nuestro alcance nosotros como familia y yo como alma. Y me enseñó las (necesarias) normas y trabajo para mantener unos pulmones sanos en una situación de riesgo.

Creo que este libro es un imprescindible para cualquier persona con FQ, y para muchos en la situación actual.

Por la pandemia que vivimos se nos está diciendo que nos quedemos en nuestras casas (haced caso, quedaos) y que, si tenemos que salir (a hacer la compra o a la farmacia, o incluso para sacar mascotas) mantengamos SIEMPRE una distancia mínima de un metro con las otras personas.

Pues bien, lo que propone esta novela, escrita hace ya tiempo, antes de todo esto, es que, por seguridad, por la seguridad de los vulnerables, por la seguridad de los que tenemos afecciones respiratorias, por la seguridad de los muchos que somos población de riesgo, estemos a dos. Siempre, estemos “a dos metros, de ti”. Y si tenemos que medir la distancia entre nosotros con palos de jugar al billar, ¡Adelante!

¡Viva Stella! ¡Viva Will!

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