“Solo hay un bien, el conocimiento. Y solo hay un mal, el desconocimiento”. Odile Fernández.
Nosotras tratamos de equilibrar, armonizar y energetizar nuestro ser a través de los alimentos y también nutrimos el cuerpo físico respirando, bebiendo y siendo felices, para alimentar nuestros pensamientos, nuestro ánimo y el alma.
No comemos por supervivencia, por placer, por pertenencia a un grupo… comemos con el objetivo consciente de optimizar nuestra vida, equilibrando el hambre física, emocional, mental y espiritual. Una vez que tenemos afortunada y saludablemente satisfecha el hambre física, viajamos por los diferentes tipos de hambre para que todos estén satisfechos. Miramos hacia el interior, hacia que necesita como alimento nuestro cuerpo emocional, espiritual y mental.
Aprendemos a diario para que nuestros pensamientos rápidos no dirijan nuestras vidas, según unas normas y sistemas establecidos por otros, y no nos dominen las creencias en blanco o negro.
Nos centramos en las sensaciones que nos envía el cuerpo, en nuestro instinto, y facilitamos que el resto de hambres sean nutridas.
Sabemos, por nuestra experiencia en Parálisis Cerebral, que los cambios saludables en el cuerpo físico son muy lentos y que es cuestión de paciencia si queremos conseguirlos. Nosotras hemos tenido que estudiar mucho para entender que el proceso de avance de Any a nivel físico tiene que ser necesariamente lento. Un avance rápido puede suponer un desequilibrio inaguantable.
A los cuerpos emocional y espiritual nadie nos ha enseñado cómo alimentarlos, por eso nos dan miedo, por lo desconocido. Y a veces no los queremos conocer bien, porque entonces pesan mucho. Lo que nosotras tenemos claro es que no utilizamos la comida para alejarnos de ellos, inhibirlos, taparlos…
Nuestra mente, la torre de control, está llena de información y es rápida como un cohete. No nos deja tiempo para reflexionar, porque ya está en otra cosa. Así que nos paraliza o nos confunde con todas las posibilidades. Conocer nuestra mente alimenta nuestro cuerpo.
Como vivimos desde el corazón, buscamos alimentarnos con equilibrio, moderación y sin extremos.
Damos importancia a cómo ingerimos los alimentos: texturas, colores, sabores, sensaciones, energías, temperaturas… para alimentar a todos nuestros cuerpos y órganos vitales, al mismo tiempo que somos conscientes de otras necesidades que también nos nutren.
Nuestro cuerpo físico necesita descanso, respirar, movimiento, lavarnos, que vayamos a terapia, etc., que son también alimentos.
Nuestro cuerpo emocional necesita que nos escuchen, nos ayuden, nos acompañen, etc. Y un medio de eliminación de la basura acumulada. Porque nosotras somos las creadoras de nuestras emociones, no los demás. Necesitamos amor propio, ver el amanecer, el olor de los pinos, música…
Para el cuerpo mental buscamos tranquilidad, silencio, relajación, visualización… Calmamos la mente y aquietamos nuestros pensamientos con ejercicio físico, bailar, cantar, etc. Porque cuando el cuerpo se cansa la mente descansa.
Y el cuerpo espiritual lo alimentamos siendo conscientes y agradeciendo, orando y meditando. Tenemos que elevar nuestra vibración como seres de luz que somos, seres energéticos. Descodificamos nuestra alimentación, para que nuestro campo áurico esté equilibrado.
Nosotras somos conscientes de que los cuatro cuerpos tienen que formar un equipo para vivir en PAZ desde el AMOR y ser FELICES. Amarnos y amar a los demás está muy relacionado con lo que comemos a todos los niveles.
Alimentar todos nuestros cuerpos siendo conscientes de nuestras acciones y relaciones es muy importante.
Tenemos un cerebro en la cabeza y otro en el intestino y ambos están conectados. Esta conexión es muy importante para que nuestros neurotransmisores funcionen bien, como la dopamina o la serotonina. Estas controlan nuestro estado de ánimo, nuestro comportamiento, y depende también de la calidad de nuestro sistema digestivo. Por su lado, cada órgano corporal tiene una emoción diferente, y según cómo comamos, nuestros órganos estarán más o menos saludables: mucha proteína nos hará estar irascibles y coléricos; etc.
Peso, barrera de toxinas, síntesis de vitaminas, formación de neurotransmisores, defecación, absorción de nutrientes, estado de microbiota… todo está basado en la conexión entre nuestro sistema digestivo y el cerebro. Por lo tanto nuestra consciencia depende también de los alimentos que ingerimos, la calidad de la microbiota que tengamos y de la absorción correcta de los nutrientes para nuestro cerebro.
Por eso nosotras no intoxicamos nuestro cuerpo con alimentos “sucios” que nublan nuestra vida y nos pueden hacer confundir la falta de voluntad con el no poder hacer algo… Nada de comida ultra procesada, azúcar, carbohidratos simples, gluten, leche, exceso de proteína, aditivos, etc. Evitamos los antinutrientes (trabajo externo) y favorecemos la asimilación de los alimentos (proceso interno).
Nuestras Hormonas, Sistema Digestivo y Sistema Nervioso van de la mano. Necesitamos comida saludable, higiene en nuestra vida y aprender a gestionar nuestros recursos y distinguir si necesitamos comer mejor, o saber que aunque comamos de forma saludable necesitamos un abrazo, salir a dar un paseo, desconectar… Todo es alimento. Y descansar durante la noche también es importante para nuestro sistema. Para nosotras es tan simple como hacer un ayuno 16/8. Un ayuno físico, pero también emocional y mental.
Sensibilidad salutogénica, amor infinito y consciencia ecológica a la hora de alimentarnos.
Aprendizaje: Nutramos nuestro ser.
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